Por Tcnl. José
Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN73)
La política, en dimensión mundial, está cambiando sus procederes y accionares,
de una manera veloz y, algunas veces, desconcertante. Esto, pocas veces es
analizado, lo que lleva a la lógica incertidumbre, fundamentalmente, en el paso
inicial de ella: las elecciones. La idea básica señala que, los partidos
políticos del ayer, han sido superados por los personalismos de hoy, pues, los
sistemas legales resultan ahora vetustos, porque no se han
adaptado a la nueva modalidad. Esta nota pretende traer el tema, como una
suerte de aporte para su análisis y discusión, con los antecedentes que se han
logrado obtener, ya que Argentina, en un claro proceso electoral, parece
desconcertada y vacilante.
Un avezado político, cuyo mandato en diferentes cargos había rotado y repetido
con singular éxito, señalo que "en la campaña electoral, hay que
decir lo que la gente quiere escuchar, pero, cuando se es gobierno, hay que
hacer lo que ellos necesitan, así la respuesta será positiva y nos
reelegirán". En cuanto esta experiencia es hoy valida. El problema
es cuando no se tiene la habilidad para determinar el mensaje y la
cuestión cuando no se conoce lo que realmente se necesita, lo que llevara,
consecuentemente, al fracaso. Para lograr el conocimiento de lo que se
quiere y lo que se necesita, es necesario tener "habilidad de
dirigente" y, para ello, tiene que saberse de los ambientes y
convivir con sus ciudadanos. El alejamiento entre el elector y el elegido,
destruye el rol de representante, porque no se logra la amalgama entre ambos,
que hace de los deseos y necesidades, un solo accionar. Debemos tener en
cuenta que, el presente, los medios de comunicación masivos, permiten
llegar con mayor facilidad y simpleza en la acción de la difusión, pero ello no
significa que el mensaje materialice el enlace que se pretende, pues no se
conoce la repuesta, lo que tiene que, necesariamente, ser analizado.
La evolución de los medios de contacto, con su poder de difusión y penetración,
motiva la comunicación personal individual y suple el anterior
accionar grupal del conjunto, como grupo o entidad. Esta realidad, es la
que está anulando a los partidos políticos, que han dejado de ser
organizaciones con una plataforma acordada entre sus miembros, comprometidos a
materializar al llegar a los gobiernos, y se han convertido en meras fachadas
de nombres de determinada raíz histórica. Resulta doloroso hacer esta
afirmación, pero ello es una concreta realidad, que debemos asumir
como tal. Basta recorrer las noticias locales e internacionales y veremos nombres
en las pujas electorales y no designaciones partidarias como era en el
pasado. En nuestro caso, sorprendentemente, detrás del nombre se forma un
partido, no por el efecto de la realidad, sino por una obligación reglamentaria
institucional.
La cuestión también aparece en el tema de las ideologías. Una privilegia el
individuo (esfuerzo y trabajo) y otra la comunidad (reparto y
subsidio), que, convencionalmente, se denominan derecha e izquierda.
Si se observa que fluctúan en ellas sus orientaciones, que se invaden
mutuamente, en una suerte de evolución hacia el centrismo, se
percibe que existe un adecuado avance de interacción positivo, que es fruto, no
tan solo de las realidades, sino los avances del progreso general. Sin embargo,
a este proceso oscilante, en ocasiones, se enciman dos elementos
distorsionantes: el fundamentalismo y la extrema. Por más que ambas en su
acción, también en algún momento, se confunden, son, en realidad,
casi tan someramente opuestas, como son hoy las orientaciones de la derecha
y la izquierda. El fundamentalismo, se aferra a principios o ideas validas en
el pasado, pero superadas en el tiempo. El extremismo, vuelve
a reavivar las diferencias de clases, dirimidas por la vitalidad de
la superación, en base a las oportunidades. La cuestión es que, mediante
el desarrollo, se ha encontrado una respuesta apta en la
democracia y se muestra por el bienestar logrado por el mejor nivel
de vida de la sociedad. En estos extremos, solo aparecen aquellos que se
han quedado en el tiempo o defienden posiciones dadas por muy peculiares
intereses. Como se puede fácilmente observar, mundialmente, la tendencia
global, es hacia lo que llamamos centralismo, o sea lo mejor que ofrecen
los extremos unidos para un fin común. De ahí la confusión que, pese a
ser brillante como resultado, al enceguecer, priva de la fácil capacidad de
elección. La similitud de objetivos y el parecido de las acciones, no hace
simple la determinación de lo que se debe apoyar por ser la realidad
conveniente. Esta situación motiva la necesidad sociológica de estudiar,
analizar y reflexionar sobre la aparición plena en la política de los
personalismos o individualismos.
