Reenvío de un anónimo
Debido
más que nada a la profunda crisis que padece desde un tiempo la
Iglesia Católica, por demás evidente, consideramos oportuno contribuir con
el siguiente análisis, a fin de intentar esclarecer las inteligencias,
rechazando decididamente todo intento de asumir un compromiso con las ideas y
principios del Mundo.
Esta
palabra, mundo, se toma en el sentido con que se entiende en el
Evangelio de San Juan, el siguiente:
NUEVO
TESTAMENTO
Traducción directa del
Original Griego
Por Monseñor Doctor
Juan Straubinger
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Capítulo 1
1 EN el principio el Verbo
era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios.
2 Él era, en
el principio, junto a Dios:
3 Por Él,
todo fue hecho, y sin Él nada se hizo de lo que ha sido hecho.
4 En Él era
la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 Y la luz
luce en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron.
6 Apareció un
hombre, enviado de Dios, que se llamaba Juan.
7 El vino como testigo, para testimonio
acerca de la luz, a fin de que todos creyesen por Él.
8 Él no era
la luz, sino para para dar testimonio acerca de la luz.
9 La
verdadera luz, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 Él estaba en el mundo; por Él, el mundo
había sido hecho, y el mundo no lo conoció.
11 Él vino a
los suyos, y los suyos no le recibieron.
12 Pero a todos los que le recibieron,
les dio el poder de llegar a ser Hijos de Dios: a los que creen en su nombre:
13 Los cuales no han nacido de la
sangre, ni del deseo de la carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y el Verbo
se hizo carne, y puso su morada entre nosotros - y nosotros vimos su gloria,
gloria como del Unigénito del Padre - lleno de gracia y de verdad.
Punto de partida
Innegablemente a partir del Concilio Vaticano II, se
han sucedido cambios tan profundos y evidentes en el seno de la Iglesia, que,
comparados con lo que hasta este Concilio la representaba, ha significado la inserción
de “algo nuevo”, en reemplazo de “lo anterior”.
Cuando
una cosa, objeto, asunto o materia, es definida con claridad, exactitud y
precisión en su significación, lo que permite comprobar que tiene
existencia verdadera y efectiva, que existe realmente, fuera del sujeto que la
conoce, coincidiendo por completo entre lo definido y lo observado, es decir, su
conocimiento objetivo en contenidos y formas, la modificación de alguno de
estos, produce una alteración en la primer cosa, objeto, asunto o materia,
observada, de suerte tal que es necesario definirla nuevamente.
Por ejemplo, al mencionar la palabra tomate,
es claramente identificado como la fruta de color rojo, y con características generales
similares, en todas sus variedades existentes.
Si
por efecto de la investigación científica, se obtuviera uno de color azul, para
que sea identificado como tomate propiamente, debería aclararse que se trata de
una nueva variedad indicando además las características nuevas, y si mantiene
las demás a pesar del cambio.
De ahí en más el tomate deberá ser identificado de
la siguiente forma: el reconocido por todos, el de color rojo: tomate, y
la nueva variedad: tomate azul, más las indicaciones si han
variado, o no, sus características conocidas, y si se le agregaron otras.
Vale decir, que los nombres con que se identifican y
representan las diferentes cosas, objetos, asuntos o materias, implican indefectiblemente la relación directa entre
contenido y forma; no van separados, son parte de un todo.
Así, al tomate lo acompañan: el color, el olor, su
pulpa, sus semillas, la textura de su piel y brillo, su utilización, su sabor, su
forma de acuerdo a la variedad.
Estas características generales, son las que se
denominan como sus notas.
Estas son las que en su conjunto, le dan las notas
de visibilidad al tomate.
Las del tomate, no son las del pepino, ni las del
pimiento, ni las del zapallo.
Cada cual las tiene propias.
Pero lo importante es destacar, que cada cosa,
objeto, asunto o materia, tiene sus notas propias, y estas son las que condicionan su visibilidad,
es decir, el ser en sí.
El mismo simple razonamiento se puede aplicar a
diferentes casos.
Las
Notas de la Iglesia
Vamos seguidamente y de forma simple, a conocer y
verificar esas notas que identifican singularmente a la Iglesia Católica.
