Por
Emilio Nazar Kasbo
Hoy,
la ley parece ser " quien no se adapte al cambio morirá en el camino",
y abarca incluso la Moral y la Teología.
¿DOMINARÁN SU ALMA?
Claro,
porque estamos en medio de una Guerra de IV Generación, la Guerra Psicológica
que va por el dominio de las almas. Claro que hay dueños del mundo, y en
particular debe haber uno que sea quien imparte órdenes a los demás para que se
cumplan. No resulta muy complicado que ciertas personas de grupos “selectos”
dividan el mundo en zonas, y cada cual con un “administrador” respondan al “Amo
del Mundo”, que un día saldrá a la luz directamente.
Esto
que parece apocalíptico, cada vez se va haciendo más público. Cada vez se
conocen más los nombres de las grandes fortunas y de las personas que tienen
mayor poder en el mundo. ¿De dónde vienen tales fortunas? Algunos son quienes
usan esas fortunas, y otros las producen, por el manejo que tienen del mundo.
Quienes usan esas fortunas, son “administradores” de quienes producen el
mismísimo dinero en monedas, billetes o sus equivalentes virtuales, que son los
dueños del Poder Internacional del Dinero.
Así,
la política mundial también está unificada por las consignas que son inculcadas
a diversos públicos en el mundo, para así controlarlos. Su medio preferido es
los medios de comunicación como parte de la psicopolítica en que las personas
se ven obligadas a renunciar a su propio razonamiento para pensar según lo que
les dicen los medios.
EL HOMBRE NUEVO
En
este marco, surge lo que muchísimos intentos ha tenido en el pasado: el Nuevo
Orden Mundial. No se trata del “Hombre Nuevo” predicado en el Evangelio, que está
representado por los santos que siguen a Jesucristo según la Tradición de la
Iglesia Católica. Se trata de un “hombre nuevo” con minúsculas, predicado por
el marxismo y por todo otro mesianismo liberal, según el cual el Nuevo Orden
Mundial forma parte de la mentalidad de la “New Age” o “Nueva Era”. Así,
declaran que ha acabado la etapa en que gobernó Jesucristo, particularmente
mediante la Cristiandad, para dar paso a una era religiosa sincrética. Este “hombre
nuevo”, en realidad es el “hombre viejo” antediluviano contemporáneo de Noé y
su familia, es el “hombre viejo” de Sodoma contemporáneo de Abraham y su
familia, y es el hombre que no acepta a Jesucristo como el Verbo de Dios
encarnado para nuestra salvación.
En
este marco, varios “hitos” señalan los triunfos revolucionarios: el divorcio
vincular, el aborto, la introducción de las drogas, la masividad de la miseria
y de planes sociales, la eutanasia, la fertilización y la manipulación
genética, el “matrimonio” entre homosexuales, que luego será alcanzado e
igualado por la despenalización de la pedofilia y la zoofilia, cuando esta
revolución avance aún más. En Argentina, se pretende que desde el año 2003 se
ha concretado un “nuevo gobierno” gracias al cual se dicta un nuevo Código
Civil y Comercial, junto con proyectos de un nuevo Código Penal y nuevo Código
Procesal Penal, los que pretenden que marcarán un cambio en la organización
social del país.
En
Teología, la Iglesia Católica está padeciendo los mayores embates por parte del
modernismo camuflado bajo la herética Nouvelle Theologie, cuya raíz es
pelagiana y semipelagiana, y que comparte todas las desviaciones condenadas en
la Encíclica Pascendi Gregis. Estas herejías son inventadas, creadas,
promovidas y difundidas por Obispos y sacerdotes, quienes ejercen una labor
antievangelizadora, autoproclamándose “publicanos” que enfrentan a los “fariseos”
(es decir, identificando con estos últimos a quienes viven, conocen y predican
la Ortodoxia de la Tradición Católica). La presión es tan grande, que ha sido
diezmado todo reducto que sustentaba la Tradición en la Iglesia Católica,
habiendo colocado en sitios estratégicos (en Obispados e instituciones del
Derecho Canónico) a herejes e inmorales, o simpatizantes de herejías e
inmoralidades, lo cual es más que público.
