Por Mónica del Río
Es el pedido de una jueza
correntina que rehúsa ser adoctrinada en la “ideología de género” porque
contraviene sus convicciones personales. Médicos, docentes, jueces… nadie
escapa de las garras de un régimen autoritario que ha emprendido la revolución
cultural.
La Dra. María Eugenia Sierra de Desimoni, Vocal de la Sala IV de la Cámara
de Apelaciones en lo Civil y Comercial elevó un petitorio al Superior Tribunal
de Justicia de Corrientes formulando objeción de conciencia a fin de que se la
exima de la obligación de asistir a los Talleres para Magistrados, del “Plan
para incorporar la perspectiva de género en la Justicia”, impulsado por la
C.S.J.N. a través de la “Oficina de la Mujer” (O.M.), que depende directamente
de la jueza Carmen Argibay.
Desimoni se vio obligada a hacer
este pedido porque la Cámara Federal de Apelaciones de Corrientes dispuso,
mediante acordada, que los talleres fueran de “asistencia obligatoria para
quienes cumplen tareas en los juzgados y tribunales colegiados” de la
provincia. En el petitorio sostiene: “No invoco la objeción de conciencia para
excusarme de resolver un caso sometido a mi decisión jurisdiccional, sino que
la invoco porque desde la Superintendencia se me impone un adoctrinamiento en
la perspectiva de género a través de la asistencia obligatoria a talleres que
son parte de un programa que tiende a convencerme de la ideología que lo
alienta. Dicho programa contraviene mis íntimas convicciones personales”.
El Plan para incorporar la perspectiva de género en la Justicia
argentina
El “Plan para incorporar la
perspectiva de género en la Justicia argentina” afirma en su presentación que
“El concepto de género es una construcción social que se genera, se mantiene y
se reproduce, fundamentalmente, en los ámbitos simbólicos del lenguaje y de la
cultura. Sin embargo, mientras esos cambios culturales se producen, a la
justicia le compete impulsar estas modificaciones, reproduciendo los nuevos
roles y lugares para el quehacer de varones y mujeres en consonancia con los
paradigmas internacionales ya modificados para aplicarlos a las relaciones
entre los justiciables”.
El Programa diseñado por la O.M.
de la Corte tiene como uno de sus objetivos “permitir la comprensión de que el
concepto de género es una construcción social de la que todos participamos y
que, por lo tanto, podemos transformar” (punto 2.b Objetivos parciales).
Para llevar adelante el Plan, la
O.M. elaboró el “Protocolo de trabajo en talleres para una justicia con
perspectiva de género” (hay protocolos para magistrados, funcionarios y
personal administrativo de la justicia, validados por el Sistema de Naciones
Unidas en Argentina). El proyecto ha sido respaldado por diversas agencias
(ONU-Mujeres, UNICEF, PNUD, UNPFA, OPS) que prestarán ayuda financiera para su
realización.
El Protocolo tiene en la ETAPA 1:
un módulo de compromiso y transformación, previéndose que este compromiso pueda
implicar, en algunos niveles, enviar periódicamente las resoluciones, proveídos
y/o fallos, o completar encuestas, en las que la persona que haya asistido al
taller considere que se ha aplicado la perspectiva de género en la dependencia
en la que preste funciones a su cargo.
La ETAPA 4 consiste en A) el
monitoreo por parte de miembros de la O.M. como de auditores externos, y B)
Transcurrido un año de iniciada la réplica se realizará un encuentro de todos
los actores involucrados a fin de evaluar la efectividad del programa… “El
proceso se reiniciará una y otra vez” (www.csjn.gov.ar).
Los fundamentos de la objeción de conciencia de la jueza Desimoni
Reconocemos que nos cuesta
extractar sólo unos párrafos de un petitorio, valiente e ilustrativo, que
amerita su lectura completa.
Dice la Dra. Desimoni:
“La perspectiva de género es una
ideología (es decir, es un sistema de pensamiento cerrado) que defiende que las
diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias
anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas
construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y
estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos”. (.)
“Esta ideología propone la
búsqueda de la “liberación total” del hombre en todos los órdenes, tras la
de-construcción del lenguaje, de las relaciones familiares, de la reproducción,
de la sexualidad, de la educación, de la religión, de la cultura, etc. Cuando
el hombre se libere de todo eso -dicen- será libre”. (.)
“La ideología de género se
plantea destruir una serie de realidades que denominan "roles". Roles
de la masculinidad y feminidad. Los ideólogos de género defienden que el ser
humano nace sexualmente neutral y que luego es socializado en hombre o mujer”.
(.) “La ideología de género no batalla por la equiparación de la mujer” -afirma-
“sino que lucha para que no haya distinción de sexos, que es algo distinto.”
(.)
“Todo ordenamiento positivo está
basado en unos principios éticos, en una determinada visión antropológica y, en
última instancia, en concepciones morales y sobre el hombre. Esta afirmación es
válida aún manteniendo el correspondiente ámbito de autonomía y distinción
entre derecho y moral. (.) Ni a nivel legal, ni a nivel personal, existen
posiciones moralmente ‘neutrales’”.
“El esquema de valores, al que
adhiero, se asienta sobre la convicción precisamente contraria a la que se me
pretende impartir en los talleres de perspectiva de género, con asistencia
obligatoria”:
“Desde la religión que profeso
(católica apostólica romana) se sostiene que ‘La ideología de género es la
última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo,
el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que
le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con
el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su
propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología
de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su
propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una
pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo’
(Cardenal Joseph Ratzinger)”.
“Entiendo que la diferencia entre
hombre y mujer es natural, el sexo biológico viene determinado por los
cromosomas XX en la mujer y XY en el varón. Es una misma naturaleza humana que
se posee de modo distinto. Eso significa que la unidad y la igualdad entre el
varón y la mujer no anula las diferencias entre ellos”.
“Para demostrar la sinceridad de
la creencia, basta con referirme a que he jurado ‘por Dios, la Patria y los
Santos Evangelios’ porque profeso la religión católica, apostólica, romana y
como la postura de la Iglesia Católica frente a la ideología de género es de
conocimiento público (.) constituye suficiente prueba de mis convicciones
personales”.
“Adjunto libreta de familia
cristiana, donde consta mi casamiento religioso y el bautismo de mis tres
hijos”.
Sostiene Desimoni que el Plan,
tal como fue diseñado por la Oficina de la Mujer de la C.S.J.N., contraviene el
derecho a profesar libremente sus ideas y afecta su libertad de conciencia,
porque “va más allá de simples exposiciones o sugerencias, clases magistrales
informativas, porque está elaborado en etapas”, e incluye el monitoreo y la
evaluación, tras los cuales se realizarán los ajustes necesarios y “el proceso
se reiniciará una y otra vez!!!!!”. Finalmente clama: “Solo pido: Déjenme
pensar distinto”.
Editores: Lic.
Mónica del Río y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja
Página web:
www.notivida.org
Email:
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