Lo que sigue a continuación es una traducción del artículo "
La nouvelle théologie où va-t-elle?" publicado por el fenecido Padre Reginald Garrigou-Lagrange. No he traducido directamente del francés sino del artículo
"Where Is The New Theology leading Us?"
que es una traducción proveniente del original traducido por Suzanne M.
Rini. Aun así, he preferido dejar fuera las inclusiones que hiciera
Suzanne Rini como comentarios para que el artículo quede lo más parecido
a lo que el Padre Garrigou-Lagrange hizo. De su traducción he respetado
la traducción del latín al inglés, que yo por mi parte traduje al
español, y tal como ella lo hizo he dejado en las notas el texto en
latín. Esto significa que todas las citas son traducciones mías (del
inglés) y no las versiones oficiales al español del Código de Derecho
Canónico, Encíclicas, Denzinger, Revistas, Libros y demás.
Hasta
la fecha he tratado de contactar tanto a Catholic Family News como a la
traductora para obtener un permiso para la traducción, todavía espero su
respuesta.
La Nueva Teología ¿Dónde Nos Lleva? (Reginald Garrigou-Lagrange)
*Traducido por Gabaon
sin permisos explícitos.
En un libro reciente:
Conversion et gràce chez S. Thomas d’Aquin1 ,
("Conversión y gracia en Santo Tomás de Aquino") el Padre Henri
Bouillard escribe: "ya que el espíritu evoluciona, una verdad inmutable
sólo puede mantenerse en virtud de una evolución simultánea y
correlativa de todas las ideas, cada una proporcionada a la otra. Una
teología que no es actual será una teología falsa."
2
Y
en las páginas que le preceden y siguen el autor demuestra que la
teología de Santo Tomás, en algunas de sus más importantes secciones, no
es actual. Por ejemplo la idea de Santo Tomás de la gracia santificante
era como
forma (un principio básico de las operaciones
sobrenaturales, el que las virtudes infusas y los siete dones tienen
como su principio). "Las ideas empleadas por Santo Tomás son simplemente
conceptos Aristotélicos aplicados a la teología."
3
Y más
aun: "al renunciar al sistema Aristotélico el pensamiento moderno
abandonó las ideas, diseño y opuestos dialécticos que sólo tienen
sentido como funciones de ese sistema."
4 Por lo que el pensamiento moderno abandonó el concepto de
forma.
¿Cómo puede el lector evadir la conclusión de que, dado que ya no es actual, la teología de Santo Tomás es una teología falsa?
Pero
entonces, ¿por qué los Papas nos han instruído tan frecuentemente en
seguir la doctrina de Santo Tomás? ¿Por qué La Iglesia dice en el Código
de Derecho Canónico, Can. 1366, n.2:
"Los profesores
deben versar, de todas las formas, sobre la filosofía racional y la
teología, entrenar a los estudiantes sobre estos temas de acuerdo al
método, doctrina y principios del Doctor Angélico (Santo Tomás) y deben
estimar estos como sagrados"?5
Más aun, ¿Cómo puede "una verdad inmutable" mantenerse a sí misma si los conceptos que se unen mediante el verbo ser-estar son esencialmente variables o mudables?
Una
relación inmutable sólo se puede concebir como tal si hay algo
inmutable en los dos términos que ella une. De lo contrario, para todas
las intenciones y propósitos, sería como decir que las olas del mar
pueden ser grapadas juntas.
Por supuesto, las dos ideas que se
unen en una afirmación inmutable algunas veces se confunden al principio
y luego se distinguen la una de la otra, tal como las ideas de
naturaleza, persona, sustancia, accidente, transubstanciación, la
Presencia Real, pecado, pecado original, gracia, etc. Pero si éstas no
son fundamentalmente inmutables ¿cómo entonces será inmutable la
afirmación que las une con el verbo "ser-estar"? ¿Cómo puede uno
sostener que la Presencia Real de la sustancia del Cuerpo de Cristo en
la Eucaristía requiere transubstanciación si las ideas son
fundamentalmente variables? ¿Cómo puede uno afirmar que el pecado
original ocurrió en nosotros a través de la falta voluntaria del primer
hombre si el concepto de pecado original es esencialmente inestable?
¿Cómo puede uno sostener que el juicio particular después de la muerte
es eternamente irrevocable si se dice de estas ideas que pueden cambiar?
Finalmente, ¿cómo puede uno mantener que todas estas proposiciones son
invariablemente verdaderas si la idea de lo que es la verdad debe
cambiar, y si uno debe sustituir la definición tradicional de lo que es
la verdad (la conformación del juicio con la realidad intuitiva y sus
leyes inmutables) por la que ha sido propuesta en años recientes por la
filosofía de la acción: la conformidad del juicio con las exigencias de
la acción o la vida humana, las que siempre están evolucionando?
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1. ¿Retienen las Fórmulas Dogmáticas Su Inmutabilidad?
El Padre Henri Bouillard6 responde: "La afirmación que es expresada en ellas permanece." Pero, añade:7
"¿Quizá uno deba preguntarse si todavía es posible atestiguar la contingencia de las ideas"
implicadas en las definiciones conciliares? ¿No comprometería esto el
carácter irreformable de estas definiciones? El Concilio de Trento
(sesión 6, capítulo 7, canon 10) por excelencia, en su enseñanza sobre la justificación emplea la idea de causa formal. Consecuentemente ¿no amparó el Concilio este término y le confirió un carácter definitivo a la idea de la gracia como forma? De ninguna manera.
Ciertamente no fue la itención del Concilio el canonizar una idea
Aristotélica, ni siquiera una idea teológica concebida bajo la
influencia de Aristóteles. El Concilio sencillamenté deseó afirmar,
contra los Protestantes, que la justificación es una renovación
interior. Persiguiendo ese fin se usaron algunas ideas teológicas del
momento. Pero uno puede modifiar otras por esas sin modificar el sentido de la enseñanza." (Énfasis mío)
Indudablemente
el Concilio no canonizó la idea Aristotélica de la forma con todas sus
relaciones con otras ideas del sistema Aristotélico. Pero la aprobó como
una idea humana estable en el sentido que hablamos de que todo lo que constituye formalmente una cosa (en este caso, la justificación).8
En este sentido, se habla de la gracia santificante como distinta de la
gracia actual al decir que ella es una regalo sobrenatural, infusa que
es inherente al alma y por la que el hombre es formalmente salvado9.
