El 19 de octubre de
2014 es beatificado el Papa Pablo VI, quien ejerció su función desde el 21 de
junio de 1963 hasta el 6 de agosto de 1978. Su nombre secular era Giovanni
Battista Enrico Antonio Maria Montini, y había nacido en la ciudad italiana de Concesio,
Lombardía, el 26 de septiembre de 1897.
Fue el papa 262º, en tanto que su proceso de beatificación comenzó el 11 de
mayo de 1993, aprobándose el 7 de mayo de 2014 el milagro por el cual será
declarado beato en la Misa de clausura del Sínodo extraordinario de obispos
sobre la familia, en el cual se han expresado posturas sumamente heréticas y
directamente contrarias al Magisterio y la Tradición de la Iglesia Católica.
EL VENERABLE PAPA PÍO XII
Pío XII reveló que en
el consistorio de 1953 había dos clérigos, que se sabe que eran Montini y
Tardini, a pesar de no ser mencionados por el papa, que se encontraban en la
parte superior de su lista, pero luego fueron rechazados (fuente: cita de
Wikipedia: Pío XII: «La alocución del consistorio
secreto del 12 de enero de 1953»; en: Pío XII, discusos y radiomensajes de
su santidad. Ciudad del Vaticano, 1953, pág. 455; también: «Papa
Pablo VI: 1963-1978», artículo en inglés en el sitio web Vatican.va.
Consultado el 2 de marzo de 2006).
En
1961 fue nombrado para la Comisión Preparatoria Central del Concilio Vaticano
II, la cual fue eclipsada debido a la insistencia de san Juan XXIII de que el
Concilio debía completar todo su trabajo en una única sesión antes de la
Navidad de 1962, para el 400º aniversario del Concilio de Trento, como hecho
coincidente, por algún motivo.
Siendo
Arzobispo de Milán, Montini era conocido como un miembro progresista de la
jerarquía católica. Fue él quien concluyó, promulgó e implementó el
Concilio Vaticano II, con cambios litúrgicos en el Rito Latino, incluyendo la
Misa y los Sacramentos, afectando la Eucaristía, la Extremaunción, el Orden
Sagrado y la Confirmación, junto con un cambio de sentido en la Confesión. Además,
muerto Papa San Juan XXIII y acabado el Concilio Vaticano II, Pablo VI nombra
la comisión reformadora en 1964.
CONCILIO VATICANO II
Al asumir, eligió el
nombre de Pablo, para indicar que se dirigiría a los gentiles. Los cambios
guiados por el Papa Pablo VI fueron de una magnitud y profundidad mayor que las
de sus predecesores y sucesores.
Supo hablar mucho de
la Virgen María, y expresó la postura de la Iglesia en materia de control de la
natalidad en la Encíclica Humanae vitae.
Con su autoridad,
ratificó solemnemente los 16 documentos del Concilio Vaticano II, pero también
suprimió el juramento contra el modernismo, y excluyó desde el 21 de noviembre
de 1970 (OR 3 de diciembre de 1970) a los cardenales mayores de 80 años de
participar en las elecciones papales, disolvió la Corte papal, la Guardia Noble
y la Guardia Palatina, además de que abolió el rito de la tonsura, así como las
cuatro Órdenes Menores y el rango de subdiaconado.
LA IGLESIA DESARMADA
Pablo VI acabó con
parte del esplendor externo y el ceremonial tradicional del papado. Fue el
último papa hasta la fecha en ser coronado; su sucesor Juan Pablo I sustituirá
la coronación pontificia (que Pablo ya había modificado sustancialmente, pero
que dejó como obligatoria en 1975 en su Constitución Apostólica Romano
Pontifici Eligendo), con una toma de posesión del papa. En 1968, con el motu
proprio Pontificalis Domus, suspendió la mayor parte de las funciones
ceremoniales de la antigua nobleza romana en la corte papal, con excepción de
los «asistentes príncipes al trono papal». También abolió la Guardia Palatina y
la Guardia Noble, dejando a la Guardia Suiza como el único cuerpo militar en el
Vaticano.
