jueves, 28 de junio de 2012

EL URUGUAY COMO LA ARGENTINA - HACIA UNA NARCO DEMOCRACIA



(Publicado en la revista Políticamente Incorrecto)
Por Patricio Videla Balaguer

La marihuana y sus efectos
Es sabido que la marihuana causa daños cerebrales irreparables, altera la percepción, la atención, la concentración y la memoria, además de afectar seriamente la voluntad. El consumo cada vez más frecuente entre adolescentes es la causa del altísimo fracaso escolar. Esta droga, en Europa y EE.UU, ha dado paso al consumo de la heroína, y de toda clase de alucinógenos.
Los cigarrillos de marihuana contienen 50% más de agentes cancerígenos que el cigarrillo. Tres cigarrillos de marihuana equivalen a 20 cigarrillos de tabaco. La adicción a esta droga -llamada eufemísticamente blanda-  no se ha podido reducir en los EE.UU, generando ingentes gastos en salud al estado. Situación que se repite en el Uruguay como en otros países de la región, con el aumento del consumo de drogas.

Una “propuesta progresista”
Conociendo las incoherencias de estos administradores de los designios del poder mundial, no nos hemos querido detener a analizar los dichos del presidente Mujica con respecto a la despenalización de la droga. Con el concepto central de victimizar el vicio y  favorecer la venta, nos basta. Porque no es distinta la posición del presidente uruguayo a la de todo el arco “progresista” argentino, -de oposición y oficialista- reunido en el Acuerdo Para la Seguridad Democrática, en nuestro país.
La izquierda revolucionaria, hoy devenida en progresismo, lo único que puede producir es degradación social y cuando sean reemplazados van dejar una sociedad de desechos humanos, mientras paradójicamente predican sobre los derechos humanos como cobertura ideológica. Las pruebas están a la vista. Afectos a la cultura de la muerte, maltusianos al fin, solo pueden combatir la pobreza matando pobres, con la droga, con el aborto y con la delincuencia
No les importa -al progresismo uruguayo- el aspecto de muchos jóvenes “limpia vidrios” que uno ve cotidianamente en las paradas de semáforos en Montevideo, vivo reflejo del avance de la droga entre los más pobres. No les importa tampoco el aumento diario de la delincuencia en todas las ciudades y pueblos uruguayos dinamizados por el consumo de todo tipo de estupefacientes, con la correspondiente cuota de violencia y muertes que esto  genera. No les importa tampoco en definitiva, la degradación moral que esto produce en la sociedad y en los sectores más desprotegidos, como son los pobres y los jóvenes.
Funcionales al Poder Internacional del Dinero hoy acompañan al financista Soros en esta locura de la despenalización de la marihuana. En el caso del Gobiernos Uruguayo, en la propuesta, no solo hay despenalización, sino que el mismo estado va a ser el proveedor de marihuana. El gobierno va a comprar a los narcos, va a vender y  a atender a los adictos. O quizás también se transforme en productor y narcotraficante. El pueblo oriental se va a tener que hacer cargo del vicio de los adictos a través del Estado.
Mientras tanto los liberales argentinos elogian al gobierno del Frente Amplio, ponderan su seguridad jurídica –tan importante para el dinero mal habido depositado en los bancos- el que no haya retenciones  agrícolas, y que se pueda exportar e importar libremente. Turistas en Colonia y Punta del Este, confunden su propio bienestar con el del Pueblo Oriental, que padece necesidades y que está siendo vaciado culturalmente por el post-comunismo. Un eufemismo como el socialismo del Siglo XXI, cuya fórmula es capitalismo hoy, marxismo-leninismo, mañana.

Como en la Argentina.
Hasta ahora, el narcotráfico se venía consolidando de forma silenciosa en la Argentina gracias a la corrupción imperante. La aparición del “paco” ha sido la primera alerta de que Argentina no era un lugar de paso, como le hemos escuchado decir al hoy senador Aníbal Fernández, ya que la  Argentina ocupa hoy los primeros puestos en América Latina en el consumo de cocaína.
Todo lo disfrazan con ideología, pero en realidad solo son funcionales al crimen organizado, cuando no socios y en esto incluimos al grueso de la oposición que ha encontrado aquí un punto de encuentro con el oficialismo en el “Acuerdo para la Seguridad Democrática”.
Así las cosas acá, en esta orilla, ya hemos visto los primeros actos de violencia entre carteles narcos extranjeros. La droga no solo mata silenciosamente donde se establece, sino que inevitablemente emplea la violencia. Mercaderes de la muerte, terminan siempre matando para manejar un negocio que les permite controlar a la sociedad y desafiar al estado. La violencia en este tipo de delincuentes es siempre compulsiva.
Mientras tanto el Estado Argentino, renuncia al empleo de la fuerza legítima para defender a la Nación, dejando inerte a la sociedad. Existe un interés pernicioso y común,  en la desarticulación del sistema nacional de seguridad y de  defensa, entre el gobierno, los narcoterroristas, la oposición, las organizaciones sociales de izquierda y todo el arco progresista.
No es nuevo que tanto Verbitsky, Arslanian, Gil Lavedra, Diana Conti, Luis D’Elía, Pérsico, Nilda Garré, Alfonsín, –por nombrar unos pocos-  coinciden en el ataque permanente a las FFSS y FFPP, quitándoles funciones, quebrando el principio de autoridad dentro de las fuerzas, alentando la corrupción interna y utilizándola a su vez para realizar purgas interminables.
Por eso no es de extrañar que después de la visita de la senadora uruguaya, Lucía Topolansky-esposa de José Mujica- hayan surgido este tipo de ideas de “avanzada” hacia la despenalización de la marihuana.  Como así también la idea de adoctrinar a la tropa en las FFAA. Todo va de la mano.

El Narco Tráfico debe ser combatido.
El narcotráfico debe ser combatido en la producción, en la comercialización y en el consumo. Si hay narcotráfico, en definitiva es porque hay consumo. Las sociedades de los países enfrentan una guerra que se debe asumir con todos los recursos del estado en sus tres aspectos, cultural, político y militar. Estamos frente a una nueva forma de esclavitud y dominación de nuestras naciones, mucho mayor que todas las que hemos venido soportando.
Lo que viene sucediendo en México, no solo es un anticipo de lo que puede suceder en el sur del continente, sino que, además, va a abrir las puertas a un nuevo intervencionismo  extranjero, frente a estados fallidos por su incapacidad de asegurar el orden y el bien de la población, o por considerarlo parte de los nuevos imperios transversales: narcotráfico, tráfico de armas, lavado de dinero, terrorismo.
En esta lucha se juega la existencia de nuestras naciones como Estados Soberanos.
Nuestro pasado lo exige.
El dilema sigue siendo: Patria o Colonia.
Abrir las puertas al enemigo, es un acto de traición.
Patricio Videla Balaguer

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