AMENAZA VACÍA
“El
mundo que usted ha conocido, no existirá más, por lo tanto o usted predica lo
que nosotros le decimos y nos obedece en su conducta, o quedará solo y se
extinguirá sin nadie que lo siga”, es el mensaje que en todo nivel y estrato
hoy es predicado. Así, este discurso es el que permite la instalación del “pensamiento
único” que sostiene las herejías e inconductas humanas. Pero lo peor de todo es
lo que sucede intraeclesialmente en este mismo sentido.
¿Qué
es lo que va a cambiar? ¿Qué dejarán de perseguir a los cristianos? No. Lo que
va a cambiar, es que si el cristiano se pasa al bando de los perseguidores de
los cristianos podrá conservar por un tiempo más esta vida, tras renegar de
Jesucristo. Incluso hay Obispos que aceptan esto por “prudencia”. Claro que
esto le valdrá la condena eterna de su alma, y la de aquellos que fueron
entregados a su cuidado, pero no les importa, por lo visto. Para la Revolución,
tal como lo decía Gramsci, un sacerdote o un Obispo convertido en pelele del
marxismo, es uno de los mayores triunfos revolucionarios.
¿Qué
es lo que va a cambiar, que si no se acepta la persona quedará aislada “en el
pasado” que ya no existe? Pero aceptar la tecnología no es un cambio
sustantivo, por tanto no puede ser de este lado el vencimiento de la
resistencia buscada por la Revolución. Lo que la Revolución está buscando es
aceptar el CAMBIO MORAL, porque daña a la Teología, daña a Jesucristo y a la
Iglesia Católica que son los principales objetivos de ataque.
¿LA MORAL CAMBIA?
Efectivamente,
la tecnología actual no es el problema, sino que el problema es el uso que le
den los hombres. Producir avances que permitan facilitar la concepción natural
de bebés a mujeres que tienen dificultades para tener hijos, producir avances
tecnológicos que respetando la naturaleza permitan una mayor producción, producir
avances en la comunicación entre las personas, no tiene nada de malo, pero
justamente es contra estos principios morales que informan la tecnología que la
Revolución actúa.
Es
decir, si no se mira desde un punto de vista Teológico e incluso Apocalíptico,
nada de esto tendrá una cabal comprensión. Efectivamente, no alcanza el
materialismo para sustentar el gobierno del Anticristo, y la prueba más
fehaciente de esto fueron los años de existencia de la Unión Soviética y de los
países netamente marxistas que ya no existen, incluyendo en ello a China y
Cuba, todos abiertos hoy al “libre comercio” del liberalismo económico, que es
otra forma de materialismo. Por eso, la Revolución se convirtió en liberal para
el revolucionario y opresiva para sus oponentes (a lo cual se llama “capitalismo
de amigos”, ya que el revolucionario en el poder comparte la fortuna con sus
amistades, y reparte al resto miseria e insoportables cargas), pero a la vez la
Revolución se convirtió en marxista hedonista materialista en el ámbito
cultural y moral (en lo que Antonio Gramsci denominaba “superestructura”), en
una simbiosis entre ambos sistemas que conviven como régimen único que comienza
a implantarse mundialmente.
Así,
el hombre predicado es un ser hedonista además de productor y consumidor, cuyo
sentido se desvanece cuando ya no tiene posibilidad de ser productor por
convertirse en una “carga”, y cuando el hedonismo decae por la edad y la
madurez. Claro que así surgen el aborto, la eugenesia, la eutanasia, y todo
tipo de depravaciones morales que ahora deben ser llamadas y consideradas “buenas”.
Es decir, se trata de cristianos viviendo bajo el régimen de Nerón o de
Calígula, algo que ya sucedió en la Historia: perseguidos por el régimen que
gobernaba “el mundo”.
