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miércoles, 29 de abril de 2009

Correo de Lectores: "¿POR QUÉ ES IMPORTANTE VOTAR EL 28 DE JUNIO?"

Por LEANDRO LERMA

En el año 2007 los ensenadenses concurrimos en nuestro distrito a votar al Intendente y a los concejales. El Partido de la victoria se alzó con el triunfo con el 51,62% de los votos, mientras que a la Coalición Cívica le faltó 42 votos para que sus dos primeros candidatos representasen a los vecinos en el Concejo Deliberante de Ensenada (fuente: Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires).

En esa oportunidad, el partido vencedor obtuvo las 9 bancas en juego, es decir, que con el casi 52% de los votos, o sea la mitad, se llevó el 100% de la representación de los votantes ensenadenses. ¿Por qué?

Lejos de ser una elección histórica como desde el Gobierno Municipal la quieren hacer ver, la injusticia electoral reinante en la provincia de Buenos Aires es la causal de que las minorías no puedan tener la representatividad que los electores decidieron. Vamos por partes:

1.- Cuando el actual Presidente del Concejo Deliberante dice antes las cámaras de televisión que “la elección del año 2007 fueron históricas que nunca antes en los 134 municipios de la provincia se ha dado este caso”, demuestra una vez más su completo desconocimiento de la política, dado que en varios comicios, en diversos municipios, se ha dado este fenómeno. Por otra parte, debería saber el Concejal que en 1987 Cirilo Caraballo fue electo intendente con el 52,48% de los votos y en el año 1993, Adalberto del Negro fue elegido por el 52% de los ensenadenses. Mal que le pese, para hacer historia, solo puede comentar que es la primera vez que en el municipio un Intendente se presenta como candidato a Concejal testimonial.

2.- Para responder el por qué de la desigual representación de los partidos políticos en el Concejo Deliberante, hay que remitirse a la mayoría de legisladores que tuvo el Partido Justicialista en los últimos años en el Congreso Provincial. Es desde ese ámbito que los Diputados y Senadores del PJ duermen, cajonean, rechazan, etc, sistemáticamente la modificación del sistema electoral, manteniendo el actual sistema de cocientes (el cual ya no se utiliza en casi ninguna provincia y fue reemplazada en las elecciones nacionales) antes de cambiar al sistema de repartos de cargos por proporciones o Sistema D´hont (utilizado en casi toda la Argentina y el mundo).

Esto produce otro fenómeno de desigualdad. En el ejemplo ensenadense, el Partido de la Victoria alcanzó los votos necesarios para 5 concejales, con resto, quizá 6. Es decir, que los 3 o 4 últimos de la lista no recibieron votos (no particularizando en las personas, sino en el lugar de la lista, listas sábanas que por otra parte el PJ tampoco desea cambiar). Estos Concejales se denominan “ediles sin votos”, porque los sufragios del partido no le alcanzaron para que sea representante directo del vecino. Sin embargo, candidatos de otras fuerzas, con miles de votos, no tuvieron la oportunidad de representar a quienes lo eligieron.

Es decir, que la trampa electoral consiste en mantener vigente en la provincia de Buenos Aires un sistema obsoleto con el solo objetivo de mantener la mayoría del que gana por sobre la elección real de los votantes.


Visto ya lo sucedido en el pasado, hay que pensar en el futuro. Pensar en el futuro de Ensenada.

El 28 de junio votaremos a nivel municipal Concejales y Consejeros Escolares, más allá que algunos quieran testimoniar algo. Es decir, existe la oportunidad de que nuestra ciudad tenga una oposición con acceso a la información pública y pueda debatir los temas que hacen al bienestar de los vecinos.

Hoy nos quieren hacer creer que la gobernabilidad está en juego. Nada más lejos. Aunque en las próximas elecciones el Partido Justicialista del Intendente no consiguiera ninguna banca, de todas formas mantendría el 50% de los Concejales, razón suficiente para mantener la mayoría, pero con la particularidad que el Concejo Deliberante volverá a discutir como hace tiempo no lo hace y dejará de ser una escribanía del Poder Ejecutivo.

Y nos quieren hacer caer en la trampa de la gobernabilidad, porque las pretensiones no son gobernar para los ensenadenses, sino ejercer lo que Givanni Sartori denominaría “la tiranía de la mayoría”: a través de la mayoría absoluta, está comprobado que los gobiernos se vuelven tiranos de su pueblo, donde unos pocos deciden y el resto no tiene derecho a opinar.

Eso ya se estaría vislumbrando en Ensenada. Para cambiarlo debemos decidir pensando en el bien común a quién votar, sabiendo que, sin importar quién sea, es lo mejor para Ensenada.

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