En la foto: Pintura de Michael
D’ Antuono titulada: “The Truth”(“La Verdad”)
Por Emilio Nazar Kasbo
Comparan a Barack Obama con
Jesucristo, el Mesías de Israel, pero la cuestión va más allá de una mera
pintura. Michael D’ Antuono realizó
un óleo en el año 2009 representando a Barack Obama con una corona de espinas y
en una posición que recuerda una crucifixión pero sin dolor, sino con un toque
de amaneramiento, mientras con sus manos abre una cortina; a las espaldas del
mandatario fue retratado el sello presidencial estadounidense.
El “artista”, que no es más que
un mero escandalizador de los que pululan por el mundo, afirma que no es su
intención el compararlo con Jesús, pero que para los liberales es como si fuera
su “salvador”. Para los sectores religiosos, dicha pintura ha caído muy pesada y
aseguran que los falsos ídolos sean políticos o de cualquier otra índole siendo
expresado de manera tan soberbia es un indicio de que hemos llegado al
principio del final.
La Liga Católica norteamericana
inmediatamente alzó la voz aludiendo a blasfemia además de denunciar que se explotaba
con la obra las cuestiones raciales que tanto peso habían tenido en la campaña
electoral. A ello, el responsable de la pintura replicó: “Mi intención no fue
comparar al Presidente con Jesús, eso fue culpa de los medios; mi idea era
analizarlo y que se analizara desde una perspectiva metafórica”. Pero ¿Qué
metáfora puede hacerse de la corona de espinas colocadas sobre la cabeza de
quien dirige la Nación que supuestamente controla todo el orbe como gendarme del
Estado de Israel?
La pintura -o al menos la
interpretación mesiánica de Barack Obama- se situó, tres años más tarde,
nuevamente en un punto álgido luego del furor que se desatara por la victoria
del mandatario sobre Romney el seis
de noviembre del 2012.
“[...] debemos de darle honor a dios
y a nuestro señor y salvador Obama”, - declaró el 25 de noviembre [2012] el
cantante Jamie Foxx en el escenario
de los 2012 BET Soul Train Awards. Después de tales palabras -transmitidas en
vivo por la cadena E!- y el escándalo producido a todos los cristianos por
utilizar dos adjetivos bíblicos para calificar al Presidente norteamericano, el
músico expresó lo siguiente: “La política -y todo lo que a ella envuelve- es
una especie de religión social. Sus líderes -refiriéndose a los políticos-
guían al pueblo en una nueva forma de espiritualidad”.
Para Foxx, al brindar el gobierno
a la sociedad todo lo que ésta necesita se convierte en una especie de religión en donde
evidentemente sus representantes directos serían o son los que ejercen un
poder.
Además, atendiendo al
nacionalismo de la mayoría de los estadounidenses, comentó: “Al estar [Barack
Obama] en la cima del mundo -refiriéndose al cargo de Presidente- se convierte
en una especie de divinidad”. A más de uno, la frase recordará al Diablo
tentando a Jesucristo en el desierto, ofreciéndole desde la cima el gobierno de
todos los pueblos.
Todo esto nos lleva a la
pregunta: ¿Quién es realmente Barack Obama? ¿Qué espera la gente de él? Así,
dos aristas de análisis surgen, una en cuanto a sus acciones de gobierno, y la
segunda referida al contexto socioreligioso en que actualmente se vive, en el
marco de una espiritualidad “New Age” fomentada por los medios de comunicación
anticristianos.
En realidad, lo que se vive es
una apostasía generalizada por parte de una sociedad globalizada que reniega de
su herencia cristiana. La “tolerancia” y el “pluralismo” que implica “exigir
respeto” a eventos que sólo tienen por fin la blasfemia religiosa, es una
prueba de la debilidad social en materia religiosa.
Por otra parte, la psicología
personal influida por los medios de comunicación conduce a la población a la
identificación con el mesianismo judío que reniega de Jesucristo.
Efectivamente, al no reconocer el pueblo judío a Jesucristo como el Mesías,
debido a las aspiraciones inmanentistas y materialistas que tienen las
expectativas de dicho pueblo, pretenden identificarlo con diversas personas,
incurriendo en mesianismos temporales que la Doctrina Social de la Iglesia
Católica ha condenado en reiteradas oportunidades.
De tal modo, la religiosidad
humana es conducida a reconocer en meros seres humanos alguna especie de
salvador, una intervención de Dios en los actos gubernamentales. La
psicopolítica actúa por medios de comunicación que inyectan valores deformados,
a los efectos de poder manipular a las masas y lograr comportamientos uniformes
en ellas, como si se tratara la sociedad humana de un avispero o de un
hormiguero.
Dios es creador de la psicología
humana, otorgándole gracias y dotes a cada persona para reconocerlo como tal.
Sin embargo, el ser humano que maneja los destinos de numerosas personas puede
influir para interferir en tales gracias y deformar tales dotes otorgados por
Dios para alcanzar la Verdad, de modo que la persona se desvíe hacia fines
personales que determinan tal manipulación, lograda mediante los medios
masivos. Así, la expectativa de un salvador que tiene una intervención divina
en sus acciones, pretende ser satisfecha por un presidente, que es un mero ser
humano.