UNA “IGLESIA DEL VATICANO II”
“Nada
nuevo hay bajo el Sol”, dice el Antiguo Testamento. El Nuevo Orden Mundial
predica esto: “Señor Obispo que sostiene
la Moral como siempre la enseñó la Iglesia Católica: o usted enseña la “nueva
moral”, de la tolerancia, del sincretismo, de la indiferencia litúrgica, de la
indiferencia ante lo bueno y lo malo, o usted quedará solo y aislado en medio
de una sociedad que lo repudiará. Por lo tanto, su “prudencia” debe
recomendarle sumarse a las filas y transitar la misma vía por la que se conduce
la sociedad, o se someterá a las consecuencias. Es más, su acto no será una
traición a Jesucristo, sino el verdadero respeto por las enseñanzas de la
Iglesia Católica, después de dos milenios de errores que fueron superados tras
el Concilio Vaticano II y en particular por el Papa Francisco. Predique este “combo”
religioso de sincretismo, silencio y respeto a lo que le decimos. El hombre
está en este mundo para vivir cómodamente, y ese es el sentido de la venida de
Jesucristo, porque el amor físico es lo más importante ya que Dios se hizo
hombre para dar “calidad de vida” a la gente. Y si usted no predica esto,
lógicamente padecerá las consecuencias”. Claro que muchos Obispos, que son
políticamente correctos, harán todo esto de modo inconsciente… pero el problema
teológico verdadero está en aquél Obispo que lo haga de modo consciente, pues
es su misión esclarecer a los demás, denunciar las herejías, abusos litúrgicos
y la falta de piedad, así como la inmoralidad pública.
En
un mundo donde ya no hay más moral, lo “moral” es considerar “inmoral” a
quienes predican la virtud moral. En medio de esta persecución, que no es
física, donde no se mata a nadie ni se le quita la vida por ser opositor, surge
la “muerte civil” y la muerte espiritual. Son esos “muertos vivos” quienes
pretenden matar a la virtud, arrebatando almas para arrastrarlas al infierno.
Son esos “muertos vivos” quienes carecen de sentido en sus vidas y no soportan la
predicación de la verdad. Son esos “muertos vivos” quienes persiguen a la
Tradición de la Iglesia Católica, uniéndose a los enemigos de Cristo para sus
oscuros bines.
Amenazas
de quien en verdad Dios no le ha dado poder alguno para concretar. La cuestión
espiritual no es dominio de nadie más que de Dios, y la persona que se abandona
a Jesucristo sabe qué conducta debe seguir. Que se comprenda que todos
cometemos pecados, que por ejemplo quienes cometen pecados políticos en el
marco de la “democracia” implantada como sistema universal como escudo de la
dictadura ideológica, no significa que todos cometan tales pecados de mala fe,
o que no se puedan convertir por Gracia de Dios, incluso los politiqueros
candidatos o en ejercicio del poder. Que se comprenda que los católicos
predicamos el amor al prójimo, incluso a los enemigos por quienes rezamos y
respecto de los cuales actuamos con la prudencia posible, de modo que el trato
con los pecadores es de Caridad. Que el católico respeta las decisiones ajenas,
tanto como Dios respeta a quien quiere y reclama la condenación perdurable de
su alma al infierno, y que el católico sólo busca ser instrumento de Dios
cumpliendo Su Voluntad en la propia vida y tratando de ser indigno instrumento
para la difusión de la Gracia de Dios, es otra verdad tergiversada.
ANTE EL CAMBALACHE
En
los tiempos más difíciles de la Iglesia Católica, siempre ha habido mártires
que han sido asesinados por Cristo. Hoy, un simple titular erróneo de un diario
parecería una gran catástrofe y algo a lo cual casi ningún Obispo estaría
dispuesto a soportar, porque dañaría su “imagen”. Obispos y sacerdotes que
traicionan a la Iglesia… arrastrando a la feligresía como en tiempos de Arrio.
El rebaño arriado hacia el precipicio. Y pocos hay que se animan a resistir y a
actuar de modo acorde.
Los
católicos creemos en la Bienaventuranza que nos reveló Jesucristo, sabiendo que
la Caridad como Amor Espiritual siempre será esa “novedad” que el mundo
desconoce ¿A qué tienen miedo esos Obispos, sacerdotes y fieles que callan?
¿Cuál es la “amenaza” a quienes se resisten “al cambio” porque “el mundo ya no
es el mismo”?
¿Qué
es lo que va a cambiar… o qué es lo que “ya cambió”? La respuesta es: NADA.