Por Carlos Belgrano.-
alarosadatodos@gmail.com
Amigos:
Como es de ordinario, todos los
comentarios sobre la huelga general del ultimo jueves, fue su impacto en la
Sociedad.
Obviamente la conclusión,
aceptada o no por el gobierno, es que fue un paliza de la oposición al
"modelo".
Que Massa se ha erigido como el auténtico
triunfador en esta suerte de "interna peronista", medida por el cese
abrupto de actividades. Y que los "gordos" se alinearan en torno a su
candidatura.
Con tal bagaje de apoyo sindical,
sus posibilidades de imponerse en las próximas elecciones, sumadas al desgaste
inevitable de los K, podríamos comenzar a descontarlo como previsible, a partir
de ahora.
Macri, es muy probable que sea
desinsaculado, como su compañero de fórmula, ya que entre ambos habrán de
conformar doblemente a una expectante clase media no peronista y a parte del
aparato que siéndolo, se sumara por generación espontánea. Con ambos presupuestos
de su lado, esta pulseada con la Presidente Kretina, tuvo un innegable ganador.
Por ello, no creo desatinado
suponer que Sergio Massa, será el nuevo inquilino de la Rosada.
Toda vez que Scioli, de quien ya
señalé que es el adalid de los "cuatros de copas", es demasiado
alcahuete, como para desafiar a esta Doña *#%$ y esa devoción, ya lo ha
depositado en el cuarto trasero de los perdedores.
Pero fuera de esta breve
semblanza futurista, no es este pronóstico lo que me trae a despachar estas
líneas. Sino lo que económicamente esta lidia y puja por la toma del poder, le
ha irrogado a la Patria.
Este lock out, digamos obrero,
tuvo un costo cierto que ha rondado los ocho mil millones de dólares. Imaginemos
por segundos que esa monumental cifra, se hubiera destinado a la construcción
de cincuenta hospitales de alta complejidad en todo el territorio nacional. O
en su defecto, cien mil viviendas para los carenciados, a un costo individual
de ochenta mil pesos. que sería lo que el gobierno hubiera podido recaudar, si
hubiese decretado que esa o cualquiera otra jornada laboral, fuese donada por
el aparato productivo para dichos emprendimientos.
En otras palabras, una reyerta de
altísimo costo, para que emergiera el abanderado opositor, le ha privado a la
Nación, de ingentes recursos para fortalecer el bienestar de los que más lo
necesitan. Lo que acredita, sin extractar de más complejas deducciones, la baja
estofa de cómo lo señalan los cursis, "el arco político".
Por ello, quienes abrevamos en la
discontinuidad de este sistema de premios sin castigos, contamos con elementos
indubitables, para afirmar sin que nos tiemble el teclado que esta deformada
Democracia, cada día suma un eslabón más en esta cadena de iniquidades. Que nos
adicionan solo más postración, porque quienes dirimen sus ambiciones personales
para hacerse de los resortes de nuestro destino, son sin distingo alguno entre
ellos, sujetos que ignoran lo más elemental de un gobernante, que es la
correcta y adecuada administración de los recursos del Estado. Porque han
tomado a éste como un mero cautivo de sus planes personales, desde diciembre de
1983.
Los Militares que tampoco
supieron gobernar, al menos tenían una visión diferente, aunque precaria de al
menos un aspecto: El Orden Social.
En ese interinato, la gente no
temía por su vida ni por sus bienes como en la actualidad. Ni existía esta
terminología de "motochorros", "secuestros exprés" o el
"homicidio por placer". En fin, La Argentina de entonces, solo era
presa del pánico, por los desmanes criminales de la subversión cobarde de los
atentados.
A los Chacareros, no se los
despojaba con un impuesto extraordinario y confiscatorio a la exportación, para
que estos K, fomenten la vagancia y hagan germinar a toda una generación que
diariamente sale "de caño".
Las policías no estaban asociadas
al delito organizado como ahora, simplemente porque existía en ellas, el temor
reverencial hacia una Superioridad que no pertenecía a esas Instituciones. Y el
País con sus más y con sus menos, estaba organizado dentro de los parámetros de
la cordura social.
Por cuanto otro ingrediente, como
el actual del "vandalismo escolar degenerativo" y que faculta a los
estudiantes, sobre todo de enseñanza media y universitaria, a emprenderla a
golpes e insultos al Profesorado, no era concebible en la mentalidad de los
educandos de aquellos tiempos.
Sintetizando, esta cultura en
aras de los derechos individuales que tanto preconizan todos estos
delincuentes, disfrazados de políticos, no hicieron más que distorsionar esos
vocablos, que nos ubican en la actualidad en esta "jungla de cemento"
de sobrevivir por casualidad a las garras del delito. Y que sepulta, según este
periodismo de utilería, a los "arrestadores ciudadanos" como simples
"linchadores", porque esa supina ignorancia que los gobierna, no les
ha enseñado que la "detención civil", esta tutelada expresamente por
la Ley.
Y un último aspecto, muchas veces
inadvertido, pero que está enraizado en la cultura general, que es la afición
del ciudadano promedio hacia la corrupción, que le ha inoculado -por su
indemnidad- a ansiar ingresar a ella, por cualquier medio posible.
Quizás en este último ítem,
encontremos la endemia de nuestro flagelo principal. Los desfalcos
presidenciales y ministeriales, con más sus homónimos provinciales y
municipales, vemos que no constituyen la principal causa del disgusto y rechazo
social.
Y en dicha ajenidad del Argentino
corriente, respecto a su perpetuación, sin que sea trascendente el giro del
gobierno de turno, si hurgamos tan solo un poco, encontraremos la liminar causa
de esta disociación popular e inconexa. En la etapa del último Gobierno
Militar, muchos de sus miembros tomaron parte de lo ajeno, incluyendo los
"tristemente célebres botines de guerra", propiedad de los
disolventes detenidos; y debemos reconocer estas desviaciones para anticiparnos
a los detractores de argumentos de fuste.
Pero con todo ello y más aún, la
proporción de dichos desarreglos, con relación a estos, fue infinitesimal. Lo
que me lleva a concluir que estas tres décadas de este republicanismo berreta
por donde se lo observe y analice, no solo nos ha devaluado el libre juego de
valores cívicos. Nos produjo un retraso cultural que posiblemente nos llevará
otros treinta años restaurar.
Tal vez lo preindicado sea
LO QUE NADIE ANALIZO SOBRE EL
PARO.
Cordialmente Carlos
Belgrano.-