Dentro de este desarrollo, por una parte, el personalismo político anula las
agrupaciones que, para autosostenerse, asumen ser "movimientos" y,
por otra, las distancias en los objetivos "socioeconómicos", antes
tan diferentes, ahora son cada vez más parecidos. Esta nueva situación es tal,
que, cuando se escuchan los mensajes de los políticos actuales, no es fácil
calificarlos, si son de derecha o izquierda, o bien, fundamentalistas o
progresistas. Esta mutua asimilación, se hace más compleja y evidente, cuando
se conforman "frentes", en los que aparecen figuras consideradas
antes en posiciones tan enfrentadas que parecían inconciliables.
Esta realidad en evolución, esta concretado una nueva forma de
materialización de la política, que gira alrededor de personas de una manera
individual y se aleja de las agrupaciones. Es de recordar que, el fenómeno de
los partido políticos como organizaciones, como se han concebido hasta
ahora, es una de las tantas resultantes de la "revolución
industrial", en la que se aumentan los tamaños de las organizaciones, pero
se perdían los métodos de comunicación (enlace) que perdían su escala clásica.
Cuando se relee las enseñanzas de Fayol y Taylor, en su oferta de solución
organizacional, surge con claridad el tema y, consecuentemente, su
solución. En el Siglo XXI, el tiempo del conocimiento y enlaces
cibernéticos, uno de los fenómenos sociales es que se ha vuelto al
contacto directo, claro está que "virtual", pero muy similar al
"personal" del pasado. El dirigente del presente se ofrece de manera
directa a las sociedades (televisión, radio, Internet, etc.) y no, como hasta
hace poco, dentro y enmarcado, en organizaciones (partidos políticos),
representado por sus acompañantes y con una escaza relación de contacto directo
con la sociedad. Esta evolución social y tecnológica, además de las capacidades
nuevas que contiene, lleva a retrotraernos al ayer, con el contacto directo
electoral, que, de alguna manera, se expresa como el "federalismo".
El concepto federal, hace que las representaciones políticas se materialicen en
la proximidad del vecino, para, en esta suerte, encontrar la relación en
el seno de la comunidad, con el efecto de contacto inmediato y
directo. La pérdida de esta modalidad, lamentablemente, llevo a que en la
política aparezcan "anónimos" y/o "desconocidos" en los
cargos públicos, que se originan en listados de electores donde son meros
acompañantes de quien es la figura principal. En nuestro país, en una
extraña violación de conciencias, se ha permitido lo que se conoció como
"candidatos testimoniales" que no asumirían y solo actuaban como
imagen de atracción.
Ante este nuevo desafió, el dirigente político actual tiene que
"proyectar" (vender) su imagen en los electores, lo que
significa exponerse (mostrarse) intelectual, moral y físicamente a
la observación y evaluación de los mismos. Si los observamos, vemos que
adquieren algunas formas de expresión y presentación que, en
oportunidades, se confunden con las que son convencionalmente de los actores.
Gestos, señales, palabras o posiciones del cuerpo, llevan a individualizarlo,
como en detalles triviales, tales puede ser su vestimenta, acompañantes, etc.
La realidad, señala como experiencia, que esta manera de exposición, algunas
veces, es solo fachada (mascara), que no contiene, en realidad, lo que ella
quiere ser. Este real "fraude" político, claro está, queda desnudado
en el ejercicio de la función (Inoperancia, falta idoneidad, etc.) a la
que puede ser electo, pero, como se comprende, puede ser tarde. Cuando se
conoce la real participación en las funciones de algunos elegidos, se siente
alarma y frustración, debido a que ocupan sus cargos no para expresarse como su
responsabilidad le impone, sino para ser "numero" en las acciones o
posturas que son otros los que las deciden.
El agotamiento de los políticos del presente, hace suponer que existe la
posibilidad del ingreso de nuevos ciudadanos que desea llegar a esta
acción. El dirigente que aspira a la política, dada la actual
"individualidad" social existente, debe desarrollar una serie de
estadios que lo aproximan al logro de su objetivo. El primero, debe ser
"conocido", es decir ser alguien que tiene en otras funciones un
rol o papel que hace que su nombre, actividades, etc. se reconozcan como
tales en la sociedad en la que actúa. Este "conocimiento" puede originarse
en las más variadas actividades, por ello, surge en lo intelectual, actoral,
deportivo, etc. Claro está, que requiere que ello luego se
"perfecciona" en el ámbito de la política. Luego debe ser
"reconocido", es decir ser valorado por destacarse por sus logros,
que lo hacen una figura respetada y mostrada en la natural comparación entre
las personas. Pero, este "conocimiento" y "reconocimiento"
tiene que estar materializado por su figura física (**), su capacidad de
oratoria y la "imagen" proyectada, ante los auditorios concretos o
virtuales para, de esta manera, "despertar" atracción,
"motivar" confianza" y, lógicamente, pensarlo y considerarlo
como el apto y genuino "representante". Los antecedentes juegan un
aspecto importante, ya que ellos dan idea de las conductas en el pasado y,
lógicamente, las que podrá asumir en el futuro. La actual posibilidad de
ingresar los antecedentes, como así también escritos o informes de actividades,
como paginas en la WEB, tiene un efecto de contacto, difusión y valoración
tremendamente importante. En este proceso, tras ser calificado como
candidato, tiene relevancia, su actuación en los
"enfrentamientos" con otros postulantes (***) en los que, no tan solo
se presentan las posiciones, sino que se evidencia la capacidad de reacción ante
supuesto que pueden serles adversos. Prudencia e inteligencia, habilidad y
"picardía", conocimientos e imaginación, etc. se ponen en juego,
junto a la honestidad y la oportunidad ante los atentos auditorios reales
y virtuales.