Son cuatro, las que siempre se enseñó que mostraban
su visibilidad:
1. Es Una,
2. Es Santa,
3.
Es Católica,
4.
Es Apostólica
Es Una
Analicemos
el siguiente ejemplo de simple comprobación: Una
Parroquia donde se celebra la Misa con ritos modificados que dicen representar
la Cena Eucarística, al caso, focolares, pentecostales, carismáticos,
conservadores dei,
rockclesiales, comparada con otra Parroquia en donde se celebra la
Misa de San Pío V, llamada Tradicional o Tridentina, ¿se puede decir que ambas parroquias
tienen las mismas notas, que presentan la misma visibilidad?
Veamos
otro ejemplo también de simple comprobación: Un obispo cree en esto (En
Argentina, Mons. Baseotto), ese en eso otro (En Argentina, Mons. Laguna), aquél
en aquello otro (En Argentina, Mons. Angelelli), diferentes entre sí y hasta
diríase contrapuestos.
Las
mismas diferencias, más otras, pueden verse incluso entre diferentes Colegios
Episcopales, Congregaciones, y Seminarios, entonces, la Fe común no los une, es
distinta, los catecismos también son distintos y hasta contradictorios, y hay
algunos con flagrantes errores, verdaderas herejías, entonces, ¿se puede decir
que tienen las mismas notas, que presentan la misma visibilidad?
¿Dónde
estará entonces la verdadera visibilidad a seguirse?
¿Con
aquél Obispo?
¿Con
este otro?
¿En
aquella Parroquia?
¿En
esta otra?
¿Dónde
estará la verdadera Misa?
¿En
los Focolares?
¿En
los Carismáticos?
¿En
los Pentecostales?
¿En
los Rockclesiales?
¿En
los Conservadores Dei?
¿En
los Tradicionalistas?
Pensemos
con detenimiento:
¿Esta
variedad y multiplicidad de experiencias y contradicciones, son las nuevas
notas de la Visibilidad de la Iglesia,
y de la Unidad de la Fe?
¿Acaso
ha despertado el Espíritu Santo de un prolongado letargo de casi 2.000 años, y
ahora convalida todo, bajo el nuevo esquema que se promociona, de la
multiplicidad de carismas?
¿Dónde
está
la Unidad de la Iglesia?
¿Dónde
es
la Unidad de la Iglesia?
Ya
no hay notas de Unidad
en la Iglesia.
Es Católica
Esta palabra de origen griego, significa
universalidad, lo que comprende y es común a todos; en consecuencia, la
Catolicidad es la Unidad de la Fe realizada en el mundo
entero.
Pero
si esa Unidad en sus notas no es visible, ¿cómo puede certificarse su
universalidad? Esto es un imposible. No hay prácticamente Catolicidad en el
mundo actual.
Como
la variedad y multiplicidad de experiencias son
ahora los signos distintivos, las notas de la visibilidad de la Iglesia, al
validarse todas las múltiples y libres interpretaciones, ya sin la anterior
necesidad de guardar en su original expresión, la transmisión de las
tradiciones que se hacían de generación en generación, el criterio de verdad se
ha modificado de manera tal, que cada cual tiene su modo de ver, de pensar, de
predicar, de hacer su catecismo, y todo recibe el saludo y asentimiento de la
validez, en aras de fomentar al máximo posible, la aparición, emanación, de los
carismas.
El
concepto de unidad, exige la presencia
terminante, categórica, de la unión y conformidad, como propiedad de todo ser,
en virtud de la cual no puede dividirse sin
que su esencia se destruya o altere.
Si
la Unidad de la Fe reclama esta claridad en sus notas de visibilidad, ¿qué
representan entonces la variedad y multiplicidad de experiencias y contradicciones,
sino justamente su contracara?
No
hay más Catolicidad.
Las
disputas y confrontaciones parroquiales han llegado a las más altas esferas de
la jerarquía eclesial, ¿o el proceso inicial fue justamente al revés?, y así
vemos las respuestas amenazantes de obispos alemanes, franceses, belgas, y
otros, como también las sostenidas silenciosas desobediencias de que fuera
objeto Benedicto XVI.
