Por Carlos Manuel Acuña
Hace mucho tiempo y de manera
reiterada dijimos en estas columnas que una de las salidas posibles de la
crisis en que el kirchnerismo colocó a la Argentina, sería a través de un
acuerdo entre los principales gobernadores cualquiera fuesen sus matices
ideológicos pero siempre dentro de un marco peronista. Hoy, habida cuenta de la
imposibilidad de que el vacío de poder sea cubierto por un vicepresidente que
no existe políticamente y está acusado de corrupción sin que se le mueva un
pelo, la tercera figura en la sucesión, Sara ................de Alperovich
debería convocar a elecciones en el supuesto que le alcance la obligación de
hacerlo, pero la senadora por Tucumán tampoco está en condiciones de asumir una
responsabilidad que le excede. Incluso si cumpliera con la obligación de llamar
a elecciones presidenciales, el lapso que se abriría para la lucha política
terminaría por acelerar un estado de anarquía que ya comenzó. Dicho esto,
nuestros lectores podrán tomarle el pulso a la gravedad de la situación
incontrolable en que caería nuestra ex República, un tema al que con palabras
parecidas nos hemos referido más de una vez sin que se produjera desmentido
alguno.
A esta altura de las
circunstancias es innecesario repasar los contenidos de este escenario donde
reina la improvisación, la incapacidad, la inconstitucionalidad de las medidas
que se adoptan, la inseguridad física y jurídica y un futuro de descomposición
social que ahondará el proceso que se agrava por momentos. Sopesados estos
componentes de la realidad que nos agobia, se hace necesario regresar al
comienzo de este informe para entender aquello que asegura que en política no
existe el vacío y que si éste se produjera, surgirían de inmediato las medidas
para lograr el equilibrio posible. No más de una decena de hombres se ha
dedicado a intentar el camino que, obligadamente, deberá concluir con el
alejamiento legal de Cristina W. Fernández, legalidad que prevé la posibilidad
de caer en una situación contestataria y violenta, según sean los intentos
finales de la todavía Presidente para mantenerse en un poder que se le escapa
de las manos.
Lamentablemente, todavía no se
llaman a las cosas por su nombre y se mantienen las incógnitas que desvelan a
las cabezas más serenas del justicialismo y que obviamente no desean que su
agrupamiento se descomponga con las mismas honduras que afectan a otros grupos
partidarios. Antes de avanzar, repetiremos que "la historia se repite"
y que con algunas variantes - muchas de ellas de importancia - ocurrirán los
hechos en términos parecidos a lo que vivió el país en las décadas de los años
sesenta y setenta. En síntesis, que las izquierdas serán enfrentadas por el
movimiento obrero con Hugo Moyano a la cabeza, la ortodoxia doctrinaria y una
amplitud de criterio que abarcará a otras corrientes lo que producirá alianzas
que todavía ni siquiera se han perfilado. Por caso, el papel protagónico que
una vez más le tocará al campo.
El gobierno sospecha los pasos
que han comenzado a darse y coincidentemente está decidido de acuerdo con el
ánimo que impulsa el alterado comportamiento de Cristina W. Fernández de
Kirchner, a acentuar un proceso de propaganda convencido de que es la vía apta
para revertir la marcha hacia el derumbe. Así, se multiplican los discursos
presidenciales a través de la cadena comunicacional que siempre se reserva para
los grandes anuncios y acontecimientos pero que ahora se desgasta hasta llegar
al hartazgo de la población. Como si esto no ocurriera a simple vista - y antes
de entrar de lleno en la información de los hechos - el ministro de Educación
Alberto Sileoni firmó un convenio con la Agencia Nacional de Noticias Telam S.A.
con el objeto de llegar directamente a un público joven de alrededor de tres
millones de estudiantes que representan a otros tantos hogares, a quienes se
les regaló computadoras de mala calidad pero que funcionan. Quienes las poseen
podrán recibir una carga psicológica, ideológica, doctrinaria y partidaria
especialmente elaborada y para tener una idea de lo que comenzará a
desarrollarse de un momento a otro, la conducción de esta tarea está organizada
por el titular de Télam, Martín García, quien no dudó en comparar a Néstor
Kirchner con el Libertador general D. José de San Martín y con nuestro señor
Jesucristo, como ha sido público y criticado. De todos modos, huelgan los
comentarios pues no caben las palabras para definir tamaño dislate.
De todos modos, sería interesante
- interesante y necesario - que se escuche la voz de la Iglesia, de las
Academia de Historia y de otros sectores que como expresión de la decadencia
todavía no se han pronunciado como es debido. Nos referimos a esto tan directa
y sencillamente pues no podemos caer en la sospecha de que rige el miedo que
todo lo domina, así que corresponde esperar que se levanten las voces que
requiere la recuperación del país.
Como si esto fuera poco - poco e
insuficiente para definir un estado de cosas que requiere de un cierto esfuerzo
para hacerlo - debemos reiterar que está oficialmente confirmado que el
director del Servicio Penitenciario, Sr. Hortel, conduce un programa de
orientación política a reclusos que salen en libertad para aplaudir los
discursos presidenciales y hacer número en las concentraciones oficiales que
concentran a más "aplaudidores" y concurrentes pagos para hacer
número y cobrar por su entusiasmo.
Hace un tiempo dimos a conocer
estas insólitas novedades acompañadas por coloridas fotografías que, pese a
todo, al comienzo no tuvieron la repercusión que merecían hasta que fueron
ampliadas con más y más noticias que alarman a la población, a las Fuerzas de
Seguridad y Policiales y a determinados políticos que presentaron en los
ámbitos legislativos los correspondientes pedidos de informes que no fueron
respondidos. En otra parte de este trabajo consignamos más elementos de juicio
que en un país normal ya habrían producido las consiguientes reacciones, por
cierto ausentes en la Argentina de la decadencia.
