A raíz de las sucesivas inundaciones que hace tiempo se han producido en las provincias de Chaco, Formosa, Salta, Tucumán, que los técnicos atribuyen en un 90% a las necesarias obras públicas no realizadas, pero siempre prometidas cuando llega la época de las elecciones.
Las pobres familias que soportan perder lo poco que tienen, lo único que les sobra son las mentirosas promesas de los políticos y gobernantes, en algunos casos desearían emigrar a otros lugares con mejores perspectivas.
Tenemos que partir de un dato real, que está a la vista de todos: la extraordinaria cantidad de provincianos obligados a dejar sus provincias para vivir entre el barro, la mugre, la suciedad de las villas miserias de Capital y el Gran Buenos Aires. Esa situación, esa emigración es de todos los días, ocurre hoy, 2008.
¿Por qué ocurre esto en 2.008?
Las provincias están en manos de familias autoprogresistas, que por generaciones han dominado la política local como buenos unitarios, gestionando dádivas del Unicato, embolsando una parte y regalando a sus paniaguados el resto. La juventud emigra en busca de otros horizontes, comenzando por el estudio. Los mayores y los viejos se vienen tras las sobras de la Capital y el conurbano.
Ya tienen un manual, donde lo primero es ubicarse en alguna villa, lo segundo es conchabarse con el puntero político o el piquetero que reparte las bolsas de comida, los planes sociales que permiten vivir sin trabajar, lo tercero estar pronto a engrosar una manifestación para cortar avenidas, puentes o rutas, tendrá un cartel, un palo y un pasamontaña, no se asuste: a Ud le pagan para entorpecer el paso a los que van a sus trabajos. Cuarto, en estas organizaciones no existen lealtades ni amistades, es una escalera y hay que subir sin importar a quién se pisa, por ello es necesario saber si conviene seguir al explotador actualo conviene hacer un borocotazo y cambiar de bando.
Esta es una realidad triste y vergonzosa, pero de la que todos los políticos se valen, ojalá la sociedad argentina se incline por elegir ciudadanos honestos, que los hay en abundancia.
