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lunes, 17 de agosto de 2009

LA VERDAD SOBRE "LA NOCHE DE LOS LÁPICES



En la foto: Cartel de propaganda de la película. Esta nota se basa en información recibida de fuentes propias, y las afirmaciones responden a lo consignado por las fuentes, buscando reconstruir la historia del pasado que hoy es utilizada como parte de la educación en Argentina.

Por Emilio Nazar Kasbo


Durante el gobierno del General Juan Domingo Perón, el día 1 de mayo de 1974 hubo un conflicto con los Montoneros, que se retiraron de la Plaza después de que el Presidente los calificara de "estúpidos imberbes". Los Montoneros ya habían asesinado a José Ignacio Rucci.
Contexto histórico
Los estudiantes estaban divididos, y muchos se sentían como traicionados por Perón. Entre los diversos grupos estudiantiles secundarios y universitarios se contaba a los Montoneros, la Juventud Guevarista, la juventud Socialista, la Federacion Juvenil Comunista, la Juventud Franja Morada de la Coordinadora Radical y el Grupo de Estudiantes Socialistas Antiimperialistas que respondian a la Union de Estudiantes Secundarios (U.E.S.) de la ciudad de La Plata. Según nuestras fuentes, hay un libro que detalla estas circunstancias, titulado "La Noche de los Lápices".
Según dicha bibliografía, los grupos de estudiantes que estaban politizados e ideologizados, desarrollaban una intensa actividad conspirativa y violenta, agitando el ambiente en colegios secundarios. El estudio era algo accesorio, y desde su condición de menores de edad y de estudiantes lograban cierta impunidad.

En la foto: María Estela Martínez de Perón, quien afrontó el problema de la subversión tras la muerte del Presidente, su esposo.

Boleto Estudiantil
La UES tenía como bandera el conseguir un "boleto estudiantil popular". Esto fue logrado el día 16 de septiembre de 1975, en que durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón se reglamentó el BES (Boleto Estudiantil Secundario), que era gratuito, según las demandas de los estudiantes. Logrado esto, la UES ya no tenía argumentos de lucha, y desde ese momento su actividad revolucionaria se potenció.
Durante el año 1975 y en el primer trimestre de 1976, se produjeron numerosísimos actos de violencia criminal subversivos, incluyendo ataque a las instituciones, ensangrentando al país en el marco de la Guerra Revolucionaria planteada por sectores de izquierda. En ese período, las numerosas organizaciones terroristas produjeron 1.385 asesinatos, siempre en operativos clandestinos que impedía identificar a sus autores.
Fueron atacadas 12 unidades del Ejércitos, centenares de Comisarías, asaltos a numerosos bancos (de donde obtenían sus fondos, además de las extorsiones, chantejes y secuestros), asaltos a armerías en todo el país, asaltos a canteras para obtener explosivos, secuestros pidiendo millonarios rescates...
Vacío de poder
Cada dos días había tres asesinatos de promedio a manos de la subversión, y estallaba una bomba cada cinco horas. Los requerimientos de estos grupos eran dinero y armas para poder continuar con su acción.
La economía sufría una devaluación del 3% diario, encaminándose hacia una hiperinflación, mientras en octubre de 1975 se anunció un elevado ajuste tarifario (pero que no afectaba al Boleto Estudiantil Secundario ya concedido, que era gratuito.
La Unión de Estudiantes Secundarios (UES) había sido creada por Perón, años más tarde se reestructuró y pasó a unirse a la organización terrorista "Montoneros", que ya tenía en su haber miles de atentados con explosivos, crímenes y violaciones, torturas, secuestros y todo tipo de actos subversivos. Los jóvenes integrantes de la UES sabían que formaban parte de esa organización delictiva, y subordinaban su acción a las directivas emanadas de la Conducción Nacional de Montoneros.


En la foto: María Estela Martínez de Perón, y a su derecha José López Rega, a quien se denominaba "el brujo" por la secta que había fundado, mentor de la AAA y de quien se quemaban muñecos.