La Esperanza que todo católico
pone en la Iglesia, pretende ser suplida por una “seguridad espiritual”
satisfecha no por un ser espiritual cuya naturaleza es a la vez de verdadero
Dios y verdadero hombre, sino por un mero hombre. Pretenden que Obama, por
ejemplo, sea una “divinidad tangible”, tal como sucedía con los Emperadores de
Roma, un ser humano que a causa del cargo que ejerce tiene la facultad de
brindar “ayuda” material a quien pudiera ser alcanzado por su “benignidad” y “magnanimidad”.
Comida, ropa, vivienda, dinero… e incluso problemas judiciales, todos los
problemas mundanos pueden ser resueltos por quien ejerce el máximo cargo de un
país, y con mayor razón cuando tal país es el que lidera en apariencia a todos
los demás.
El ansia del Apóstol Tomás de
tocar a Jesucristo Resucitado para creer, en el grado de su incredulidad, es
hoy suplida por la población pidiendo una “gracia” al Presidente, a quien tiene
hoy como un ser humano concreto a quien también puede “tocar”. Materialismo
puro, que de espiritualismo sólo tiene el nombre… y que más bien es un anticipo
del tratamiento que recibirá el Anticristo.
Los protestantes, gracias a su “libre
interpretación”, son un terreno muy fértil para los desvíos de todo tipo, y
junto con ellos los católicos modernistas protestantizados. Según informó
NoticiaCristiana.com el martes 13 de diciembre de 2011, el Reverendo Luis León,
en presencia de Obama y su familia, comparó al presidente de Yankilandia con
Juan El Bautista, afirmando que los americanos tenían una percepción igual a la
de Juan El Bautista porque los líderes religiosos de la época tenía grandes
expectativas hacia el profeta, pero él les dijo que no era ni el Mesías ni
profeta, sino una voz que grita en el desierto.
El Reverendo bromeó diciendo que “Obama
no es el mesías… Esto no es una declaración política, simplemente es decir lo
obvio”, afirmó provocando risas en los feligreses. Sin embargo, lo comparó con
Juan el Bautista, afirmando que los americanos tenían una percepción igual a la
del anunciador de Jesucristo porque los líderes religiosos de la época tenían
grandes expectativas hacia el profeta, pero él les dijo que no era ni el Mesías
ni profeta, sino una voz que grita en el desierto.
La siguiente pregunta se origina de un artículo publicado en Forbes.com
fechado 26 de Octubre de 2008, por Amir Taheri, autor de 10 libros sobre Irán,
el Medio Oriente y el Islam.
“P. ¿Es Barack Obama el
“guerrero prometido” que viene a ayudar al Imán Oculto de los musulmanes
chiítas a conquistar el mundo?”
“R. Esta pregunta ha estado
dando vueltas en Irán desde el mes pasado, cuando un sitio Web pro
gubernamental publicó un Hadith (o tradición) de un texto chiíta del Siglo
XVII. La tradición viene de Bahar al-Anvar (que quiere decir Océanos de Luz)
por el Mulá Majlisi, una obra magna de 132 volúmenes y que representa la base
del Islam chiíta moderno.
Según esta tradición, el Imán Ali Ibn Abi-Talib (sobrino y yerno del
profeta) profetizó que en el tiempo del fin y justo antes del retorno del
Mahdi, el Salvador Último, un “hombre alto negro asumirá las riendas del
gobierno del occidente”. Comandando “el ejército más fuerte sobre la tierra”,
el nuevo gobernante del occidente llevará “una clara señal” del tercer imán,
cuyo nombre era Hussein Ibn Ali. Esta tradición concluye: “Los chiítas no
tendrán la menor duda de que él estará a nuestro favor”.
En una coincidencia curiosa, el primero y segundo nombres de
Obama-Barack Hussein-significan “la bendición de Hussein” en árabe y en persa.
Su apellido Obama, escrito en el alfabeto persa, se lee O Ba Ma, que quiere
decir “él está con nosotros”, lo cual es la fórmula mágica en la tradición Majlisi.
De estas fuentes seculares parece que personas con antecedentes
diferentes creen que un líder que se ajusta a la descripción del Sr. Obama,
aparecerá en los últimos días, pero que su impacto no será bueno para los
Estados Unidos. Solamente el tiempo lo dirá.
Si se mira la política
estadounidense en Medio Oriente, cómo se está pretendiendo la caída de
gobernantes y la instauración de regímenes que responden del modo más férreo a
la shariáh islámica que contempla incluso la “guerra santa” contra todos los
infieles, veríamos una gran coincidencia con el texto transcripto. Lo dicho no
implica atribuir veracidad a la supuesta “profecía” descripta, sino una mera
coincidencia.
Mientras tanto, Obama está por
implementar la Reforma Sanitaria, que en este año 2013 incluye la implantación
de un chip para control de la población. Estados Unidos, la primera nación en
el mundo en requerir que cada uno de sus ciudadanos tenga implantado un microchip
de identificación por radiofrecuencia (RFID).
Uno de los más alarmantes
aspectos de esta ley son los “Paneles de Vida” o “Paneles de la muerte” que se
convertirán en un estándar para determinar a qué paciente se le brindará
tratamiento… y a cuál no. El impacto real de esta ley está escondido en los
detalles de sus más de 2.000 páginas. Las modificaciones de la ley de Salud
Pública comienzan a regir a partir de marzo de este año 2013.
Barack Obama… ¿un Anticristo?