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lunes, 6 de abril de 2009

Correo de lectores "Plan de ralladores de queso"

Señora presidenta, con el mayor de los respetos, y esperando que esta humilde carta pueda llegar a sus manos de alguna forma, es que la mando por los medios de comunicación que, según su gobierno, la quieren desestabilizar.

Soy jubilado del transporte público de pasajeros; de los que, junto a mis compañeros, poníamos y ponen la cara delante de los pasajeros, cuando los patrones se llenan los bolsillos.

Mi mayor angustia es tener que decir que la voté porque creía que, siendo mujer, tendría más consideración con los jubilados. Por darle un ejemplo: mis compañeros en actividad ganan alrededor de 3.000 pesos, como sueldo inicial, y yo, después de aportar durante 30 años, gano 1.200 pesos. Su gobierno, siguiendo los pasos de su mejor amigo, el "compañero" Chávez, se quedó con nuestros ahorros para repartirlos entre sus amigos, lo que nos hace sentir orgullosos de poder colaborar con la Patria.

Quise comprar un auto con la plata que prestamos a las automotrices por el Plan Gobierno. Me dijeron que la cuota sobrepasaba lo estipulado y no me lo dieron. Dije: si les prestamos plata a los bancos, voy a pedir un crédito para comprar una heladera y así tener agua fresca (no carne) y una bicicleta para estar en forma.

Los bancos no dan créditos a los jubilados. Estamos esperando con mi familia que Ud. reúna en sus quincho a sus aplaudidores. Si anuncia un plan canje para ralladores de queso, nos gustaría anotarnos, siempre que la cuota sea accesible. De todas maneras, tampoco podemos comprar queso.

Cuando logramos conseguir turno en los médicos que atienden por Pami, nos recetan "dieta equilibrada" (justamente) y varios análisis y estudios que no son gratuitos y demoran, a veces, dos meses o más.

Seguramente, su gobierno piense: "¿Qué quieren estos viejos, si, igual que los discapacitados, sólo sirven para generar gastos?".

Cuando habla de repartir la riqueza, le podría decir a su hija que haga una rifa con el Minicooper que le regaló con nuestro sudor y done el dinero a alguna entidad de bien público. También podría donar algunas tierras suyas en El Calafate y hacer barrios para pobres.

Señora, ponga en funcionamiento sus ideales de montonera y reparta su propia riqueza.


PD: Jamás le jugaría una partida de truco ni le compraría un auto usado.


Aldo Díaz

Bahía Blanca

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