Estudiantes platenses
En La Plata, los estudiantes secundarios de entre 14 y 16 años que optaban por la participación ideológica (que eran minoritarios), sabían que se estaban involucrado de ese modo en la Guerra Revolucionaria. Aprendieron a usar armas de guerra, fabricar bombas caseras, a organizarse en grupos celulares, hacer pintadas nocturnas con contenidos subversivos contra el Gobierno constitucional de su momento, concretar actos con gran velocidad, ejecutar tareas de inteligencia, transformarse en correos entre células, realizar reuniones relámpago clandestinas, etc.
Sus actividades no eran las propias de adolescentes, ni juegos de niños, al igual que hoy la inseguridad se encuentra potenciada por bandas de menores que tienen de diez a dieciocho años de edad, con capacidad para disparar a sus blancos elegidos.
Estos estudiantes fueron elegidos por la subversión para ser usados como ariete para todos sus actos, bajo la bandera del "boleto estudiantil", haciendo movilizaciones en distintos sectores de la ciudad de La Plata, convocando a distintos grupos juveniles. Sus reuniones eran con la velocidad de un relámpago, sorpresivas, y casi todas acababan con la quema de un muñeco que representaba a José López Rega (quien era fundador y dirigía la "Triple A", Asociación Anticomunista Argentina).
El libro "La Noche de los Lápices" de M. Seoane y HR. Nuñez detalla la personalidad, ideología y actividad de los estudiantes, que más tarde serían mencionados como "desaparecidos".

En la foto: María Estela Martínez de Perón, Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera, quienes la sucederían en el Gobierno tras el Golpe de Estado cívico-militar, forzados por el terrorismo que ensangrentó el país.

La Dictadura Militar
La subversión actuaba en las facultades y en los colegios secundarios. Ya durante la Dictadura del Proceso de Reorganización Nacional, en el mes de agosto de 1976 se produjeron en los colegios algunas pintadas favorables al E.R.P. (Ejército Revolucionario del Pueblo, una de las organizaciones armadas terroristas), sumadas a desórdenes y violencia estudiantil, que fue creciendo paulatinamente.
La lucha por el boleto estudiantil se convirtió en una lucha de carácter insurreccional y político, en coordinación con las organizaciones revolucionarias subversivas.
En los días previos a la denominada "Noche de los Lápices", los Montoneros habían asesinado a 33 personas, hirieron a más de 150, y asesinaron a 8 personalidades. Diez años más tarde, se detalla el episodio de la desaparición de 6 o 7 estudiantes referidos en el libro de Seoane y Nuñez, que luego se convertiría en inspirador del guión de una película con el mismo nombre.
Según menciona el libro referido, nada se ha podido probar ante la Justicia (Cámara Federal). Queda por tanto solamente el testimonio de Pablo Díaz como declaración pública. Ernesto Sábato, corrector literario del documento "Nunca Más", declaró en Bogotá sobre el tema de los desaparecidos que "se habían recibido más de dos mil denuncias, pero la dificultad estriba en las muy escasas pruebas y que la mayoría eran solo testimonios".

Libro y película
El libro se terminó el 7 de junio de 1986, a casi 10 años de los hechos, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Se filmó también una película en base al texto y al testimonio de Pablo Díaz, un militante activo revolucionario del ERP, considerado erróneamente por la prensa como el único sobreviviente.
En la película se presentan los hechos estudiantiles como un reclamo gremial impulsado por un grupo de estudiantes secundarios platenses, y que por reclamar el boleto son secuestrados, maltratados y brutalmente asesinados, convirtiéndose en desaparecidos. Todos, excepto Pablo Díaz, quien luego se transforma en el relator del filme.
La mayor irracionalidad es mostrada en la película, en que un grupo de adolescentes inocentes, que sólo pidieron por un boleto para estudiantes, cayeron en manos de los militares, que eran una máquina de matar, descontrolados torturadores y asesinos (aunque es cierto que también los hubo algunos con estas características). Además, el boleto estudiantil ya era una realidad que habían logrado (esto no es mencionado en la película), entonces ¿cuál es la verdad? ¿cuál era el reclamo?
La película cumple con su cometido: conmover al espectador describiendo acciones horripilantes, pero no es un documento histórico ni puede ser tomada como un relato fidedigno de los hechos.

Cuatro sobrevivientes
El diario Página 12 publicó un reportaje el día 15 de septiembre de 1988 a Emilce Moler. Se trata de una de las sobrevivientes de la Noche de los Lápices. En la entrevista, declaró que "la noche de los lápices se transformó en el estandarte de la dictadura militar, contra los estudiantes".
El referido medio consigna que "Emilce Moler, tiene 39 años, tres hijos y vive en Mar del Plata. Allí fue capturada por ser una activa militante montonera. Sobrevivió para contarlo y no se arrepiente de su pasado".
Este testimonio desmiente que Pablo Díaz sea el único sobreviviente, que su testimonio sea el único, y presenta un relato alternativo que muchos desconocen. Luego, de los 6 desaparecidos, hay dos que han hecho su aparición pública, y que por tanto están vivos.
Emilse fue capturada en la madrugada del 17 de septiembre de 1976, a los 17 años de edad, y militaba activamente en la UES, agrupación de tendencia peronista. Junto a Gustavo Calotti, quien también vive actualmente radicado en Francia, y con otra joven radicada en La Plata, suman así cuatro personas sobrevivientes.
Emilce Moler declaró a Página 12: "teníamos un proyecto político, en relación con los desaparecidos de los secundarios de La Plata. No fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia".
"Pasé algo más de un año y medio en Devoto, hasta que me dieron la libertad vigilada y me dijeron que me vaya de La Plata, debía ser muy peligrosa. Con mi familia decidimos irnos a Mar del Plata", refirió.
“No creo que a mi me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, ademas no secuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella. Detuvieron a un grupo que participaba en una agrupacion politica. Todos los chicos que estan desaparecidos pertenecian a la UES, es decir que habia a un proyecto politico al fin”, concluyó.