Si el Concilio definió la fe, esperanza y caridad como virtudes infusas
permanentes su principio radical (gracia habitual o santificante) debe
ser también un regalo infuso permanente, y de ahí que, distinto de la
gracia actual o de una acción divina transitoria.
Pero ¿cómo puede uno mantener el sentido
de esta enseñanza del Concilio de Trento, específicamente que "la
gracia santificante es la causa formal de la salvación"? ni siquiera
digo si "uno sustituye con un equivalente verbal" sino que digo como el Padre Bouillard "si uno sustituye con otra idea".
Si es otra idea entonces ya no es más la de causa formal: entonces ya tampoco es verdadero
decir con el Concilio: "la gracia santificante es la causa formal de la
salvación." Es necesario contentarse con decir que la gracia fue
definida en la época del concilio como la causa formal de la salvación,
pero hoy es necesario definirla de otra manera, y que esta definición anticuada ya no es actual y por lo tanto ya tampoco es verdadera porque una doctrina que ya no es actual, como dijimos, es una doctrina falsa.10
La respuesta sería: la idea de la causa formal uno la puede sustituir por otra idea equivalente. Aquí uno queda satisfecho con meras palabras (al insistir primero sobre otra y luego sobre una equivalente) especialmente ya que no es una equivalencia verbal, sino que es otra idea. ¿Qué pasa incluso con la idea de lo que es la verdad?11
Así la pregunta bien seria continúa resurgiendo: ¿Se mantiene como verdadera la proposición conciliar: mediante
la conformidad con el objeto fuera de la mente y con sus leyes
inmutables o en su lugar mediante la conformidad con los requerimientos
de la vida humana que siempre está cambiando?12
Uno ve el peligro de esta nueva definición de la verdad que ya no es la la adecuación del intelecto con la realidad sino la conformidad de mente y vida.13
Cuando en 1906 Maurice Blondel propuso esta sustitución él no pudo
preveer todas las consecuenias para la fe. ¿No estaría el mismo
aterrorizado o al menos muy contrariado?14 ¿A qué "vida" se refiere en esta definición de: "conformidad de mente y vida"? Se refiere a la vida humana. Y entonces ¿cómo puede uno evitar la definición modernista: "La verdad no es más inmutable que el hombre mismo en cuanto que ella evoluciona junto con él, en él y a través de él."15 (Denz. 2058) Uno entiende por qué Pío X djo de los modernistas: "ellos pervierten el eterno concepto de la verdad."16 (Denz. 2058)
Es
muy peligroso decir: "Las ideas cambias, las afirmaciones permanecen."
Si incluso la idea de la verdad está cambiando, la afirmación no
permanece verdadera en el mismo sentido, no de acuerdo con el mismo
significado. Entonces el significado del Concilio ya no se mantiene como uno lo hubiese deseado.
Desafortunadamente la nueva definición de la verdad se ha esparcido entre esos que olvidan lo que Pío X había dicho: "Le encomendamos a los profesores tener bien presente en mente que ellos no pueden dejar de lado a Santo Tomás, especialmente en las cuestiones metafísicas, sin graves desventajas. Un pequeño error en principio, dice Santo Tomás, es un gran error en conclusión."17 (Encíclica Pascendi)
Además, ninguna definición de la verdad es ofrecida en la nueva definición de teología: "La teología no es m'as que una experiencia religiosa o espiritual que encuentra su expresión intelectual."
Y así siguen aseveraciones como: "si la teología pueda ayudarnos a
entender la espiritualidad, la espiritualidad causará, en el mejor de
los casos, que nuestras categorías teológicas broten y estaremos
obligados a formular diferentes tipos de teología... Porque cada gran
espiritualidad correspondía a una gran teología." ¿Significa esto que
dos teologías pueden ser verdaderas incluso si sus tesis principales son
contradictorias y opuestas? La respuesta será que no si uno mantiene la
definición tradicional de la verdad. La respuesta será que sí si uno
adopta la nueva definición de la verdad, concebida no en relación al ser
y a las leyes inmutables sino en relación a las diferentes experiencias
religiosas. Estas definiciones sólo buscan reconciliarnos con el
modernismo.
Debe recordarse que en Diciembre 1 de 1924 el Santo
Oficio condenó 12 proposiciones tomadas de la filosofía de la Acción
entre las cuales estaba la número 5 o la nueva definición de la verdad: "La verdad no se encuentra en ningún acto particular del intelecto donde se dé la conformidad con el objeto como dicen los Escolásticos sino que en su lugar la verdad siempre está en un estado de devenir y consiste en un alineamiento progresivo del entendimiento con la vida,
de hecho es un proceso perpetuo mediante el cual el intelecto se
esfuerza por desarrollar y explicar eso que le presenta la experiencia o
la acción le requiere: por cuyo principio, más aun, así como en toda progresión, nunca nada está determinado o fijado."18 La última de estas proposiciones condenadas es: "Incluso luego de que la Fe ha sido recibida el hombre no debe descansar en los dogmas de la religión y aferrarse a ellos fíja e inamoviblemente sino que siempre solícito debe moverse hacia delante hacia una verdad más profunda e incluso evolucionar hacia nuevos conceptos y hasta corregir eso que él cree."19
Muchos que no acogieron estas advertencias ahora han vuelto a estos errores.
Pero entonces, ¿cómo se puede mantener que la gracia santificante es esencialmente gracia sobrenatural, gratis, de ninguna manera debida a la naturaleza humana ni a la naturaleza angelical?
Santo
Tomás articuló claramente este principio con la luz de la Revelación;
las facultades, los "hábitos" y sus actos son especificados por su
objeto formal; o el objeto formal de la inteligencia huma e incluso el
de la inteligencia angelical son inmensamente inferiores al objeto
propio de la inteligencia divina.20 Pero si uno deja de lado
toda metafísica en orden a ser saciado con estudio histórico e
introspección psicológica, el texto de Santo Tomás se hace
ininteligible. Desde este punto de vista ¿que será mantenido por la
doctrina tradicional sobre que la distinción no es contingente sino necesitada en virtud del orden de la gracia y el de la naturaleza?
