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lunes, 30 de marzo de 2009

Dormir con el enemigo o ponerse de pie como nación

2 de abril de 2009 
  
Dormir con el enemigo o ponerse de pie como nación 
  
Por Dr. Horacio Micucci 
Consejo Nacional del Foro Patriótico y Popular 
  
Este 2 de abril se cumplen 27 años de la reconquista de nuestros territorios usurpados por el colonialismo británico. 
  
Pero esta vez tiene una notable particularidad: 
  
Por un lado, la Sra. Presidente se encontrará en Londres, corazón del imperialismo colonialista británico (que usurpa una parte de nuestro territorio con pretensiones a más) debatiendo, con el apoyo y la condescendencia del británico Brown, cuáles serán las formas con las que las consecuencias de esta crisis económica que azota al mundo serán descargadas no sobre los hombros de quienes la provocaron sino sobre los hombros de quienes nada tienen que ver con sus causas: los pueblos, los países y las naciones que sólo desean la independencia, la soberanía y la emancipación a que tienen derecho. 
  
Por el otro lado, en el Cenotafio de nuestros héroes caídos en Malvinas y en otros actos a lo largo y ancho de todo el país, patriotas y luchadores del pueblo y de la patria, civiles y militares, veteranos militares y civiles de la gloriosa gesta que comenzó el 2 de abril de 1982 nos reuniremos para juramentar continuar la lucha por todos los medios necesarios para lograr la única solución posible y aceptable: la restitución de nuestros territorios usurpados por el colonialismo. 
  
¡Pocas veces se ha visto más claramente la separación y diferencia entre los gerentes de la entrega y la sumisión nacional y los intereses del Pueblo y la Nación Argentina!
  
Este 2 de abril tiene además una importancia especial: estamos a pocas semanas de la fecha en que Argentina debe hacer la presentación de los estudios necesarios para el reconocimiento de nuestros derechos sobre el mar y el lecho hasta las 350 millas (en lo que están en juego 5 millones de kilómetros cuadrados incluido el Sector Antártico Argentino) y no quedan claras para el pueblo argentino las características de dicha presentación. Si será hecha correctamente, si los estudios se han completado. Más aún, hay graves indicios de que la presentación sería imperfecta e incompleta. 
  
Y hay relación entre la circunstancia de que la Presidente esté en Londres justo en este 2 de abril, y los indicios negativos que el pueblo tiene sobre la presentación de los estudios que fundamentan nuestros derechos a las 350 millas marítimas. 
  
Porque documentos que han salido a luz han demostrado que hubo, ya desde la época de De la Rúa , contactos con los colonialistas británicos con la intención de hacer una presentación conjunta y/o complementaria. 
  
Entiéndase bien: una presentación acordada con quienes usurpan una parte de nuestro territorio. Y esto, que data de épocas del Canciller Rodríguez Giavarini, no ha sido repudiado ni denunciado por el actual gobierno. Todo lo contrario, conspicuos representantes del Estado, han hecho manifestaciones respecto a la asimilación de los reclamos por la 350 millas aquí con el que se presenta en la zona del Mar Cantábrico entre los países europeos limítrofes. El ministerio de Relaciones Exteriores rechazó un pedido de Audiencia Pública para garantizar información transparente al pueblo y luego, la presidencia de la Nación se desentendió del Recurso Jerárquico para que reviera su negativa a conceder una audiencia pública informativa. 
  
Queda así en evidencia la consecuencia que deviene de las políticas seguidas desde los llamados Acuerdos de Madrid modificando el carácter del conflicto que opone a la Argentina al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del norte. Así, se pasa a considerar a Gran Bretaña un país con el que la Argentina tendría un conflicto de intereses, de límites como podría tener con las naciones hermanas de Uruguay o Chile, concediéndole de hecho al ocupante, el carácter de país ribereño, de país limítrofe. Se borra así la cuestión central: la Argentina es un país con parte de su territorio ocupado por una potencia colonialista, una potencia militar extranjera, extracontinental. Y esto ha sido respetado a rajatabla por el actual turno gobernante de los Drs. Kirchner. 
  
Se entiende entonces la diferencia de lugares en que se encontrarán la presidenta y los patriotas, este 2 de abril. 
  
Esa diferencia de lugares expresa, también, dos proyectos de país. Uno, el de la presidenta, el de una Argentina sumisa y confiable a las potencias, entre ellas el colonialismo británico. Otro, el de los patriotas argentinos, el de una Argentina políticamente independiente, soberana como Nación con un pueblo cuyos derechos a una vida digna, con pan, trabajo, tierra para el que la trabaja y libertad, sean realidad. 
  
Pero esto no es novedad. Ya nos lo había dicho el ex canciller Bielsa, cuando un grupo de patriotas pedimos una audiencia para manifestar nuestra indignación ante la incorporación de Malvinas, San Pedro (Georgias del Sur), Santiago (Sándwich del Sur) y Sector Antártico Argentino como “territorios de ultramar” de la Unión Europea , en su futura constitución. En aquella oportunidad nos dijo el entonces ministro de Relaciones Exteriores del Dr. Néstor Kirchner, que no se podían denunciar los Tratados de Londres y Madrid porque, son la base de nuestra credibilidad en el mundo, base de nuestro crecimiento económico. 
  