No sólo
hay un estado de indisciplina, sino además el sostenimiento de doctrinas
erróneas.
¿Dónde
está
la Catolicidad de la Iglesia?
¿Dónde
es
la Catolicidad de la Iglesia?
Entonces
no hay notas de Catolicidad en la Iglesia.
Es Apostólica
Siempre
se enseñó que la Iglesia, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, provenía de los
Apóstoles.
Fueron enviados por Él, según consta en Marcos 16: 15-18: Y les dijo: “Id
por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y
fuere bautizado, será salvo, mas, quien no creyere, será condenado. Y he aquí
los milagros que acompañarán a lo que creyeren: en mi nombre expulsarán
demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán las serpientes; y si bebieren algo
mortífero no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos y
sanarán”.
¿Cómo se podría reinterpretar
al tiempo presente este mandato de Jesús?
¿De qué manera a
la Tradición Apostólica se la podría explicar al amparo de las nuevas notas de
visibilidad?
Simple: bajo la
significación potenciada y decisiva del transcurrir del tiempo.
"La Tradición Apostólica tiene por sí misma la necesidad de su
actualización, se construye con el aporte de cada generación, de generación en
generación. Por esta causa el pasado es indicación del tiempo ya transcurrido.
Y así como el calendario muestra la sucesión del tiempo, de los años,
lo que llamamos la Historia, de igual modo, por analogía, las primeras
expresiones de recuerdo del pasado, la Tradición, son los primeros momentos del
reloj de la Historia.
Por consiguiente, la Iglesia lleva la Tradición con Ella de siglo en
siglo, la hace, la va construyendo, la va mejorando, la va
actualizando. Lo que pasó, pasó, ha sido superado, como valor constante,
desapareció.
Un peldaño y una suma de peldaños".
Toda la Tradición se encuentra en la Iglesia de hoy, y el antes, es una
etapa que en su momento fue necesaria, pero ahora ya no, como lo será la actual
en el futuro, por esto es que cuando se pretende volver a reflotar el pasado,
el querer aferrarse a la Tradición primigenia, representa un freno,
un retroceso en el proceso de construirla, y este es el error flagrante de los
tradicionalistas, de los integristas, de los lefebvristas, y personifica un
paso hacia el esclerosamiento del camino de expresión, de la variedad y
multiplicidad de carismas con que el Espíritu Santo nos quiere bendecir en el
presente.
No es necesario referirse a antes del Vaticano II, eso no significa
nada ahora, excepto claro está, como etapa inicial y superada por la evolución
necesaria de las cosas.
¿Cuál es entonces esta nueva Tradición?
¿A qué está enlazada?
¿Cómo está vinculada con el pasado?
Se ha acuñado como respuesta, una expresión nueva, polivalente, según
sea el caso y la necesidad: La Tradición, es la Tradición…….viva.
Pero al someter a la Tradición a esta nueva expresión, se tiene un concepto erróneo,
equívoco, porque para quienes son sus sostenedores, los llamados católicos
posconciliares, católicos progresistas, o católicos modernistas, el ser viva es por evolutiva, y no porque sea
perenne, imperecedera, eterna, Fuente de Vida
Eterna.
Y obviamente siguiendo este camino, se termina rompiendo con el pasado
verdadero, con esa Fuente.
Si la Tradición se construye, si la Verdad igualmente es construida, si
todo está en estado de movimiento, por la necesidad de actualizarlo todo, siguiendo
la misma lógica se puede concluir, que se expresan criterios de verdad en la
evolución permanente del dogma, es decir, del anti dogma.
Estas son otras de las notas del actual concepto de la visibilidad.
El Santo Papa Pío X, en la encíclica “Pascendi”, condena estos
términos: “Tradición viva”, “Iglesia viva”, “Fe viva”, en el sentido que los
posconciliares, modernistas, lo entienden, es decir, de la evolución que
depende de las circunstancias históricas.
Esta nueva forma de interpretar la eclesiología, es común a las
diferentes corrientes que se diferencian de la Tradición, puesto que aceptan en
diversos grados, las nuevas doctrinas e interpretaciones surgidas a partir del
Concilio Vaticano II, o posconciliaridad.