Sobre este asunto hay un libro reciente del Padre Henri de Lubac, Surnaturel(Etudes historiques),21
sobre la posible impecabilidad de los ángeles en el orden natural en el
que él escribe: "Nada es dicho por Santo Tomás en relación a una
distinción, que luego será falsificada por un número de teólogos
Tomistas, entre 'Dios autor del orden natural' y 'Dios autor del orden
sobrenatural'... como si la beatitud natural... en el caso de los
ángeles tuviera que resultar de una actividad infalible, no-pecar."22
Por el contrario, Santo Tomás frecuentemente distingue el fin último sobrenatural del fin último natural,23 y en relación al diablo, dice:24 "El pecado del diablo no fue en relación a nada que le compete al orden natural, sino de acuerdo a algo sobrenatural."25
Así uno se volvería completamente desinteresado de la pronuntiata maiora
(pronunciamientos mayores) de la doctrina filosófica de Santo Tomás,
esto es, en las 24 tesis Tomistas aprobadas en 1916 por la Sagrada
Congregación de los Estudios.
Todavía más, el Padre Gaston Fessard, S.J. en Les Etudes, Noviembre de 1945,26
habla de la "bienvenida somnolencia que protege al Tomismo canonizado,
pero también, como Péguy ha dicho: 'lo enterró' y por su parte las
escuelas de pensamiento dedicadas a lo contrario están llenas de vida."
En
la misma revista en Abril de 1946 se dijo que el neo-Tomimo y las
decisiones de la Comisión Bíblica son "una barandilla, pero no una
respuesta." Y se propuso que el Tomismo fuera reemplazado, como si León
XIII y la encíclica Aeternis Patris hubiesen sido burladas, como
si Pío X al revivir las mismas recomendaciones hubiese tomado una ruta
falsa? Y ¿sobre qué sendero terminan esos que fueron inspirados por esta
nueva teología? ¿Dónde sino en el camino del escepticismo, la fantasía y
la herejía? Su Santidad Pío XII recientemente dijo en un Discurso
públicado en L'Osservatore Romano el 19 de Diciembre de 1946:
"Hay
una buena cantidad de charla (pero sin la claridad necesaria de
conceptos) sobre una 'nueva teología', la que debe estar en
transformación constante siguiendo el ejemplo de todas las otras cosas
en el mundo las cuales están en un estado constante de flujo y
movimiento sin nunca llegar a su término. Si fuésemos a aceptar tal
opinión ¿qué sería de los dogmas inmutables de la Fe Católica; y qué sería de la unidad y estabilidad de la Fe?"27
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2. Aplicación de Nuevos Principios a las Doctrinas del Pecado Original y la Eucaristía
Algunos
dirán sin duda que exageramos, pero incluso un error pequeño en
relación a las primeras ideas y primeros principios tiene consecuencias
incalculables que no se preveen por esos que a su vez han sido burlados.
Las consecuencias de los puntos de vista nuevos, algunas de las cuales
ya hemos revisado, han ido más allá de los pronósticos de los autores
que hemos citado. No es difícil ver estas consecuencias en algunas
publicaciones escritas a máquina que han sido enviadas (algunas desde
1934) al clero, seminarios e intelectuales Católicos; uno encuentra en
ellas las aseveraciones más singulares y le negación del pecado original
y la Presencia Real.
Algunas veces, en estas mismas
publicaciones circulantes, antes de que tales novedades sean propuestas
el lector es condicionado al decírsele: Esto puede parecer alocado al
principio, sin embargo, si usted mira de cerca, no es ilógico. Y muchos
terminan creyéndolo. Esos con inteligencias superficiales lo adoptarán, y
el edicto: "una verdad que no es actual, ya no es verdadera"
saldrá a camino. Algunos se ven tentados a concluir: "Parece que la
doctrina de los dolores eternos en el infierno ya no es actual, y por lo
tanto ya no es verdadera." Se dice en el Evangelio que un día la
caridad será congelada en muchos corazones y elos serán seducidos por el
error.
Es una obligación de conciencia estricta para los
teólogos tradicionales el responder. De otra manera, ellos negarían
gravemente su deber y serán hechos responsables de esto delante de Dios.
OOOoooOOO
En
los archivos copiados y distribuidos en Francia en años recientes (al
menos desde 1934, algunos de los cuales este escritor tiene), son
enseñadas las doctrinas más fantásticas y falsas sobre el pecado
original.
En estos mismos archivos, el acto de la Fe Cristiana no se define como una verdad sobrenatural e infalible de acuerdo a las verdades reveladas en base a la autoridad de Dios Quien las revela28,
sino como una creencia del espíritu en relación a un punto de vista
sobre el universo. Esta perspectiva refleja lo que es posible y más probable,
pero no demostrable. La Fe se convierte en un ensamble de opiniones
probables. Desde este punto de vista, Adán parece ser no un hombre
individual de quien desciende la especie humana, sino que es, en su
lugar, un colectivo.
Así, desde este punto de vista, se hace
imposible asirse a la doctrina revelada del pecado original como es
explicado por San Pablo, Rom. 5, 18: "Por lo tanto como por la ofensa de
uno vino la condenación sobre todos los hombres; así mismo por la
justicia de uno, vino la justificación de la vida sobre todos los
hombres."29 Todos los Padres de la Iglesia, quienes eran
intérpretes autorizados de Las Escrituras en su enseñanza sagrada
constante, siempre han significado que Adán era un hombre individual así
como después de Cristo y no un colectivo.30 Pero lo que se
no propone ahora es una probabilidad con un significado contrario al
significado de la enseñanza del Concilio de Orange y Trento, Denz. 175,
789, 791, 793.31
Más lejos, desde este punto de vista, la Encarnación de La Palabra sería meramente un momento en la evolución universal.
La
hipótesis de la evolución material del mundo es extendida hacia el
orden espiritual. El mundo sobrenatural está en evolución hacia la
venida plena de Cristo.
El pecado, en cuanto a que afecta el
alma, es algo espiritual y por tanto intemporal. Así, es de poca
importancia para Dios que el pecado haya tomado lugar al principio de la
historia de la humanidad o durante el curso de la historia.
El deseo entonces es cambiar no sólo el modo expositivo de la teología, sino incluso la naturaleza de la teología,
tanto como la del dogma. Ya no se considera el punto de vista de la fe
infusa por la Revelación divina e interpretada por la Iglesia en sus
Concilios. Ya no es más una cuestión de los Concilios sino un reemplazo
de los mismos con un punto de vista biológico concebido tortuosamente
por una tenue luz artificial; sólo para llegar a los puntos de vistas
más fantásticos que recuerdan aquellos del evolucionismo Hegeliano que
permite que los dogmas sean retenidos sólo en nombre.
Esta es la
manera de los racionalistas, la escuela más deseada por los enemigos de
la fe, que lo reduce todo a meras opiniones cambiables de manera que no
se retenga valor en ellas. ¿Qué permanece de la palabra de Dios dado al
mundo para la salvación de las almas?
