Alrededor de un centenar de
manifestantes se reunieron en el Obelisco de Capital Federal el día 13 de marzo
de 2014 para mostrar su oposición a las políticas gubernamentales.
Lo mismo sucedió en San Luis,
Mendoza, o Tucumán por ejemplo. Muchas personas concurrieron a las plazas
centrales de sus ciudades, pero en silencio, en las cuales hubo gente en una
cantidad superior a la habitual, pero ninguno comenzó con la protesta ni
haciendo ruido, motivo por el cual simplemente todo quedó en grupos de personas
que caminaban por las plazas, ya que faltó cierta motivación.
Esta es la tercera marcha convocada
a la cual ha concurrido poca gente. Hay quienes especulan que quienes convocan
no son los mismos de las otroras exitosas, o que la gente concluyó que no
sirven para nada tales convocatorias. Sin embargo, la manifestación mayor que
fue lograda, era en tiempo pre-electoral, a la cual adhirieron numerosos
candidatos partidarios de distinta orientación, otorgando así un panorama
variopinto. Además, tales candidatos utilizaron sus contactos mediáticos, de
modo que los medios masivos de comunicación colaboraron en la amplia difusión
de los cacerolazos, y ello hasta que ya no les convenía políticamente a los
mismos medios.
La difusión masiva referida, no
existió, de modo que la mayoría de las personas no se enteraron de la
convocatoria. Hay quien también afirma: “el tiempo de las protestas se terminó
el día que hicimos el primer cacerolazo y no sirvió de nada, terminó el día que
dejamos que Lanata mostrara en cada programa la corrupción con pruebas y no
hicimos nada, el día que Blumberg convocó a una marcha por la seguridad y a
nuestros gobernantes no les importó más que calumniar a Blumberg, porque para
que entendieran tendríamos que haber salido con armas y no con cacerolas, los
políticos de este país ya saben que la sociedad opositora a gobiernos corruptos
es educada y apacible, por eso siguen calmando a su clientela ignorante y
violenta e ignorando las quejas de quienes queremos vivir honradamente y en
paz.”
Otros afirmaron que había más
policías que gente común. Quienes se reunieron en el Obelisco, que llegaron a
ser cerca de 500 cortando por cerca de 10 minutos el tránsito en el lugar,
luego se dirigieron hacia Plaza de Mayo, donde había aproximadamente un
centenar de manifestantes más un acampe de otros tantos, mientras la mitad de
la plaza de Mayo estaba a oscuras, con móviles de exteriores cubriendo la Misa
de la Catedral con motivo del primer aniversario de la designación del cardenal
Jorge Mario Bergoglio como Papa. Hubo otro grupo pequeño en Cabildo y Juramento
de Capital Federal.
En la evaluación, también hay
comentarios por Internet desde Capital Federal, como el que textualmente se
cita a continuación: “Bien Bien!!! y el 13M????? ah, cierto!!!!! era una marcha
LIBERAL IMPULSADA POR LIBERALES PARA DEFENDER EL LIBERALISMO PORQUE NO LES
JUSTA EL GOBIERNO. Eso benefició de algún modo a la nación? haber, no todo
sigue igual y le voy a decir porque: PORQUE LOS QUE FUERON A LA MARCHA SOLO
QUIEREN QUE SE VAYA CRISTINA PARA QUE VENGA CUALQUIER SALAME A
REEMPLAZARLA!!!!!!!!! La solución no es solo que cristina se vaya, es cambiar
todo el modelo partidocrático y mientras halla GILES que se coman el verso de
los liberales nunca van a cambiar”.
En coincidencia con el anterior
comentario, y en su misma línea, se transcribe el siguiente, originado en Bahía
Blanca: “estoy de acuerdo que el cambio debe ser más profundo y no debemos
permitir que siga el modelo este nefasto con otros personajes que son parte de
lo mismo.......¡¡¡Dios Patria o muerte!!!!!”
En la evaluación, debe indicarse
que quienes han concurrido a este último cacerolazo son los que más activamente
opositores se muestran. No obstante ello, queda claro que los medios de
comunicación masivos no tienen intención de difundir estas convocatorias.
Los medios de comunicación sólo
difundirán un cacerolazo si existiera algún hecho de relevancia que justifique
la colocación de las cámaras y de reporteros en el lugar de la manifestación,
lo cual genera la inmediata repercusión y difusión. El problema de su “no
difusión”, adoptada como política mediática, tiene un límite: la imprevisión de
un gran estallido social, que eventualmente se produzca en un momento
indeterminado.