Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 23 de Junio del año 2011 - 1048
El planteo de los "indignados" de España demuestra que hay una manera de acabar con la tiranía y sus falsos opositores aunque no se tenga el poder militar, ni un partido político y, en el caso de la Madre patria, ni siquiera al rey, que es un tremendo patán.
No hay duda de que el movimiento iniciado el 15 de Mayo ppdo. está organizado, probablemente por la izquierda, y que no todo lo que reluce es oro, pero no hubieran llegado a ser tantos si no fuera porque una parte importante del pueblo español realmente está indignada con los políticos en general, cualquiera sea su partido, y que a todos ellos los considera unos estafadores que sirven su propio interés y no el bienestar general.
Las manifestaciones gigantescas de la Puerta del Sol, en Madrid, y en otras ciudades de España sorprendieron a esa banda de fascinerosos de todos los pelajes y cambió completamente la situación política.
Esto ha servido para probar que no me equivocaba cuando decía, como lo he dicho muchas veces en este periódico, que se puede acabar con esta tiranía humillante y perversa a la que estamos sometidos los argentinos, si hubiera un poco de sangre en las venas de nuestro pueblo, especialmente en las clases cultas y especialísimamente en lo que se suele llamar la "derecha" o la "centroderecha". La "derecha" es la principal culpable y la más reprochable, porque sabe más, porque tienen algunos principios (todavía y por ahora) que deberían conducirla a una reacción indignada y a un combate general contra la tiranía pero, en vez de hacerlo, se dedica a difundir protestas inocuas por Internet y a proponerse objetivos limitados y hasta equivocados que, por otra parte, jamás lograrán mientras rija esta tiranía.
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Para sólo citar los artículos más recientes en los que expuse los fundamentos de una reacción al estilo de los "indignados", menciono dos: el nro. 1026 del 8/2/2011 totulado "Corazón que no siente, ojos que no ven" y el nro. 1035, del 22/3/11 titulado "Todavía se puede, pero hay que decidirse ahora".
En el primero decía: "...la tiranía y sus aliados del "establishment" y de la falsa "oposición" han monopolizado de tal manera todos los resortes del poder espiritual, militar, político, cultural, periodístico y económico que sólo con un gran movimiento de almas indignadas y amantes de la Justicia, de la Verdad, del Bien y de la Belleza podremos sacudirnos de encima la enorme montaña de excrementos que nos sepulta."
Y en el segundo: "Los tiranos tienen todas las fuerzas, menos la fuerza moral. Nosotros no tenemos ninguna otra fuerza que este poder intangible que resulta de amar la Justicia, defender nuestro patrimonio espiritual, conservar la buena educación que hemos recibido, mantener el sentido común, repudiar la tiranía, propiciar el surgimiento de una nueva clase dirigente y tratar de unirnos en torno de esas banderas, apelando al buen criterio de las buenas gentes.
"Es una lástima que esto no se haya hecho antes porque si nos hubiéramos dado cuenta de esto hace ocho años, por ejemplo, cuando por primera vez Kirchner usurpó el gobierno, ya podríamos ser muchos, y con eso nuestra posibilidad de establecer contacto con la parte sana del pueblo ya existiría y nos habría permitido multiplicar nuestra fuerza geométricamente. Con eso, ya seríamos capaces de ejercer el derecho de resistencia a la tiranía que autoriza el art. 36 de la Constitución (versión 1994).
"Esta podría llamarse una solución republicana legítima. Fuera de las armas, no veo que haya otra. Y como las armas las tienen exclusivamente nuestros enemigos, me parece obvio que no hay realmente otra."
Es decir; si en vez de dispersarnos en campañas parciales e inofensivas para la tiranía, nos hubiéramos indignado en serio desde que Kirchner usurpó el poder en el 2003, destituyó a los Jefes de las FFAA y encarceló ilegítimamente a cientos de oficiales, entre otras cosas; si nos hubiéramos dejado arrebatar por el amor a la Justicia y hubiéramos actuado con denuedo en vez de dejar hacer lo que quiso a la secta marxista que tomó el poder detrás del telón, no habríamos caído en el abismo de ignominia en que hemos caído, ni habríamos debido soportar el espectáculo denigrante de esa mujer que se dice Presidente de la República, rodeada de maleantes a su medida, regodearse al anunciar anteayer su reelección y lo que es peor, con grandes probabilidades de tener éxito en el atraco.
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¿Qué posibilidades tenemos todavía hoy de actuar con el ímpetu que causa una indignación auténtica que no acepta transacciones con la canalla?
Para responder a esta pregunta debemos señalar primero algunos aspectos del movimiento español (llamado "15M" por la fecha de su iniciación), para entender lo que realmente es y por qué dije más arriba que en ese movimiento no todo es laudable.
1)Lo primero que hay que notar es que ese movimiento no hubiera sido posible jamás sin una organización que lo promoviera, lo dirigiera y lo sostuviera. Esa organización existió.
Los diarios pretenden que se formó espontáneamente y que no tiene color político. Sin embargo, informan que hay varias "comisiones" a saber, de planeamiento, de difusión, de mantenimiento del orden, de limpieza, de alimentación, de armado de carpas y hasta de defensa y que se reúnen permanentemente para resolver los problemas que van surgiendo.
¿Quién será tan idiota de creer que esas comisiones surgieron "espontáneamente"? Una multitud desorganizada jamás se organiza "espontáneamente". Si está basada en una indignación ardiente, lincha, rompe y arrasa. No se organiza. Si está basada en una protesta puramente económica, como la del 2001 en Buenos Aires, en un momento dado se dispersa por falta de líderes y de objetivos claros. Pero una multitud de "indignados" (¡y nada menos que españoles!) que consigue ocupar varios días la Puerta del Sol, proveer alimentos, limpiar, enfrentar a la Policía, etc. eso no se logra si no hubo una organización previa y muy bien organizada.