En los artículos titulados "Cómo creo" uno lee:32
"Si
nosotros queremos, nosotros los otros Cristianos, conservarle a Cristo
las cualidades que son la base de Su poder y nuestra adoración, no
podemos hacer nada mejor o incluso nada más que aceptar completamente
las ideas más modernas sobre la Evolución. Bajo presión, la unión de
Ciencia y filosofía ocurre, y el Mundo se impone a sí mismo más y más
sobre nuestra experiencia y nuestros pensamientos como un sistema
vinculado por actividades que gradualmente nos levantan hacia la
libertad de conciencia. La única interpretación satisfactoria de este
proceso es esa que lo considera como irreversible y convergente. Así
antes de que nosotros llegáramos había un Centro cósmico universal,
hacia donde todo apunta, donde Todo es sentido o donde todo se mezcla
entre sí. ¡Ah!, es el polo físico de lo universal. La evolución es
necesaria para localizar y reconocer la plenitud de Cristo... Al
descubrir el vértice del mundo, la evolución permite que Cristo y todo
lo que Él dio en servicio de que el mundo tenga sentido, y también hace
que la evolución sea posible.
Yo estoy perfectamente al tanto de
las proporciones asombrosas de esta idea... pero, al imaginar una
maravilla paralela, no puedo hacer nada más sino notar, en términos de
la realidad física, las expresiones jurídicas en que La Iglesia deposita
su Fe... he llegado decididamente al descubrimiento de que sólo puedo
ir en esa dirección que me permite progresar, y consecuentemente salvar
mi Fe.
En primer lugar, el Catolicismo me engañó con su estrecha
definición del Mundo y por su fracaso al entender el rol de la Materia.
Ahora reconozco que por medio de la Encarnación de Dios se me fue
revelado que sólo soy capaz de salvarme al unirme al universo. Y mi más
profundas esperanzas 'panteístas' son guiadas, reafirmadas y satisfechas
gracias a esta misma confianza (en el universo). El Mundo a mi alrededor se vuelve divino...
Una convergencia general de las religiones
hacia un Cristo-universal, quien fundamentalmente satisface a cada uno:
esta me parece ser la única conversión posible para el Mundo y la única
forma imaginable para la Religión del futuro."33
Así
el mundo material habrá evolucionado hacia el espíritu y el mundo del
espíritu evolucionaría naturalmente, es decir, hacia lo sobrenatural y
hacia la plenitud de Cristo. Así la Encarnación del Mundo, el cuerpo
místico, el Cristo universal serían momentos de la Evolución y basándose
en este punto de vista de un progreso constante desde el principio
parecería que no hubo una caída al principio de la historia de la
humanidad sino un progreso constante del bien que triunfa sobre el mal
de acuerdo a las mismas leyes de la evolución. El pecado original en
nosotros sería el resultado de las culpas del hombre, las que habrían
ejercido una influencia mortal sobre la humanidad.
Véase entonces
qué permanece de los dogmas Cristianos en esta teoría que se distancia
de nuestro Credo en proporción a su acercamiento al evolucionismo
Hegeliano.
En el trabajo citado anteriormente el escrito dice: "He tomado el único camino que me parece posible para alcanzar el progreso y consecuentemente para salvar mi Fe." Esto por lo tanto significa que la Fe de por sí sólo salva si ella progresa
y cambia tanto que uno ya no pueda reconocer la Fe de los Apóstoles ni
la de los Padres de los Concilios. Es una manera de aplicar el principio
de la nueva teología: "Una doctrina que ya no es actual, ya no es
verdadera" y para algunos es suficiente que ya no sea actual en ciertos sectores. De aquí surge que la verdad está siempre in fieri,
nunca inmutable. La Fe es la conformidad del juicio, no con el ser y
sus leyes necesarias, sino con la vida, la que está evolucionando
constantemente y por siempre. Es aquí exactamente hacia donde las
proposiciones condenadas por el Santo Oficio en Diciembre 1 de 1924 nos
llevan y ya las hemos citado anteriormente:34 "Ninguna proposición abstracta puede tener en sí misma una verdad inmutable. Incluso luego de que la Fe ha sido recibida el hombre no debe descansar en los dogmas de la religión y aferrarse a ellos fíja e inamoviblemente sino que siempre solícito debe moverse hacia delante hacia una verdad más profunda e incluso evolucionar hacia nuevos conceptos y hasta corregir eso que él cree."35
OOOoooOOO
Tenemos
otro ejemplo de la misma desviación en las publicaciones escritas a
máquina sobre la Presencia Real, las cuales han estado circulando por
algunos meses entre el clero. Estas dicen, formalmente, que el problema
real de la Presencia Real no estuvo bien presentado: "La respuesta a
todas las dificultades que fueron presentadas fue: Cristo está presente en la manera de una sustancia...
Esta explicación no tocó el problema real. Añadimos que en su claridad
engañosa se suprimió el misterio religioso. Estrictamente hablando ahí
no queda un misterio, no hay nada más que una maravilla."
Así es Santo Tomás el que no sabía cómo presentar el problema de la Presencia Real y su solución: la presencia del Cuerpo de Cristo a modo de sustancia36 sería ilusoria; su claridad es una claridad engañosa.
Se
nos advierte que la nueva explicación propuesta "implica evidentemente
que el método de reflexión sustituye al método escolástico por uno
Cartesiano y Espinozano."
Un poco más allá en cuanto a la transubstanciación
uno lee: "Esta palabra no deja de tener sus inconveniencias, así como
el pecado original. Ellas responden a una manera en la que los
escolásticos concebían y definían esta transformación y su definición es inadmisible."
Aquí el escritor se distancia no sólo de Santo Tomás sino del Concilio de Trento37 porque el Concilio definió la transubstanciación como verdadera por la fe e incluso dijo: "un cambio que la Iglesia Católica de la manera más apropiada llama transustanciación."38 Hoy estos nuevos teólogos dicen:
"No sólo es esta palabra inconveniente... ella se corresponde con una definición y concepto inadmisibles."
En
la perspectiva escolástica, en la que la realidad de las cosas es 'la
substancia', la cosa podría no cambiar, sólo si la sustancia cambia...
por la transubstanciación. De acuerdo al punto de vista actual, donde,
en virtud de la ofrenda que fue hecha de acuerdo a un rito determinado
por Cristo, el pan y el vino se convirtieron en el símbolo eficaz del sacrificio de Cristo y consecuentemente de la presencia espiritual y su ser religioso fue cambiado, no sólamente su substancia.39 Y también: "Esto es lo que podemos designar como transubstanciación."