Por eso, precisamente en esta semana, la Presidente estuvo en una reunión autocalificada de “Cumbre de líderes progresistas” donde estuvieron los presidentes de Chile, Uruguay y de Brasil, junto al primer ministro noruego, a Rodríguez Zapatero por la España dueña de YPF-Repsol y de una parte sustancial de nuestro petróleo, al vicepresidente de Estados Unidos y al primer ministro británico. 
  
Sí. Con Gran Bretaña, potencia colonialista que ocupa una parte de nuestro territorio y Estados Unidos, su aliada en la Guerra de Malvinas. 
  
A confesión de parte relevo de pruebas: un artículo del oficiosamente diario oficialista Página 12 del domingo 29 de marzo, dice: “Si éstos son progresistas no quiero pensar lo que serán los conservadores”, comentó, socarrón, uno de los participantes argentinos.” 
  
Más aún, en la entrevista con el británico Brown, la Presidenta habría dicho: “Es inaceptable un enclave colonial en pleno siglo XXI”. A lo que el británico habría contestado que Gran Bretaña respeta la autodeterminación de los pueblos y por ende los deseos de los kelpers. Es decir: como los kelpers quieren seguir siendo británicos no devolverán las Malvinas y si quieren ser independientes se constituirá un nuevo país, un Estado asociado miembro de la Comunidad Británica de las Naciones. 
  
Olvidó la presidente que la ocupación de Malvinas no es sólo “un inaceptable enclave colonial en el siglo XXI”. Desde hace más de 30 años en las Naciones Unidas para los casos de colonialismo, se configuran dos situaciones: la de los países ocupados que se soluciona con la independencia de esos países (que no es el caso de los kelpers que son una población transplantada, situación que no caduca en el tiempo) y la de los países con una parte de su territorio ocupado, que se resuelve con la restitución del territorio cercenado (que es el caso de Argentina que sufre un cercenamiento colonial de su territorio por los ingleses). 
  
La posición del actual gobierno argentino retrocede en lo logrado con las resoluciones N° 1415 de 1960 y la N ° 2065 de 1965 de la ONU. Estas resoluciones indican (con reconocimiento ingles en la primera) el carácter colonialista de la ocupación y además que las negociaciones serán entre Argentina e Inglaterra y no incluye a los kelpers lo que indica que se la considera una población transplantada. 
  
Es una política de sumisión nacional a intereses imperiales, a la que no le interesa la importancia estratégica militar de la región y que busca conciliar con los ingleses en el Atlántico Sur, porque los ingleses y también otras potencias, quieren una PAX ROMANA en la plataforma continental para disputar entre ellos como expoliar las riquezas petroleras y mineras de la zona marítima adyacente. 
  
Es una política de sumisión nacional a intereses imperiales, que se expresa en una explotación pesquera predatoria. En el remate, como en una tienda de retazos, de Argentina a distintas potencias. 
  
Es una política de sumisión nacional a intereses imperiales que acepta y promueve que un ciudadano inglés (Lewis) construya un aeropuerto en el paralelo 42 que es capaz de permitir el aterrizaje de aviones ingleses de combate asentados en Malvinas, con el peligro de la división de Argentina en dos. 
  
Es una política de sumisión nacional a intereses imperiales, que permite explotaciones mineras en el territorio continental a empresas (muchas de ellas inglesas) contaminantes y expoliadoras de nuestras riquezas que no pagan ni siquiera retenciones o derechos mínimos que un país tímidamente independiente exigiría. 
  
Se explica, entonces, la extensión de la concesión de Cerro Dragón (una de nuestras perlas petroleras) hasta el año 2047 a la empresa Panamerican Energy (60% de la British Petroleum y 40% de la rusa Bridas). 
  
Se explica, entonces, que la presidenta vetara la ley de defensa de los glaciares para favorecer a la explotación minera depredatoria de monopolios extranjeros (muchos de ellos ingleses). 
  
Se explica, entonces, que el ex presidente Kirchner haya dicho que si los chinos necesitaran zanahorias, plantaríamos zanahorias, justificando así su política de alianza estratégica con China. 
  
Se explica, entonces, que se busque meter la mano en los bolsillos de los pequeños y medianos productores agrarios, y se exima de retenciones a los monopolios mineros, petroleros y financieros. Y que se asista pasivamente a la extranjerización de 20 millones de hectáreas. 
  
Se explica, entonces, al fin, la política de desguarnecimiento nacional, de indefensión nacional que hace que no tengamos elementos para defender a nuestras tierras, nuestros mares y nuestro espacio aéreo. 
  
Se le esta diciendo a nuestros ocupantes coloniales: no lo intentaremos más. 
  
El 2 de abril de 2009, los patriotas civiles y militares, de cualquier religión creencia, ideología y  profesión, reivindicaremos la justa recuperación de Malvinas y junto con ella, el derecho que nos asiste como pueblo a ser soberanos y, como Nación, a ser independientes y defender nuestras tierras, mares y espacio aéreo, nuestras mujeres y nuestros hombres, de toda dominación extranjera. 

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