No es el único
Según informó el diario Clarín, el 18 de septiembre de 1999 se rindió homenaje en la Escuela Superior de Comercio "Carlos Pellegrini" a "sus 36 ex alumnos desaparecidos entre el 76/78" y se descubrió una placa por el aniversario de la noche de los lápices, donde de siete estudiantes secuestrados, había aparecido uno solo: Pablo Díaz (lo cual, como se ha documentado, no es cierto).
José Luis Calvo, ex militante de la UES, dio un discurso recordando a los que fueron sus compañeros, encontrándose presentes las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora y las Abuelas. Luego hizo uso de la palabra Hebe Pastor de Bonafini, con un discurso contra el sistema democrático y las Instituciones del Estado, e instó a los jóvenes "a rebelarse contra la autoridad y echar por tierra los poderes Legislativo y Judicial en todos los niveles" (La Nación, 18 de septiembre de 1999).

María Claudia Falcone
La Escuela Media N° 7 de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires, realizó un acto en la "Sala B" del Centro Cultural General San Martín, bajo el lema "Los lápices escriben memoria y justicia" (la sala pasó a llamarse María Claudia Falcone, en homenaje a la militante de la Juventud Guevarista de la película). Durante el referido acto, el Secretario de Educación de la Capital Federal dijo que "no puede haber una política educativa sin la política de la memoria".
En el libro de Viviana Gorbatto, titulado "Montoneros, soldados de Menem", el hermano de María Claudia Falcone declaró: “MI hermana no era una chica ingenua que peleaba` por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida”. “Ni mi hermana ni yo militabamos por moda. - Nuestra casa fue una escuela de lucha”.
Ante la pregunta “¿Tu hermana y vos eran montoneros convencidos?”, respondió que “Sí. Nadie nos uso ni nadie nos pago.- No fuimos perejiles como dice la pelicula de Héctor Olivera... En el departamento donde cayo mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Plata”
Además, afirma: "Mi hermana no cayo por el boleto secundario, sino por una patria justa libre y soberana... La gente que tenia la conduccion de un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenia practica politica y militar”.


Militancia ideológica
Por las declaraciones y testimonios relatados, el problema no era el boleto secundario, sino la actuación ideológica dentro de un programa político de la organización Montoneros.
La palabra desaparecidos no significa que sean muertos, pero en el imaginario popular parecen sinónimos. De los 6 o 7 desaparecidos referidos, hay cuatro que han hecho públicas sus declaraciones, por lo que no están muertos. Por otra parte, muchos militantes pasaban a la clandestinidad, eliminando todo tipo de contacto con sus familiares y amigos, para perder su rastro en pos de sus objetivos ideológicos, incurriendo también por propia voluntad en la figura del desaparecido. Todo esto fue parte del horror que vivió la ensangrentada Argentina de la década de 1970.
Los estudiantes secundarios platenses fueron cuadros militantes, actuando bajo las órdenes de los mandos superiores, en una lucha por alcanzar el poder.
En la lista del "Nunca Más", se convierten en presuntos muertos a todos los terroristas, caídos en combate, autoexiliados, muertos, a los ejecutados por sus propias organizaciones e incluso a quienes se suicidaron por la ingestión de la pastilla de cianuro que obligatoriamente debían llevar por si llegaban a ser capturados, igualados con personas que han sido verdaderas víctimas inocentes y que nada tuvieron que ver con organizaciones clandestinas terroristas ni han tenido militancia alguna. Son todas situaciones muy diversas.
La historia de quienes en la década de 1970 fueron jóvenes terroristas caídos por ideales equivocados, acaba siendo más respetada por sus ex contrincantes, que han dicho la verdad, que por los ideólogos que condujeron a las masacres, quienes ahora utilizan a todos los desparecidos, muertos o no, para agitar un odio que a nada conduce.