Pero está claro que esta ya no es la transubstanciación definida por el Concilio de Trento: "esa
conversión singular de toda la substancia del pan en el cuerpo y de la
substancia entera del vino en la sangre, las especies del pan y el vino
sólo permanecen".40 Es evidente que el sentido del
Concilio no es mantenido con la introducción de estos nuevos conceptos.
El pan y el vino se han convertido sólo en "los símbolos eficaces de la
presencia espiritual de Cristo."
Esto nos trae particularmente
cerca a la posición modernista que no afirma la Presencia Real del
Cuerpo de Cristo en la Eucaristía sino que solamente dice desde un punto
de vista práctico y religioso: Compórtate en relación a la Eucaristía
de la misma manera que te comportarías en relación a la humanidad de
Cristo.
En estas mismas publicaciones circulantes se hace
exactamente lo mismo con el misterio de la Encarnación: "Aunque Cristo
es verdaderamente Dios uno no puede decir que, por causa de Él, Dios
estaba presente en la tierra de Judea... Dios no estaba más presente en
Palestina que lo que estaba en cualquier otro sitio. El signo eficaz de la presencia divina se manifestó en Palestina en el Primer Siglo de nuestra época y esto es todo lo que uno puede decir."41
Finalmente
el mismo escritor añade: "El problema de la causalidad de los
sacramentos es un problema falso, nacido de un método falso al proponer
la pregunta."
OOOoooOOO
Nosotros
no creemos que los autores que hemos tratado han abandonado la doctrina
de Santo Tomás. En vez de eso ellos nunca se adhirieron a ella ni
siquiera la entendieron muy bien. Esto es entristecedor e inquietante.
¿No
sería que sólo los escépticos pueden ser formados a través de este tipo
de enseñanza ya que nada cierto se propone en lugar de Santo Tomás? Más
aun ellos pretenden someterse a la enseñanza de la Iglesia, pero ¿cuál
es la substancia de esta sumisión?
Un profesor de teología me escribió:
"En
efecto, el concepto mismo de la verdad ha sido puesto en debate y sin
darse cuenta plenamente de esto así han vuelto al modernismo tanto en
pensamiento como en acción. Los escritos de los que me hablas son muy
leídos en Francia. Es cierto que ellos ejercen una gran influencia en
las almas de tipo promedio. Tienen poco efecto en las personas serias.
Es necesario escribirle a esos que tienen el deseo sincero de ser
iluminados."
Seguramente la Iglesia no sólo
reconoció la autoridad de Santo Tomás en el ámbito de la teología sino,
por extensión, también en la filosofía. Contrario a sus aseveraciones la
Encíclica Aeternis Patris de León XIII habla sobre todo de la
filosofía de Santo Tomás. De la misma manera las 24 tesis Tomistas
propuestas en 1916 por la Sagrada Congregación de los Estudios son de
orden filosófico, y si estas pronunciata maiora de Santo Tomás no
son certificadas entonces ¿cómo puede tener valor esta teología si
ellas son constantemente reiteradas en filosofía? Finalmente ya hemos
citado a Pío X quien escribió: "Le encomendamos a los profesores tener bien presente en mente que ellos no pueden dejar de lado a Santo Tomás, especialmente en las cuestiones metafísicas, sin graves desventajas. Un pequeño error en principio, dice Santo Tomás, es un gran error en conclusión."
¿De dónde vienen estas tendencias? Un buen analista me escribió:
"Estamos
cosechando los frutos de una asistencia no vigilada a las clases
universitarias. Esos que han intentado asistir a las clases de los
maestros del pensamiento modernista con la intención de convertirlos se
han permitido ser convertidos por ellos. Poco a poco llegan a aceptar
sus ideas, sus métodos, su desprecio por el escolasticismo, su
historicismo, su idealismo y todos sus errores. Si este es el resultado
de esos que han sido formados, seguramente es peligroso para los otros."
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Conclusión: ¿A dónde va la Nueva Teología?
Ella
vuelve al modernismo. Porque aceptó la proposición que era intrínseca
al modernismo: esa de sustituir, como si fuese ilusoria, la definición
tradicional de la verdad: adequatio rei et intellectus (la adecuación del intelecto con la realidad) por la definición subjetiva: adequatio realis mentis et vitae (la adecuación del intelecto con la vida).
Eso quedó definido más explicitamente en la proposición citada, la que
surgió de la filosofía de la acción y que fue condenada por el Santo
Oficio en Diciembre 1 de 1924: "La verdad no se encuentra en ningún acto particular del intelecto donde se dé la conformidad con el objeto como dicen los Escolásticos sino que en su lugar la verdad siempre está en un estado de devenir y consiste en un alineamiento progresivo del entendimiento con la vida,
de hecho es un proceso perpetuo mediante el cual el intelecto se
esfuerza por desarrollar y explicar eso que le presenta la experiencia o
la acción le requiere: por cuyo principio, más aun, así como en toda progresión, nunca nada está determinado o fijado."18 (v. Monitore ecclesiastico, 1925, t. I, p. 194.)
La
verdad ya no es la conformidad del juicio con la realidad intuitiva y
sus leyes inmutables sino la conformidad del juicio con las exigencias
de la acción y con la vida que continúa evolucionando. La filosofía del
ser u ontología es sustituida por la filosofía de la acción que define
la verdad no ya como una función del ser sino de la acción.
Por lo tanto es modernismo repetido: "La verdad no es más inmutable que el hombre mismo en cuanto que ella evoluciona junto con él, en él y a través de él."42 También Pío X dijo de los modernistas: "ellos pervierten el concepto eterno de la verdad."
Esto es lo que nuestro mentor el Padre M.B.Schwalm previó en sus artículos en Revue thomiste (de 1896 a 1898)43
sobre la filosofía de la acción, sobre el dogmatismo moral del Padre
Laberbtonnière, sobre la crisis de la apologética contemporánea, sobre
las ilusiones del idealismo y sobre los peligros que todos estos
significaban para la Fe.
Pero mientras algunos pensaban que el
Padre Schwalm había exagerado, poco a poco ellos concedieron el derecho a
citar la nueva definición de la verdad, y más o menos cesaron de
defender de la definición tradicional de la verdad tanto como la
conformidad del juicio con el ser intuitivo y las leyes inmutables de la
no-contradicción, la causalidad, etc. Para ellos la verdad ya no es eso que es, sino eso que deviene y está siempre y constantemente cambiando.
