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jueves, 29 de enero de 2015

MIL Y UNA NOCHES: ARMENIA DEBE INICIAR LA GUERRA CULTURAL



EN LA FOTO: Mujer armenia asesinada, cuyo vientre fue abierto para el juego de saber si su hijo era varón, en apuestas habituales de los soldados del Ejército turco que llevó a cabo el Genocidio Islámico Turco Otomano contra los cristianos armenios, asirios y caldeos de la región obligándolos a islamizarse.


Por Emilio Nazar Kasbo

Nadie va a enseñar a la colectividad armenia lo que es el dolor hasta el grado máximo de la indignidad, la humillación y el despojo absoluto de todo tipo de derechos, porque forma parte de un patrimonio histórico cuyo último coletazo fue el Primer Genocidio del Siglo XX, el primer Genocidio Científico de la historia, y el más cruel de todos, a manos de las autoridades del Estado Islámico Turco Otomano encabezado por los Jóvenes Turcos, masacrando y exterminando a un millón y medio de armenios. Una historia horripilante, cuyos pormenores incluso dan vergüenza reproducir.

Es cierto que todo genocidio implica dolor, pero la crueldad con la cual fue llevado a cabo el Genocidio Contra los Armenios es incomparable, y muy potenciado incluso con el perpetrado por el régimen soviético (contando con 100 millones de muertos, siendo éste el Genocidio más numeroso del Siglo XX), y por el régimen nazi (conforme cifras de víctimas que científicamente se deben establecer). Asimismo, el Genocidio Contra los Armenios, del modo en que fue ejecutado, ha sido muchísimo más cruel que las desapariciones forzadas de Sudamérica, incluyendo además un sentido teológico que convierte en mártires cristianos a muchas víctimas.
Actualmente, a 100 años del 24 de abril de 1915 en que diera comienzo el macabro y satánico plan de erradicar hasta la palabra “armenio” del mundo, ya que nada debía quedar, ni sobrevivientes ni cultura, ni identidad, existe un Estado Islámico en la zona que pretende instalar mediante la violencia el mismo régimen de una “sharía” islámica. Y en medio de todo esto, en Argentina, donde existe la tercera comunidad armenia en Occidente más numerosa del mundo después de Francia y Estados Unidos. Según Wikipedia, los armenios en diáspora en Argentina son 135 mil, mas la estadística no cuenta la descendencia de armenios, de quienes tienen ancestros armenios, por lo cual la cifra debe multiplicarse aproximadamente por ocho (cifra estimada para dos generaciones) lo cual dará una cabal idea de su importancia en el país.
Y a 100 años, con vigencia de las atrocidades cometidas por el Estado Islámico promovido por las grandes potencias en la región, en que han vuelto a surgir víctimas armenias, en Argentina nos vemos involucrados en una Guerra Cultural frente a la embestida de Turquía mediante una novela “Las Mil y Una Noches”, que se transmite por las emisoras masivas del país. Esa novela es puro cuento, una anestesia, y tras su rating el canal busca invitar a los actores a algunos de sus programas.
La novela evita mostrar al Gobierno Turco como represor en la Plaza Taksim, que es el país con mayor cantidad de periodistas presos, su opresión a minorías como la kurda, que bloquea Facebook o Twitter como remedio a escándalos políticos para evitar la difusión de las críticas opositoras. Turquía es descripta en estos programas como “alfombras, café, música y relaciones parentales fuertes", al decir del Comunicado del Consejo Nacional Armenio de Argentina. ¡Cuántos viajan a Turquía hoy y sin saberlo por no manejar el idioma son insultados en su propia cara, y pagan sobreprecio por “cristianos” según la sharía islámica!
Es evidente que Armenia debe arribar a un convenio inmediato con los canales de TV de Argentina, para la emisión de telenovelas o realizar coproducciones para dar inicio a una respuesta cultural, y que a la vez abarque una concientización. Claro que sabemos distinguir entre un Gobierno y la población que no es responsable por las decisiones tomadas por las autoridades. No todos los turcos adhirieron al Genocidio, pero la absoluta mayoría guardó silencio ante las aberraciones cometidas hace 100 años. Pero esta es una guerra cultural, y Armenia debe responder culturalmente.
Por los muertos y víctimas del Genocidio impune tras 100 años de su comisión, debe comenzar la respuesta cultural.