El cardenal Policarpo recuerda que no se puede ser católico y masón: El Cardenal y Arzobispo de Lisboa, S.E.R. José da Cruz Policarpo, ha asegurado desde el Santuario de Fátima que «la masonería ejercita una influencia directa en los asuntos políticos». El prelado ha recordado que «no es compatible ser católico y masón», porque la francmasonería «rechaza los fundamentos de la fe, la aceptación de la Palabra de Dios y de la revelación sobrenatural».
“Se sabe desde hace mucho tiempo tiene influencia en lo político. Me extraña que haya gente que se sorprenda de eso”, dice el Patriarca de Lisbora y Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa.
La Iglesia ha juzgado la masonería responsable no solamente de
actividades subversivas en su contra, sino que desde los primeros
documentos pontificios sobre la materia y en particular en la encíclica Humanun Genus de León XIII (20 de abril de 1884), el Magisterio ha denunciado en la misma ideas filosóficas y concepciones morales opuestas a la doctrina católica.
Para León XIII, éstas tienden esencialmente a un naturalismo
racionalista, inspirador de sus planes y de sus actividades contra la
Iglesia. En su encíclica Custodi di quella fede
(8 de diciembre de 1892), León XIII escribía: “Recordemos que el
cristianismo y la Masonería son esencialmente inconciliables, tanto que
inscribirse en uno significa apartarse del otro”.
El Código de Derecho canónico de 1917, condenaba explícitamente la masonería en el canon 2335:
“Los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simpliciter reservada a la Sede Apostólica”.
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe promulgó una clarificación el 17 de febrero de 1981 sobre el estado de los católicos que se asocian a la Masonería:
“1. No ha sido modificada en modo alguno la actual disciplina canónica que permanece en todo su vigor.
2. Por lo tanto, no ha sido abrogada la excomunión ni las otras penas previstas”.
El Código de Derecho Canónico vigente, de 1983, establece en su canon 1374:
“Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho”.
Finalmente, la Congregación para la Doctrina de la Fe, con su Declaración del 26 de noviembre de 1983,
quiso colocarse al nivel más profundo y por otra parte esencial del
problema: es decir, en el plano de la inconciliabilidad de los
principios, es decir, sobre el plano de la fe y de sus exigencias
morales. Declara de nuevo la posición oficial vigente:
Fuente: Agencias/InfoCatólica“Por tanto, no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión.No entra en la competencia de las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba, según el sentido de la Declaración de esta Sagrada Congregación del 17 de febrero de 1981”.