Por
lo que dejar de dender la definición tradicional de la verdad al
permitir que sea ilusoria es entonces necesario sustituir por lo
vitalista y evolucionario. Esto lleva entonces a un relativismo completo
y es un error serio.
Más aun, esto lleva a decir lo que los
enemigos de la Iglesia quieren llevarnos a decir. Cuando uno lee sus
trabajos recientes uno ve que están completamente contentos y ellos
mismos proponen interpretaciones de nuestros dogmas, ya sea en relación
al pecado original, el mal cósmico, la Encarnación, la Redención, la Eucaristía, la integración universal final, el Cristo cósmico, la convergencia de todas las religiones hacia un centro cósmico universal.44
Uno entiende por qué el Santo Padre en su reciente discurso publicado en Septiembre 19 de 1946, edición de L'Oservartore Romano, dijo cuando hablaba de la "nueva teología": "si fuésemos a aceptar tal opinión ¿qué sería de los dogmas inmutables de la Fe Católica; y qué sería de la unidad y estabilidad de la Fe?"
Aun
más, ya que la Providencia sólo permite el mal por una razón buena, y
ya que vemos entre nosotros una excelente reacción en contra de los
errores que hemos enfatizado aquí, podemos esperar que estas
desviaciones sean la ocasión de una verdadera renovación doctrinal,
conseguida mediante un profundo estudio de la obra de Santo Tomás, cuyo
valor es más y más aparente cuandos se compara con el desarreglo
intelectual de hoy.45
Notas
1. 1944, p. 219.
2. Énfasis añadido.
3. ibid, p. 213ss.
4. p. 224.
5. "Philosophiae
rationalis ac theologiae studia et alumnorumin his disciplinis
institutionem professores omnino pertractent ad Angelici Doctoris
rationem, doctrinam, et principia, eaque sancte teneant." (Código de Derecho Canónico, Can. 1366, n.2)
6. op. cit., p. 221.
7. ibid.
8. He explicado esto más completamente en Le Sens commun, la philosophie de l’etre et les formules dogmatiques 4ta edición, 1936, p. 362ss.
9. CF. Denzinger, 789, 821.
10.
Más aun está definido que las virtudes infusas (sobre todo las
vvirtudes teologales), que se derivan de la gracia habitual, son
cualidades, principios permanentes de operaciones meritorias
sobrenaturales; es por lo tanto necesario que la gracia habitual o
gracia santificante (por la que estamos en el estado de gracia), de la que estas virtudes proceden como de su fuente, sean ellas mismas una cualidad infusa permanente
y de ninguna manera una moción como lo es la gracia actual. Por lo
tanto es mucho antes de Santo Tomás que la Fe, la esperanza y la caridad
eran concebidas como virtudes infusas. ¿Qué podría ser más
claro? ¿Por qué volverse a la era de Santo Tomás con el pretexto de
adelantarse a estas preguntas y poner en duda las verdades más ciertas y
fundamentales? Hacer esto es una indicación del desarreglo intelectual
de nuestros tiempos.
11. El Sr. Maurice Blondel escribió en Les Annals de Philosophie chrétienne, Junio 15 de 1906, p. 235: "Por la abstracta y quimérica adaequatio vei et intellectus uno sustituye la investigación metódica l’adaequatio realis mentis et vitae."
No está falto de gran responsabilidad el que uno llame "quimérica" la
definición tradicional de la verdad definida por siglos en la Iglesia y
que uno hable de ella al sustituirla con otra en cada área que comprende la Fe teológica.
¿Han corregido las subsecuentes obras de Blondel esta desviación? Somos incapaces de asegurar eso. Él también dice en L’Ètre et les ètres, 1935, p. 415: "Cualquier evidencia intelectual, incluso la de los mismos principios absolutos y que tienen un valor ontológico imponen sobre nosotros una forma restringida de certeza." En orden a admitir el valor ontológico de estos principios uno debe tener una elección libre
y por medio de esta elección su valor ontológico se hace por lo tanto
sólo probable. Pero es necesario admitirlo de acuerdo a la necesidad de
la acción secundum conformitatem mentis et vitae. No puede ser de otra manera si uno sustituye la filosofía de la acción por la filosfía del ser
u ontología. Así la verdad no se definió como una función del ser sino
de la acción. Todo fue cambiado. Un error en relación a la primera idea
de la verdad da paso a un error en relación a todo el resto. Ver también
en La Pensée de Blondel (1934) V.I, p. 39, 130-136, 347, 355; y V. II. P. 65 ss., 90, 96-196.
12. per
conformitatem cum ente extramentali et legibus eius immutabilibus, an
per conformitatem cum exigentiis vitae humanae quae semper evolvitur?
13. “ya no adaequatio rei et intellectus, sino conformitas mentis et vitae.”
14. Otro teólogo, quien citaremos más adelante, nos pide decir que al momento del Concilio de Trento la transubstanciación
fue concebida como el cambio, la conversión de la substancia del pan en
el Cuerpo de Cristo, pero que hoy se ha venido a pensar en la transubstanciación sin el cambio de
substancia, significando que la substancia del pan, que permanece, se
convierte en el signo eficaz del Cuerpo de Cristo. Y que esto pretende
¡¡¡conservar el sentido del Concilio!!!
15. “Veritas non est immutabilis plusquam ipse homo, quippe quae cum ipso, in ipso et per ipsum evolvitur”. (Denz. 2058)
16. “aeternam veritatis notionem pervertunt.” (Denz 2080)
17. “Magistros autem monemus, ut rite hoc teneant Aquinatem vel parum deserere, praesertim in re metaphysica, non sine magno detrimento esse. Parvus error in principio, sic verbis ipsius Aquinatis licet uti, est magnus in fine.” (Encíclica Pascendi)
18. “conformitas cum obiecto, ut aiunt scholastici, sed veritas est semper in fieri, consistitque in adaequatione progressiva intellectus et vitae,
scil. in motu quodam perpetuo, quo intellectus evolvere et explicare
nititur id quod parit experientia vel exigit actio: ea tamen lege ut in
toto progressu nihil unquam ratum fixumque habeatur.” La última de estas proposiciones condenadas es: “Etiam post fidem conceptam, homo non debet quiescere in dogmatibus religionis, eisque fixe et immobiliter adhaerere, sed semper anxius manere progrediendi ad ulteriorem veritatem, nempe evolvendo in novus sensus, immo et corrigendo id quod credit.”
