Por Emilio Nazar Kasbo
- ¿Elegir o descubrir cuál es la persona que DIOS ha determinado desde su Omnisciencia y su Providencia como cónyuge?
Hay una diferencia CUALITATIVA, tanto como entre el mero Orden Natural y el Orden Sobrenatural. Si es “yo elijo”, estamos poniendo la voluntad de la persona por sobre la de Dios, en una sociedad donde la elección propia es lo más importante, por encima de La Verdad (que es Jesucristo), de modo que se cae en un semipelagianismo incluso en el caso de que la elección sea certera, de que se elija el Bien y La Verdad pero poniendo el acento y la validez de tal elección en la propia voluntad y no en la Voluntad de Dios que nos amó primero, de quien se obtiene la Gracia del Bautismo y en quien debemos movernos (“ora comáis, ora bebáis, hacedlo siempre a la mayor Gloria de Dios”, enseñaron los Apóstoles, el noviazgo y el matrimonio también deben desenvolverse en ese marco).
- ¿Tiene sentido la vida sin el novio o sin la novia, sin el cónyuge?
La vida tiene sentido en Dios. Allí donde está tu corazón está tu tesoro. En este mundo, el sentido de la vida es dado por Dios, es una Gracia de Dios, que es infinito. El noviazgo y el matrimonio son temporales, y por ese motivo no pueden dar el pleno sentido a la vida. El amor al cónyuge en Dios se vuelve infinito, pero sin Dios se convierte en meramente humano y temporal.
- ¿Te sirve o le sirve a Dios?
Si es “esta relación ME sirve”, es un criterio egoísta; si “esta relación NOS sirve”, es un criterio humano. Si es “esta relación SIRVE A DIOS”, se está fundando el matrimonio sobre la Roca de Jesucristo como enseña la Iglesia Católica.
- ¿Lo sexual o los detalles de convivencia son lo más importante?
Si lo sexual o los “detalles de convivencia” (costumbres que pueden resultar molestas en el noviazgo o luego como cónyuges) son lo más importantes, seguramente se corre el riesgo de rupturas por nimiedades, de discusiones por cuestiones intrascendentes y surgirán problemas por banalidades (por ejemplo, por tomar del pico de una botella)
- ¿Por qué seguir un noviazgo que no conduce a Dios?
Lo más importante no son los “detalles de la convivencia” (porque además estos son un criterio egoísta, ya que tales “detalles” son los que pueden atentar o favorecer la propia COMODIDAD), sino que lo más importante es el aspecto Sobrenatural, todo aquello que permita el crecimiento en la Fe. Si el noviazgo no conduce a Dios, si se deriva a una situación meramente sexual, pone en riesgo todo el aspecto Sobrenatural pues introduce pecados mortales en la relación que luego se trasladarán al Matrimonio, incluso en el caso de recibir el Sacramento, o tal vez deformando en la conciencia incluso el sentido del Sacramento por pecados graves previos.
- Si no se domina contigo, ¿por qué se dominará con otras personas, aun cuando estuvieran casados?
Quien no es fiel en el noviazgo, ¿por qué lo será en el matrimonio? Quien tiene relaciones prematrimoniales con su novia ¿por qué no las mantendrá con otras, si aun no están casados? Si el noviazgo no es una situación definitiva, y puede ser roto por su propia naturaleza, y se han mantenido relaciones prematrimoniales ¿cuántos noviazgos con relaciones prematrimoniales puede haber hasta que se decidan al matrimonio con alguien? ¿O tal vez será el “sorteo” de que casarse con quien se embaraza?
- ¿El amor humano es suficiente para el noviazgo o el matrimonio?
Respuesta: para el Sacramento del Matrimonio, no es suficiente, porque se requiere el Amor a Dios, consagrar a Dios el matrimonio y la familia, requiere la elevación a la dimensión Sobrenatural
- ¿Por qué muchos terminan en fracaso?
Simplemente porque han omitido a Dios, porque han puesto sus esperanzas en cuestiones humanas, porque han fundado el noviazgo en banalidades o en un mero aspecto sexual…
¿NO SIRVE PARA ACERCARTE A DIOS? CORTA EL NOVIAZGO, ANTES DE QUE SE CONVIERTA EN UN MARTIRIO PARA TODA LA VIDA
¿SIRVE PARA ACERCARTE A DIOS Y CRECER EN LAS VIRTUDES? NO DEMORES EN LA DECISIÓN DE CASARTE, BUSCANDO EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA. LO DEMÁS “SE OS DARÁ POR AÑADIDURA” (así lo dijo Jesucristo. Creer o reventar).