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miércoles, 1 de julio de 2009

LAS BOCAS SUSURRANTES DE DATOS FALSOS

Por Martín Carrasco Quintana

Las urnas, estrellas del domingo, femeninas por el género gramatical, se parecen bastante a las mujeres de carne y hueso: muchos las codician y son esquivas con casi todos; susurran embelecos al oído de sus admiradores; mienten bastante y cuando muestran todo lo que escondían, ponen a algunos al borde del suicidio.

La boca de mi urna -mesa 447 en la Escuela 44 en City Bell-, me dijo quedamente que mi voto era el de la mayoría. Me había mentido, como supe después de las 23.

No fui a buscarla para pedirle explicaciones porque ya había comprobado que las hubo más mentirosas aún. Por ejemplo, las “bocas de urna” consultadas por Raúl Alfonsín lo indujeron a jurar que la lista de Néstor Kirchner le llevaba más de diez puntos a la del Pro. Eran las 18.30 y se expresó por Radio Continental.

Después se supo que muchas urnas habían cambiado sus anuncios por la verdad del contenido, pero la ebriedad del domingo por la noche ya se había convertido en una turbamulta de triunfos y festejos: todos habían ganado algo, según sus declaraciones a los medios. Ejemplo: Martín Sabatella -5,8% de los votos-, llegó a sostener emocionado que su Nuevo Encuentro había ganado “en presencia”, si es que con eso quería decir algo.

Pero, ya pasadas las 23, finalmente supimos que la única que había ganado era la inconcebible Lilita Carrió: a esa hora, cuando no se sabía que iba a alcanzar arañando la banca que buscaba, en el bunker de la fuerza panradical, con un atuendo curioso y todo el Caribe artificial en la piel, se encaramó al podio de su soberbia y explicó -urbi et orbe- ella era la más triunfadora.

El porqué se quedó en la maraña de una explicación tan compleja que al final no se sabía si hablaba en nombre de los terceros de la fila o si lo hacía como futura candidata a la Presidencia de la Nación.

Era tiempo de irse a dormir, que fue lo que hice.

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