Por: Ricardo Díaz
Mucho se ha dicho
respecto de la ya famosa frase morenista acerca de que se puede comer
con seis pesos. Incluso están circulando por Internet, sobre todo en
facebook, todo tipo de bromas al respecto.
Pero lo más triste de
todo es que, realmente, hay millones de argentinos que tienen que
comer con seis pesos y menos, no les queda otra, ¿cómo hacen?, no
se, pero que es así lo demuestran organizaciones o instituciones no
gubernamentales con estudios serios y encuestas verdaderas que
arrojan índices ciertos.
De esto se habla muy poco
lamentablemente, sin embargo, es una realidad que nos conmueve.
Porque, paralelamente, todos los fines de semana largos, los lugares
turísticos, con sus hoteles y restaurantes, colapsan, y ni que
hablar en la temporadas tanto invernales como de verano.
Es decir que, en
Argentina, lo que realmente está muy bien distribuida es la gran
desigualdad económica entre sus habitantes. En la misma ciudad de
Buenos Aires puede apreciarse villas miserias a pocas cuadras de
donde salen los micros con destino a dichos lugares turísticos.
La franja es muy
desigual, porque los que están bien económicamente y viajan a la
costa, por ejemplo, ronda el millón de argentinos, lo cual
representa el 2,5 % de los 40 millones de habitantes de este bendito
país. Por lo tanto, los 39 millones restantes se quedan en sus casas
tomando mate o asistiendo a la plaza o parque más cercano a sus
domicilios, y en verano en la “pelopincho”.
Ni hablar del gobierno,
que quiere hacer creer a tontos e ingenuos, que estamos bien porque
se baten records de turismo.
Por eso, sin quererlo,
don Moreno señaló una triste realidad: hay argentinos que tienen
que comer con seis pesos o menos. Ahora sólo le falta decir que con
una venda o gasa puede funcionar perfectamente cualquier hospital;
que, por otra parte, ya se está haciendo realidad tras el cierre a
las importaciones.
Esta broma de Moreno, que
supera todas tomaduras de pelo efectuadas por este gobierno hasta la
actualidad y que fuera la causante de tantas respuestas graciosas en
los medios de difusión, sólo puede ser superada por una espantosa
broma de humor negro y de muy mal gusto: la reelección de la actual
presidentE.