19. Estas proposiciones condenadas se encuentran en Monitore ecclesiastico, 1925, p. 194; en Documentation catholique, 1925, V. I. p. 771 ss., y en Praelectiones Theologiae naturalis por el Padre Descoqs, 1932, VI, p. 150, V. II, p. 287ss.
20. La Deidad o la íntima vida de Dios, cf. 1a , q. 12, a.4.
21. 1946, p. 254.
22. Ibid, p. 275.
23. CF. 1st, q. 23, a. 1: “Finis ad quemres creatae ordinatur a Deo est duplex. Unus, qui excedit proportionem naturae creatae et facultatem,
et hic finis est vita aeterna, quae in divina visione consistit: quae
est supra naturm cuiuslibet creaturae, ut supra habitum est" 1st, q. 12, a. 4. "Alius autem finis est naturae creatae proportionatus, quem scil. res creata potest attingere sec. Virtutem suae naturae.” Item Ist. Iind, q. 62, a. 1: “Est autem duplex hominis beatitudo, sive felicitas, ut supra dictum est," q. 3. A. 2 ad 4; 1. 5, a.5. "Una
quidem proportionata humanae naturae, ad quam scil. homo prevenire
potest per principia suae naturae. Alia autem est beatitudo, naturam
hominis excedens."
Item de Veritate, q. 14, a. 2 : “Est autem duplex hominis boum ultimum.
Quorum unum est proportionatum naturae … haec est felicitas de qua
philosophi locuti sunt … Aliud est bonum naturae humanae proportionem
excedens.” Si uno ya no admite la distinción clásica entre el orden
de la naturaleza y el orden de la gracia, uno diría que la gracia es el
logro normal obligatorio de la naturaleza, y la concesión de tal favor
no permanece menos, uno diría, libre, como la creación y todo lo que le
sigue, porque la creación ya no es necesaria. A lo que el Padre Descoqs,
S.J. en su pequeño libro Autour de la crise du Transformism 2da.
edición, 1944, p. 84, muy legítimamente responde: “Esta explicación nos
parece estar en distinguida oposición a la más explícita enseñanza
Católica. También contiene una concepción evidentemente errónea de la
gracia. La creación nunca es una gracia en el sentido teológico de la
palabra, la gracia sólo se puede encontrar en relación a la naturaleza.
En tal perspectiva, el orden natural desaparece."
24. De malo, 1.16, a.3.
25. “Peccatum diaboli non fuit in aliquo quod pertinet ad ordinem naturalem, sed secundum aliquid supernaturale.” Item 1a, 1.63, a. I. ad 3.
26. p. 269-270.
27. “Plura
dicta sunt, at non satis explorata ratione ‘de nova theologia’ quae cum
universis semper volventibus rebus, una volvatur, semper itura, numquam
perventura. Si talis opinio amplectenda esse videatur, quid fiet de numquam immutandis catholicis dogmatibus, quid de fidei unitate et stabilitate?”
28. propter auctoritatem Dei revelantis.
29. “Sicut per nsius delictum in omnes homines in condemnationem, sic et per unius iustitiam in omnes homines in justificationem vitae. Sicutenim per inoboedientiam unius peccatores constituti sunt multi, ita per unius oboeditionem iusti constituentur multi.” Rom. V, 18.
30. CF. L’Épitre aux Romains, del Padre M. J. Lagrange, O.P. 3ra. Edición, Comentario en el capítulo V.
31. Las dificultades para las ciencias positivistas y para la prehistoria fueron expuestas en el artículo “Polygenism du Dict, de théol. Cath."
Los autores de este artículo, A. y J. Bouyssonie, distinguieron
claramente, sección 2536, el alcance de la filosofía como ser "Donde el
naturalista, en tanto que él es uno, es incompetente." Hubiese estado
bien si, en ese mismo artículo, la pregunta se hubiese tratado desde
tres puntos de vista: el de las ciencias positivas, el de la filosofía y
el de la teología, particularmente en relación al dogma y el pecado
original.
De acuerdo a varios teólogos, la hipótesis de que antes
de Adán había hombres en la tierra que eran de la raza humana, no es
contraria a la fe. Pero de acuerdo a la Escritura, la especie humana que
está esparcida sobre la tierra entera proviene de Adán, Gén. III. 5…20,
Sab. X, I: Rom V 12,18,19; Hechos XVII 26.
También al leer el
punto de vista filosófico una intervención libre de Dios al crear el
alma humana era necesaria, e incluso para preparar el cuerpo para
recibirla. El engendrar una naturaleza inferior no puede de ninguna
manera producir este estado superior de su especie; más proviene de
menos, contrario al principio de causalidad.
Finalmente, tal como
en el artículo citado, 2535, “De acuerdo a los mutacionistas (de hoy)
una única semilla dio paso a la nueva especie. La especie fue iniciada por un individuo excepcional (superior)."
32. p. 15.
33. Énfasis añadido. El mismo tipo de ideas casi fantásticas se encuentran en un artículo del Padre Teilhard de Chardin, “Vida y Planetas", publicado en les Études, Mayo de 1946, especialmente p. 158-160 y 168. —- Ver también Cahiers du Monde nouveau, Agosto de 1946, también del Padre de Chardin, “Un grand Evènement qui se dessine: le Planetisation humaine.”
Yo también he citado recientemente una obra del mismo autor tomada de Études,
1921, V. II, p. 543, donde él habla de "La imposibilidad de determinar
nuestro comienzo absoluto en el orden del fenómeno." — A lo que los
Sres. Sale y Lafont respondieron legítimamente en L’Évolution regressive,
p. 47: “¿No es la creación un comienzo absoluto?” La Fe nos dice que
Dios diariamente crea el alma de los bebés, y que en el principio Él
creó el alma espiritual del primer hombre. Para Él el milagro es un
comienzo absoluto, lo que para nada es repugnante a la razón.
CF: sobre este punto, P. Descoqs, S.J., Autour de la crise du transformisme, 2da. edición, 1944, p. 85.
Finalmente, tal como recalcó el Padre Descoqs, ibid,
p. 2 y 7, los teólogos no deberían estar hablando tanto de
evolucionismo y transformismo ya que las mejores mentes como la del P.
