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miércoles, 19 de agosto de 2009

LA FABULA SUDAMERICANA



Por Silvio H. Coppola

Félix María Samaniego (1745-1801) fue un poeta y fabulista español, que disputó a Iriarte el cetro de la fábula española, haciendo en sus relatos gala de ingenio y naturalidad y dejando enseñanzas morales que aún superviven. Hace poco tiempo, entre antiguos documentos, apareció una fábula suya nunca publicada antes y que recientemente se ha dado a conocer. Es en extremo instructiva, pero lo que más llama la atención, es una nota del moralista puesta al margen de la escritura, donde afirma que en sus visiones de poeta, vuelve y vuelve a ver las enseñanzas que trata de llevar al papel, que según él, se repiten en todos los aspectos de la vida y en el ámbito ¿porqué no? político. Esto último, si bien llama la atención, es palmario en la hora actual, como lo fue entonces. Si bien la fábula no tiene nombre, la podríamos llamar como “El zorro en el gallinero”. Y dice así:

“Hace muchos años, vivía en un lugar apartado del mundo, una nación de gallinas, la que si bien gozaba de gran prosperidad, vivía acosada por un grupo de sediciosas, que buscaban cambiar el gobierno y usufructuarlo en beneficio propio. Si bien con sus acciones generaban disturbios y malestar en la comunidad, eran tan pocas y tan insignificantes, que en definitiva, estimaban las más sabias del gallinero, nunca iban a lograr sus propósitos. Pero eran desde luego un malestar y la preocupación de cómo terminar con ellas, pasó a ser la principal del gobierno.

Este hasta entonces había sido sumamente eficaz, sobre todo en lo que hacía a la protección del gallinero, pues luego de haber tenido problemas con los zorros del lugar, había logrado llegar con estos a un tratado de no agresión, en donde se preservaban mutuamente la seguridad y el statu quo, los que quedaban en consecuencia garantizados por las partes. En este aspecto, todo era tranquilidad. Aunque cabe aclarar que el motivo por el cual los zorros firmaron el acuerdo, era que desde hacía poco tiempo, el gallinero se había convertido en una verdadera fortaleza, impenetrable para sus ataques, con cercos y alambradas que previsores gallinas habían construido . O sea, fue un tratado para los zorros, impuesto por las circunstancias. Como su principal alimento hasta entonces habían sido las gallinas, se quedaron esperando tiempos mejores.

Volviendo al relato, al enterarse los zorros de la preocupación del gobierno del gallinero de acabar con las gallinas disidentes, resolvió enviar un emisario, con instrucciones precisas y con una propuesta por demás atractiva. Esta consistía en asegurar por parte de los zorros, el exterminio de las gallinas que se oponían al gobierno, a cambio solamente de que se tramitara un tratado comercial amplio entre ambos pueblos.

Hecha la propuesta, las gallinas discutieron la misma. Lo único que llegó a preocuparles, era que para cumplimentar lo ofrecido, los zorros solicitaban tres puestos de vigilancia dentro del territorio de las gallinas, que le permitieran actuar eficazmente contra las disidentes. Si bien esto preocupó un poco al gobierno, muchos dijeron que era evidente que los zorros no constituían ya un peligro y que este acuerdo iba a ser sumamente beneficioso para las partes. Poco a poco fueron convencidos todos los integrantes del gobierno y los dudosos cambiaron de opinión, cuando sus votos fueron impulsados por algo más que por el amor a la patria. Así fue como se aprobó la propuesta.

Se firmó el tratado y los zorros entraron libremente al gallinero para cumplir con su parte del acuerdo. Confiados en la negligencia, ingenuidad y corrupción del gobierno de las gallinas, pronto impusieron su voluntad. Habiendo entregado sus defensas, las gallinas no tuvieron ni valentía ni fuerza ni dignidad para oponerse a los zorros. Desde entonces estos dispusieron a su antojo del pueblo de las gallinas. Ya no precisaban salir más a cazar para obtener sus alimentos.

MORALEJA: Dejar entrar el zorro a tu casa, es lo mismo que entregar tu persona y tus bienes.

Fábula que enseña. Actualmente podemos hacer una Fábula Sudamericana, cuando vemos la cesión por parte de Colombia al gobierno norteamericano, de bases en su territorio, con el dudoso y poco creíble propósito de combatir a la guerrilla y al narcotráfico. Una vez entrados, no saldrán más, como enseña la Historia. Ya lo padeció la misma Colombia con la secesión de Panamá.

Lo padeció México con la ocupación de gran parte de su territorio y lo padece aún Cuba con la ocupación de Guantánamo. La lista completa sería por demás larga. Esta situación no sólo compromete a las naciones vecinas a Colombia, principalmente a Venezuela, sino que es también un llamado de atención para todas las demás del continente. Nuestra presidenta, suprema sacerdotisa de la política argentina que nunca ha previsto ni ve nada, como nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, cita a reunión de presidentes, para resolver el problema. Problema que es de todos y que ya ha sido resuelto, como hecho consumado, por los gobiernos de Colombia y de Estados Unidos.

No es cierto en absoluto, como hipócritamente afirmaron los presidentes de Chile y Paraguay, que el asunto sea de orden interno de Colombia. Hemos dejado entrar al zorro en el gallinero, que aparte de su Sexta Flora reactivada, va a contar con nuevos elementos de presión directa, contra las débiles, inocentes y claudicantes repúblicas sudamericanas.

LA PLATA, agosto 18 de 2009.

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