Los indicios son claros, precisos y concordantes de que esa organización existía desde antes y que todo estaba perfectamente planificado.
2) Tampoco es verdad que no tuviera color político. Es obvio que el núcleo duro de los "indignados" es de izquierda y de una izquierda bastante inteligente como para no revelar su ideología porque sabe que es una minoría repudiada. Resolvió montarse sobre la indignación real de miles y miles de españoles basada en el repudio a la injusticia y con eso consiguió armar manifestaciones gigantescas.
Por lo tanto, de estas primeras observaciones se debe concluir que la indignación es real y mayoritaria, pero que las manifestaciones son la obra de una organización de izquierda. Detrás de los "indignados" están los "decididos" que actúan como su cabeza y como su espina dorsal.
3)Otra característica del movimiento que demuestra no sólo organización sino también conspiración de prensa es el apoyo enorme y constante que ésta le dio no sólo en España sino en el mundo entero. Sin ese apoyo, los auténticos "indignados" no se hubieran movilizado multitudinariamente como lo hicieron.
La prensa consiguió que las manifestaciones "se pusieran de moda". Y eso, para la juventud, es un motor irrefrenable. Los jóvenes sólo hacen lo que está de moda y lo que está de moda lo hacen, cueste lo que cueste.
4) Y por último hay que señalar que el gobierno retuvo a la Policía y se abstuvo de reprimir. La anarquía estuvo perfectamente organizada y permitida. Hubiera bastado que la Policía reprimiera para que los "indignados" que no fueran militantes de izquierda entrenados (y que no estuvieran drogados), se retiraran. Como de hecho sucedió cuando la Policía reprimió una manifestación en Barcelona, por ejemplo.
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Alguien objetará que el primer perjudicado ha sido el partido socialista y que, por lo tanto, la derecha salió beneficiada. Eso sería verdad exclusivamente a corto plazo y sólo en un primer momento, pero a mediano y largo plazo lo que ha hecho la izquierda es cambiar de esquema: de ser gobierno ha empezado a preparar el instrumento para convertirse en una oposición salvaje. Los "decididos" con sus huestes de "indignados" desprevenidos son ese instrumento.
La izquierda sabe que Zapatero y su gavilla ya están terminados. La crisis económica de España es gravísima y los socialistas hicieron todo mal. De ahí la indignación del pueblo. Era inevitable que las elecciones convocadas para pocos días después del 15 de Mayo (otro indicio de que la manifestación de los "indignados" estuvo bien planeada) las ganara el partido popular "de centro" el cual, por cierto, heredará la crisis…¡y exacerbada!
¿Qué solución había para la izquierda sino la de montarse sobre esa indignación y crear un monstruo que devorará al partido popular a los pocos meses de estar en el poder? Eso es lo que han hecho con una astucia diabólica.
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Analizado así el fenómeno español y aplicando esas reflexiones a la situación argentina, creo que depurándolo de sus contenidos espúreos y de sus malas intenciones, es evidente que la solución es esa: indignarse y actuar en consecuencia.
El poder de la tiranía kirchnerista que cuenta con toda la fuerza pública, con la prensa, con el alto clero y con la inoperancia calculada de la "oposición", es tan grande que no podrá derrotarse jamás a no ser mediante la actuación indignada de una gran parte del pueblo.
Tan es así, que desde la muerte de Kirchner, los tiranos han cambado su estrategia y han adoptado un aire bonachón y frívolo, palmotean las espaldas del todo el mundo y sonríen sin cesar, aunque los sorprendan en flagrante delito (ver nro.1030, 3/3/2011, “Cristina la Bonachona, eterna en una Argentina feliz”)
Los ladridos de Kirchner, acompañados de prisiones arbitrarias, palos de los piqueteros y ocupación de todos los poderes, aplacaron la indignación infundiendo miedo. Ahora, la indignación ha sido apagada con sonrisas.
Sin embargo, está probado por el 15M que sin la justa indignación del pueblo y sin una organización con verdaderos líderes que la convierta en un movimiento potente de opinión pública, no habrá Justicia ni libertad. Hay que indignarse. Es verdad que estamos tan sometidos y tan engañados por los falsos líderes que predican la pacificación, que parecería que hemos perdido la capacidad de indignarnos, aunque creo que es posible si nos queda algo de amor a Dios y si todavía tenemos honor.
No tenemos ninguna organización de verdaderos patriotas, pero puede formarse siempre que nos decidamos a unirnos siguiendo verdaderos líderes, a la procura de un objetivo único y total: acabar con la tiranía y con la falsa oposición.
No tenemos prensa, pero nos queda el internet que deberá dejar de ser vehículo de chismes inocuos para convertirse en un instrumento de movilización. Además, si actuamos públicamente a la prensa le será imposible silenciar totalmente nuestra acción. Tratará de tergiversarla, pero para contrarrestar esa maniobra deberá actuar la organización de los buenos patriotas.
Habrá represión de la policía y de las tropas de choque del gobierno pero esto puede evitarse eludiendo el choque en toda la medida de lo posible y estando dispuesto a sufrir si es inevitable.
Si hubiéramos empezado hace ocho años, hoy estaríamos realmente indignados, tendríamos organización, verdaderos líderes y podríamos resistir la represión. Así como vamos, convertidos en unos "pacifistas" a los que nos pueden pisar la cabeza sin temor a que reaccionemos, tenemos tiranía para rato.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com