Lemolue, Profesor en el Museum escribe: "La evolución es un tipo de
dogma que los sacerdotes no creen, pero que sostienen por su gente. Por
lo que es necesario tener el coraje para decirlo, de manera que los
hombres de la próxima generación conduzcan su investigación con otros
métodos." CF. Conclusión de V. 5 de L’Encyclopédia française
(1937). Dr. H. Rouvière, profesor en el Departamento de Medicina de
Paris, miembro de la Academia de Medicina, también escribe en Anatomie philosophique, La finalité dans l’Évolution,
p. 37: “La doctrina del transformismo colapsa sobre sí misma… la
mayoría de los biólogos se han distanciado de ella porque los defensores
del transformismo nunca han producido la menor prueba para soportar su
teoría y todo lo conocido acerca de la evolución contradice sus
contenciones."
34. "Nulla propositio abstracta potest haberi ut
immutabiliter vera.” “Etiam post fidem conceptam, homo non debet
quiescere in dogmatibus religionis, eisque fixe et immobiliter
adhaerere, sed semper anxius manere progrediendi ad ulteriorem veritatem, nempe evolvendo in novos sensus, immo et corrigendo id quod credit.” CF: Monitore ecclesiastico, 1925, p. 194.
35. CF: Monitore ecclesiastico, 1925, p. 194.
36. praesentia corporis Christi per modum substantiae.
37. Ses. XIII, cap. 4 y can. 2 (Denz. 877, 884).
38. “quam quidem conversionem catolica Eclesia aptissime transsubstantiationem appelat.”
39. En el mismo artículo leemos: “En la perspectiva escolástica la idea de cosa-signo
se perdió. En un universo Agustiniano, donde una cosa material no es
sólo ella misma sino un signo de realidades espirituales, uno puede
decir que una cosa, siendo mediante la voluntad de Dios el signo de otra
cosa, lo que era por naturaleza, se podría convertir en otra sin un cambio de apariencia."
En la perspectiva escolástica la idea de cosa-signo no se perdió para nada. Santo Tomás dice 1ra, q. 1, a. 10: “Auctor
S. Scripturae est Deus, in cuius potestate est, ut non solum voces ad
significandum accommodet (quod etiam homo facere potest) sed etiam res
ipsas.” Así Isaac quien preparado para ser sacrificado es la figura
de Cristo, y el maná es la figura de la Eucaristía. Santo Tomás nota
esto cuando habla de este sacramento. Pero por la consagración de la
Eucaristía el pan no sólo se convierte en el signo del Cuerpo de Cristo,
y el vino en el signo de Su Sangre como los sacramentales de los
Protestantes se piensan que son. CF. D.T.C. art. Sacramentaire; pero como fue formalmente definido en el Concilio de Trento, la sustancia del pan es cambiada en el Cuerpo de Cristo, el que fue hecho presente per modum substantiae
bajo la especie de pan. Y esto no sólo es pertinente para los teólogos
de la era del Concilio en relación a la consagración. Esta es la verdad
inmutable definida por la Iglesia.
40. “conversio totius
substantiae panis in Corpus et totius substantiae vini in Sanguinem,
manentibus duntaxat speciebus panis et vini.” Denz. 884.
41.
Santo Tomás claramente distingue la triple presencia de Dios: primero,
la presencia general de Dios en todas las criaturas que él trajo a la
existencia (1ra. q. 8, a. 1);
2do, la presencia especial de Dios en
los justos por la gracia. Él está en ellos como en un templo, reconocido
por un objeto reconocible cuasi-experimentado., q. 43, a. 3; 3ro, la
presencia del Verbo en la humanidad de Jesús mediante la unión
hipostática. Así que es cierto que luego de la Encarnación Dios estaba
más presente en la Tierra en Judea que en cualquier otro sitio. Pero
cuando uno piensa que Santo Tomás ni siquiera había sabido como
presentar estos problemas, entonces uno se escapa hacia todo tipo de
vuelos de la fantasía y retorna al modernismo con la indiferencia que
puede ser leída en cada una de estas páginas.
42. “Veritas non est immutabilis plusquam ipse homo, quippe quae cum ipso, in ipso et per ipsum evolvitur”. (Denz. 2058)
43. 1896, p. 36, sección 413; 1897, p. 62, 239, 627; 1898, p. 578.
44. Autores tales como Téder y Papus, en su explicación de martinist doctrine, enseñan un panteísmo místico y un nuevo-gnosticismo por el que todo sale de Dios por emanación (hay entonces una caída, un mal cósmico, un pecado original sui generis), y todo aspira a ser re-integrado en la divinidad, y todo llegará allí. Esto está en muchas obras ocultistas recientes sobre el Cristo moderno, y plenitud en términos de luz astral,
ideas que de ninguna manera son las de la Iglesia y que son inversiones
blasfemas porque son siempre la negación panteísta de lo verdaderamente
sobrenatural, y regularmente son incluso la negación de la distinción
entre el bien moral y el mal moral en orden a permitir sólo eso que es
un bien útil o deseable incluyendo el mal cósmico o físico, el cual con
la reintegración de todo, sin excepción, desaparecerá.
45. Ciertamente nosotros admitimos que la verdadera experiencia mística, la que procede en los justos de los dones del Espíritu Santo, sobre todo, el don de la sabiduría, confirma la fe,
porque nos demuestra que los misterios revelados se corresponden con
nuestras más profundas esperanzas y provocan la más alta de esas
esperanzas. Reconocemos que hay una verdad de la vida, una conformidad del espíritu con la vida del hombre de buena voluntad y una paz que es el signo de la verdad. Pero esta experiencia mística supone la fe infusa, y el acto de la fe misma supone la fe en los misterios revelados.
Del mismo modo, como lo expresa el Concilio Vaticano, somos capaces de tener, por la luz natural de la razón, la certeza de que Dios existe como el autor de la naturaleza. Sólamente por eso, es necesario que los principios de estas pruebas, en particular el de la causalidad, sean verdaderos per conformitatem ad ens extramentale, y que ellos sean demostrables mediante pruebas suficientemente objetivas (sujetas a priore
al libre albedrío de hombres de buena voluntad), y no sólamente
mediante una prueba suficientemente subjetiva, como lo es esa Kantiana
de la existencia de Dios.
Finalmente la verdad práctica de la prudencia (per conformitatem ad intentionem rectam)
supone que nuestra intención está verdadera y estrictamente fijada en
el último fin del hombre, y el juicio del final de los hombres debe ser
verdadero secundum mentis conformitatem ad realitatem extramentalem. CF. I II. Q. 19, a. 3, ad 2.