Un inteligente video muestra a dos equipos: uno conformado por filósofos alemanes y otro por griegos, teniendo como árbitro a Confucio (simbolizando con el doble sentido de su nombre la mezcla de verdades y opiniones emitidas por los jugadores-pensadores); en tanto que los jueces de línea son San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
Nietzche, Confucio y el libre albedrío son motivos de una sanción al alemán que acabó en un manicomio, cuyos libros se estudian en la Carrera de Filosofía como parte del ¿saber científico racional? Más bien sus libros deberían estudiarse en psicología como caso práctico del patetismo al que puede llegar un defensor del odio anticatólico al punto de perder completamente la razón.
Karl Marx "calienta" desde su lugar de "suplente", y al ingresar no llega a hacer funcionar al equipo alemán, cuyo DT es Martín Lutero.
Ante la reflexión sobre el fútbol, la pelota, el juego en equipo y la realidad, es Arquímedes el encargado de hallar la fórmula para mudar la quietud del balón en acción.
El gol es de Sócrates, en quien se ve la prefiguración meramente humana de Jesucristo en la Historia griega del pensamiento, el ético acusado falazmente a morir y que pudiendo escapar no lo hace porque la Ley debe ser cumplida.
¿No comprende qué es lo que se acaba de relatar? Bien, entonces puede ver directamente el Partido:
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