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viernes, 6 de marzo de 2009

Nuestro sueño es aprovechar las ventajas competitivas de Argentina

Por Miguel Saredi (*)





Cuando nos invitaron nuevamente a realizar paneles en Expoagro, y siendo este un año electoral, los ofrecimientos de muchos políticos de la oposición se multiplicaron, especialmente por el conflicto del Gobierno y el campo argentino durante el último año.
Al contrario de los que pensaron muchos, decidimos hacer dos paneles con dos grupos políticos que en este año nos ayudaron, y se comprometieron a creer en el proyecto político que sostenemos, y que pese a sus diferencias con el oficialismo impulsan políticas de futuro y positivas.
China ha sido un paradigma estos años. La íntima vinculación del crecimiento y del futuro de nuestra cadena con el gigante asiático nos abre una situación esperada por décadas, y casi única desde la creación de Argentina como Nación. De allí nuestro primer panel con actores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que han cultivado esa relación, la han afianzado y proyectan un crecimiento futuro en ese sentido.
Santa Fe ha sido distinta desde su origen en la colonización agrícola y lo sigue siendo por la fortaleza de su cadena agroindustrial. Por ello su modelo de desarrollo, es otra de las esperanzas a imitar en la Argentina toda y nuestro segundo panel.



Nuestro pasado y futuro
De una cosa estoy muy seguro: si mis cuatro abuelos vascos e italianos no hubiesen querido, yo no estaría aquí.
Ellos y sus familias asumieron el desarraigo, enfrentaron lo desconocido, yendo unos a la misma capital de la Argentina, y otros a la provincia de Buenos Aires.
Su actitud era positiva: consideraban que bajo condiciones distintas, su esfuerzo podría rendirles mayor bienestar y mejores perspectivas para su descendencia. Es un buen ejemplo -que se repite de a millares- de la actitud de “cambio para mejor”. Eso a escala personal y en ejercicio de la propia voluntad.
De la misma manera, muchos descendientes de criollos o argentinos, de más vieja generación, construyeron la patria pensando en un futuro de esperanza, de porvenir y de progreso para sí, para sus familias y pensando en sus descendientes.


¿Qué nos pasó para sumirnos en este estado de desesperanza?
Sería largo enumerar las causas, los problemas, nuestras diferentes interpretaciones históricas y tantos estudios de sociólogos, psicólogos sociales y tantos especialistas en ciencias sociales que tenemos en la Argentina.
Cuando formamos Pampa Sur lo hicimos con el convencimiento de volver a tener esperanzas y construir en forma colectiva un sueño.
Nuestro sueño es el de aprovechar las tremendas ventajas competitivas que nos hace aparecer ligados a un proyecto nacional vinculado a la cadena agroindustrial y agroganadera, que mejore la calidad de vida de nuestra gente, en especial los más sumergidos y humildes, y que nos ubique en una situación preferencial en la producción de alimentos en el mundo.
Desde que comenzamos, en el año 2005, nos vimos envueltos en un conflicto permanente entre distintos sectores, y desde nuestra postura proactiva y ofensiva terminamos cayendo en los últimos años en una postura reactiva y defensiva.
Pensamos que no fue culpa nuestra, nos pasó de todo, desde la expulsión de María del Carmen Alarcón de la Comisión de Agricultura a los ataques permanentes a la cadena productiva.
No concebimos una vida atada al rencor, al pesimismo y al resentimiento. Queremos nuevamente impulsar nuestro proyecto, basado en el futuro de nuestros hijos y nietos, intentando una generación de progresistas y entusiastas argentinos que piensen en ellos, como hicieron nuestros antepasados.


(*) Presidente del Grupo Pampa Sur, especial para Agencia NOVA.

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