Vemos así por ejemplo, una base común de origen entre supuestos
irreconciliables: progresistas, modernistas, conservadores dei, moderados, rockclesiales, que bajo el amparo de la válida variedad
y multiplicidad de experiencias, mantienen y pujan por espacios de influencias,
donde el cuidado de los intereses sobrepujan cualquier buen intento en el
sentido virtuoso.
Por esta inversión de prioridades, la obediencia ciega
a autoridades igualmente viciadas de modernismo, han trocado de virtud
a defecto y a vicio, absorbiendo todo el
liberalismo posible.
¿De qué sirven cuidar modos y formas de apariencia tradicional, por eso
su nombre de conservadores, cuando al promover la adhesión al CVII y a la jerarquía
eclesial modernista, potencian el peligro cierto de alejar a la Almas de su
salvación Eterna?
¿Dónde está la Apostolicidad de la Iglesia?
¿Dónde es la Apostolicidad de la Iglesia?
Entonces no hay notas de Apostolicidad en la Iglesia.
La Santidad
Al no haber ya criterio de verdad, sustentado en la Verdad, sino en la
evolución y construcción de la verdad, necesariamente la santidad de vida
estará no ya en Cristo únicamente, sino en cualquier religión que exista y que
vaya a aparecer en el futuro.
No únicamente en Cristo y en Su Iglesia se pueden salvar ya las Almas.
Hay nuevas posibilidades, nuevas formas.
El ecumenismo ha venido a descubrir, por medio de la variedad y
multiplicidad de experiencias y de nuevos carismas, estas “espléndidas
realidades”.
Por eso es que el ecumenismo liberal se manifiesta públicamente con
actos de un simbolismo sin igual, para promocionarse.
Las reuniones ecuménicas de Asís, en el Santuario de Fátima, en la Catedral
Metropolitana de Buenos Aires, entre muchísimas más, son la muestra evidente e
irrefutable, de hasta dónde el liberalismo ha penetrado en la Iglesia.
Las notas de estas nuevas realidades son tan claras, como definitivas.
¿Quién puede entre los Sacerdotes y Fieles medianamente instruidos,
llamarse a engaño o argumentar ignorancia?
No hay ya en la Iglesia la Unidad de la Fe; y esto es muy
grave, porque es la base de toda visibilidad de la Iglesia.
La Catolicidad,
es la Fe Una en el espacio.
La Apostolicidad,
es la Fe Una en el tiempo.
La Santidad,
es el fruto de la Fe Una, que se
concreta en las Almas por las Gracias del Buen Dios, mediante los Sacramentos.
A estas alturas ya es momento de que nos preguntemos:
¿Dónde está la Iglesia que contiene las notas de visibilidad?
¿Dónde es la Iglesia que contiene las notas
de visibilidad?
En la Iglesia que vemos todos los días, no está, y si no está, tampoco es; algunos han dado en
llamarla Iglesia Oficial,
porque es la que detenta el actual usufructo, ejercicio, del poder.
Esta Iglesia que buscamos y que no está en la Oficial, es la Iglesia Visible, que más allá
de la circunstancia histórica presente, en la cual Ésta, la Única Verdadera sobre la cual
las puertas del infierno no prevalecerán, pareciera estar ausente, sustituida
por otra nueva y diferente, usurpada por personeros de una secta, que buscan su
ruina y eliminación.
Pero la Iglesia Verdadera, sí
está Presente, sí está Viva, en el sentido de no evolutivo ni
ausente, representada en la Tradición casi bimilenaria.
La Tradición NO ES la Iglesia, pero la representa.
Roma es Su Casa,
no la de esta gente, que usurpa, sino la Roma Eterna.
Recemos entonces por la conversión de los modernistas que ocupan Roma,
para que nuevamente de las notas de su visibilidad
restauradas, encontremos de nuevo en La Paz de Cristo Redentor, la alegría
profunda de la Caridad.
Y si no se convierten,…………………….
Que la Santísima Virgen María y Su Hijo, nos Bendigan siempre, y nos
den el coraje necesario para pelear el Buen Combate.
Fuente: Eduardo Sebastián Gutiérrez (por mail reenviado)