Como Papa, fomentó
las relaciones con las iglesias ortodoxas, anglicanas y protestantes, dando
lugar a muchas reuniones y acuerdos históricos.
El Santo Oficio, como
Congregación para la Doctrina de la Fe, cambió su principal función desde la
propia defensa de la Fe católica, a la meramente investigativa. También quitó
40 santos del calendario litúrgico oficial, y eliminó los exorcismos solemnes del
rito del Bautismo. Ya sabemos que nada ha cambiado, mas debido al denominado
“espíritu del Concilio”, el cambio es en la realidad profundísimo.
COLAPSO VOCACIONAL Y EXODO
Un dato no menor, fue
que concedió 32.000 solicitudes de sacerdotes que pidieron su reducción al
estado laical, siendo el mayor éxodo de sacerdotes que vivió la Iglesia desde
la “reforma” protestante. ¿Qué hacían esos 32.000 sacerdotes ordenados?
¿Carecían de Fe? ¿Su Fe se vio conmovida con motivo de una nueva prédica
distinta de la tradicional? ¿Vieron al sacerdocio como algo carente de sentido,
vulgarizada la sublime función sacerdotal y rebajada a una mera acción humana
hecha por un ser humano cualquiera? ¿Tuvieron un embate espiritual, moral,
intelectual? ¿Influyó el Concilio Vaticano II o no en esta situación? Meras
preguntas que obviamente Dios conoce, pero que para los mortales quedarán al
menos por ahora sin respuesta.
El hábito talar fue
cambiado por indumentaria “civil”, y progresivamente fue descartándose de la
formación sacerdotal la inspiración escolástica tomista sobre todo en lo que
hace a la tradición de la Ley Natural, sustituyéndola por novedosos métodos
teológicos del pensamiento científico, como la Fenomenología y el Existencialismo,
la inspiración kantiana y la ruptura del principio de no contradicción,
cobrando auge los movimientos de curas obreros, tercermundistas, y otras
orientaciones marxistas que se inocularon eclesialmente y teológicamente.
En Holanda, durante
1970 no hubo ni un solo candidato que solicitara su admisión al sacerdocio, y
en un plazo de un año todos los seminarios fueron cerrados. Pronto se
comprobó cómo millones de feligreses abandonaron la Iglesia Católica, dejando
de practicar su Fe y confesar sus pecados.
PABLO VI Y EL HUMO…
La cita más conocida de Pablo VI, que lo describe además, pertenece a su
Homilía pronunciada el día 29 de junio de 1972: que “El humo de Satanás ha
penetrado por una grieta en el Templo de Dios…” (OR 13 de julio de
1972, página 6). Recordemos que en el Apocalipsis 9, 1-3 dice: “…y le
fue dada la llave del pozo del abismo. Abrió el pozo del abismo, y subió humo
del pozo como el humo de un gran horno, y a causa del humo del pozo se
obscurecieron el sol y el aire. Del humo salieron langostas sobre la tierra; y
les fue dado poder, semejante al poder que tienen los escorpiones de la tierra.”
Existe una realidad: Europa, tras la II
Guerra Mundial y el Concilio Vaticano II, fue desacralizada, ateizada, y los “frutos
del Concilio” al presente no han sido más que la difusión de herejías, abusos
litúrgicos, pérdida de la piedad, pérdida de la Fe, desorientación
eclesiástica, y la “primavera de la Iglesia Católica” que se había anunciado no
ha conducido más que a la apostasía, sumado a seminaristas que son ordenados
Diáconos y Sacerdotes sin estar debidamente preparados y que no conocen la
importancia de la Liturgia, del Derecho Canónico, y que hasta desconocen qué es
la Gracia de Dios y su acción en la vida del ser humano porque son pelagianos o
semipelagianos.