Podemos tomar como ejemplo a una personalidad reconocida mundialmente de
la actualidad, como es el caso del Papa Francisco, vemos que su imagen se
delinea por ser (*): 1.- Simple 2.- Cariñoso 3.- Humilde 4.- Fuerte y 5.-
Instruido, señalando, al detallar estas características, que a pesar
de ser sencillo y austero, el Papa es al mismo tiempo un hombre de gran poder y
fortaleza, dispuesto y capaz de hacer, como la ineludible reforma de la curia
romana. A la hora de ser duro, además, no duda de fustigar la hipocresía y los
excesos. Aclarando que: Pese a que habla con sencillez y omite
razonamientos complejos. El Papa es un hombre culto e instruido, que años
atrás fue un gran profesor de filosofía y literatura y que hoy es capaz de
predicar y escribir con lucidez y vigor. Esta situación de
valorización de personalidades, se repite como una constancia, que se activa
poderosamente ante los diversos acontecimientos, aun algunos fortuitos, lo que
es característica de nuestro tiempo actual. La cuestión es tan
poderosamente demoledora, que el equívoco de un gesto o el error de una
expresión, puede modificar la percepción de un personaje, destruyéndolo y
anulándolo, pese a todo lo bueno y positivo de su pasado. Algunas veces el
"calor del debate" o la "premura en el accionar" puede
llevar a una postura ser irreflexión o imprudente, que explota
incontroladamente con efectos de difícil mensura, pero, catastróficos.
Ayer se podía llegar a los cargos públicos originados en la política, por la
simple presencia ("militancia") en un partido, como una especie de
compensación por lo obrado, actuado y apoyado. Hoy, cuando la exposición
física, intelectual, etc. es "directa" (*****) ello no es
posible. La realidad del proceso sociopolítico ambiental, impone métodos o
formas que pueden surgir naturalmente (******), pero que las dificultades,
complejidad y características de exposición actuales, obliga a ajustarse. De
allí, el reconocido apoyo y participación de "asesores de
imagen" que colaboran con los políticos en el presente. El peligro y el
riesgo es que con fines electorales, se "construyan" perfiles
atractivos, pero que, en su fondo, no tengan consistencias real, y, por lo
tanto, resulten una forma depurada de "fraude" que se deberá evitar.
El accionar político de la actualidad, difiere en absoluto a lo que hemos
estado acostumbrados en el pasado, todo el mecanismo que fuera la forma y el
método de expresión, se encuentra en un veloz proceso de obsolescencia. La
sociedad ha recuperado las capacidades de conocimiento, evaluación y determinación,
antes estaba cubierta por las distancias, lo que es altamente positivo y
beneficioso, en el nuevo escenario futuro que se está creando.
El régimen electoral actual, concebido conforme las característica las
modalidades políticas del siglo pasado, está superado. Esta nueva
situación impone que se realice un proceso de reingeniería del sistema
electoral, que deberá ser construido conforme las bases federales
determinadas de la Constitución Nacional y con un mecanismo de votación
(seguramente digitalizado) que permita la concurrencia individual de
candidatos previo algún procesos de depuración de los postulantes que
asegure la concurrencia pero, al mismo tiempo, incluya alguna forma de
selección previa. Debemos entender que la evolución tecnológica espectacular en
marcha, está devolviendo a los humanos, algunas anteriores capacidades que el
progreso anulo, y una de ellas, es dar a los dirigentes las capacidades
individuales que en el ayer eran sus distintivos en la difícil y compleja
acción de la política.
Notas:
(*) Diario
LA NACIÓN 2106-2013- Cinco claves del éxito del Papa.
(**) La
figura, la vestimenta, etc. son expresiones materiales que tienen que ser
cuidadas. En los varones su proyección, por ejemplo, que los muestra como
deportistas, es atractiva. En las mujeres, su belleza, elegancia, etc. son
importantes.
(***) En
los Estados Unidos de América, los programas de debate entre candidatos tienen
tal poder que pueden cambiar las ideas del electorado por los gestos, las
respuestas o las dudas que ellos expresan.
(****) La televisión
e Internet han creado un contacto singular ya que los candidatos están
expuestos directamente a las audiencias que pueden observarlos, no tan solo en
sus palabras, sino en gestos, posiciones, etc.
(*****) Hay
personas que tienen "naturalmente" el poder de la "comunicación"
porque así lo irradian, pero, algunas veces, este enlace físico no basta y
requiere ser completado con el intelectual que "trasmite" acción y
presencia.