Vayamos ahora a los gobernadores
que esperan el momento justo para pronunciarse, aunque desconocemos todavía
como serán los pasos que significarán el intento de recuperar al peronismo
tradicional, establecer acuerdos y superar el caos en que estamos sumidos.
Desde hace varias semanas y en coincidencia con lo que parecen actos de
desorden en la conducta de Cristina, se pusieron en marcha conversaciones cuyo
contenido ya se había tanteado en distintas reuniones iniciadas a fines del año
pasado o comienzos de éste. Apenas avanzados los ataques de la Casa Rosada
contra el gobernador de Buenos Aires, ingresó en la atmósfera política un aire
conflictivo y tenso que llevó a un intercambio de ideas, sobre todo cuando la
imagen de Daniel Scioli subía mientras bajaba la de Cristina Fernández. Fue
cuando avanzaron los ataques destituyentes contra el jefe político de la
principal provincia Argentina quien resolvió no modificar en un ápice la
táctica de no enfrentar al poder central. Esto exasperó a Cristina, a Carlos
Zanini - el secretario que realmente traza los grandes lineamientos del
gobierno pese a que la viuda suele actuar a veces sin su consejo - y a la
"mesa chica" del kirchnerismo que enfrentaba problemas colaterales.
Por ejemplo, la violencia del comportamiento de Máximo para con su pareja y
quien vendría a ser su suegra, lo que hace poco derivó en su internación en una
clínica muy importante a donde llegó después del famoso viaje en el Tango 01.
Scioli, también atado a las
encuestas, pudo apreciar que la persecución a la que era sometido le daba
ventajas sobre Cristina, circunstancia que lo llevó a intercambiar ideas y los
primeros acuerdos - en realidad fueron difíciles y con altibajos - con Mauricio
Macri. Así, los dos distritos electorales más importantes iniciaban un acuerdo
potencial que con la reserva del caso prometía y promete modificar el horizonte
político del país. Simultáneamente y ya en época más cercana, se sumó a estas
inquietudes el gobernador de Córdoba, el "Gallego" de la Sota, quien
avanzó varios pasos en su firme desacuerdo con el poder central que no le
giraba (igual que a Scioli) los fondos de la coparticipación que le
corresponden. El centralismo fiscal siempre ha sido motivo de grandes cambios
políticos, revoluciones y enfrentamientos.
En el interin, la imagen de
Cristina y los problemas del país se complicaban más y más lo que amplió el
círculo de preocupados interlocutores con la presencia del gobernador
socialista y principales dirigentes justicialistas de Santa Fe. El socialista
Binner y su actual reemplazante no fueron ajenos a estos contactos que
produjeron consultas adicionales con la Corte Suprema de Justicia donde
comenzaron a analizarse el comportamiento contra determinados jueces que
resultaron antipáticos al más cerrado poder del kirchnerismo. Como lo veremos
en su momento, esto último amenaza con convertirse en un escándalo
internacional pero facilitó los análisis realizados con la máxima autoridad
judicial del país y así el Dr. Lorenzetti recibió varias consultas que fueron simultáneas
con su opinión contraria a la reforma constitucional pensada para facilitar la
reelección para un nuevo período de Cristina Fernández. Sus palabras fueron
publicadas y despertaron una tormenta silenciosa pero intensa.
En vez de buscar acuerdos y
desplegar una flexibilidad política, el gobierno endureció su posición en todos
los sentidos, aumentó el malestar entre quienes eran enfrentados,
"ninguneados" o dejados a un lado en el ejercicio de sus funciones,
hasta que llegó la desprolija incautación de YPF y el surgimiento al estrellato
del joven viceministro de Economía Axel Killisof, quien rápidamente supo
granjearse enemistades y diferencias ideológicas entre las que se destacaron su
simultánea admiración por Keynes y Carlos Marx. Al mismo tiempo y pese al
ensalzamiento de la figura de Néstor Kirchner - ÉL, en la jerga presidencial -
mencionado como el verdadero gestor de la indepéndencia Argentina, se debilitó progresivamente a
varias figuras representativas del kirchnerismo de los primeros tiempos y entre
ellas, la del mismo ministro de Planificación De Vido, pese a ser el dueño de
los mayores secetos de este insólito gobierno. La decepción crecía y aumenta en
las propias filas.
El panorama comenzó a acentuar la
incertidumbre dentro del mismo oficialismo donde algunos ministros no ocultaron
ni ocultan su preocupación por las actitudes contradictorias de Cristina, sus
salidas extemporáneas, las curiosas frases que llenan sus discursos, lo vacuo
de sus afirmaciones o negativas y la obviedad del montaje de los aplausos,
interjecciones y salidas que caracterizan a sus discursos que nada serio
aportan. Esto último es más que un simple detalle habida cuenta de la gravedad
de la situación mundial y el desorden interno que vive la Argentina. Mucho más podría
agregarse sin olvidarnos de los papelones de Timerman, la carencia de entidad
de funcionarios, secretarios y ministros, la ya mencionada renuncia en masa de
los embajadores de carrera, la indefensión del país, el retiro de la
Gendarmería de las fronteras y el crecimiento del narcotráfico y otros asuntos
que llenarían páginas enteras como ser la expresa molestia de los gobernadores
de las provincias petroleras marginados de las decisiones sobre YPF y su
futuro. Podríamos agregar los pequeños y grandes negocios de los jóvenes de La
Cámpora que ingresan a la administración y desplazan a viejos y probos
funcionarios o el crecimiento desordenado del gasto público que inexorablemente
concluirá con la suspensión de los subsidios a quienes, acostumbrados, los reciben
como un derecho que reemplaza a la obligación moral del trabajo.