Al haberse desistido del combate contra el
anatematizado modernismo, éste se ha avanzado convirtiéndose en la gangrena
eclesial. Por eso, más allá de muchos aciertos eclesiásticos, particularmente
en cuestiones de bioética aplicada a la ciencia, existen numerosas cuestiones “pendientes”,
dado que la proyección humana del destino eclesial tiende a especular acerca de
la desaparición de la ortodoxia católica tras haber sido reducida a una “posición
minoritaria” y a la imposición oficial del abuso litúrgico, la herejía y la Fe
deformada por vientos humanos mediáticos que aprueban o desaprueban conductas,
principios y doctrinas.
¿DOS IGLESIAS CATÓLICAS?
El deber de apacentar al rebaño de Jesucristo
es de los Papas, a quienes ha sido dado el poder de atar y desatar en este
mundo, pero sin traicionar a la Tradición, pues de otro modo no se trataría más
que de un lobo disfrazado de Pastor.
Pablo VI beato, Juan XXIII y Juan Pablo II santos, en un período menor de 50 años desde el Concilio Vaticano II, parecieran haber inaugurado una "nueva Iglesia" que antes no existía, o en la cual no había Caridad ni Santidad, como si fuesen "hipersantos" por sobre todos sus predecesores. Durante su gobierno hubo más éxitos mediáticos que disposición a ser instrumentos de la Gracia de Dios en los miembros de la Iglesia, cuestión que, por tanto, involucra la deformación de la Fe.
En la década de 1970 fueron destruidos los Altares y tirados a la basura, quitadas las imágenes de los Santos, arruinada la belleza de los Templos destinados al Culto a Dios porque se afirmaba que eso era "triunfalismo" y que la Iglesia Católica debe ser "pobre", identificando esa pobreza con el talento exclusivo otorgado al administrador que lo enterró según la Parábola de Jesucristo... y no con el de quien más talentos recibió.
Como ya escuché a varios sacerdotes diciendo "no importa que la gente lea libros que contienen herejías, porque igual a veces ni los leen, o no los entienden", como si el Pueblo de Dios, que es Pueblo de Reyes, Asamblea Santa, no mereciera alimentarse con la ortodoxia, la cual sería algo exclusivo de "eruditos" que nada tienen que ver con "el pueblo" (al cual se le permite ser alimentado no solo por bazofias escritas, sino también por intencionales bazofias homiléticas que en definitiva dañan la Fe y condenan a quien las profiere y a sus destinatarios). El Catolicismo no es un culto gnóstico. Y lamentablemente, esto es lo que se difunde mayoritariamente, en el ámbito intraeclesial. y NINGÚN OBISPO REACCIONA ANTE EL DESMADRE, Y QUIEN REACCIONA AUTOMÁTICAMENTE TIENE UN PROBLEMA DISCIPLINARIO, INCLUYENDO A QUIEN "NO REACCIONA" PERO SE LIMITA A PONER EN PRÁCTICA LA MISA TRIDENTINA DEL MOTU PROPRIO DE BENEDICTO XVI, QUIENES TAMBIÉN ACABAN INCURRIENDO EN PROBLEMAS DISCIPLINARIOS. "Hagan lío", pedía en la Jornada Mundial de la Juventud el Papa Francisco, y él es el primero que da el ejemplo en eso.
Celebramos con toda la Iglesia Católica la beatificación del Papa Pablo
VI, y hoy podemos comprobar cómo los
frutos de la Gracia en la Ortodoxia
siguen existiendo y se multiplican, se siguen multiplicando a pesar
de los obstáculos humanos e incluso eclesiásticos, sabiendo que lamentablemente
el resto es paja que será destinada a la hoguera el día del Juicio Final,
porque Fuera de la Iglesia no hay Salvación, y quien muere en Pecado Mortal
condena su alma, todo lo cual exige necesariamente penitencia, ayunos, oración
y mortificaciones, en pos no sólo de la urgente conversión propia sino de las
sociedades por el triunfo de Cristo Rey, quien ya ha vencido de antemano. Este es el rumbo hoy de la Iglesia Católica, solamente comparable con la vivida en tiempos de la difusión aplastante de la herejía arriana, a la cual San Jerónimo hizo frente en soledad.