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viernes, 6 de noviembre de 2009

EL QUE DEBE IMPULSAR LA REFORMA POLÍTICA ES EL QUE SE BENEFICIA CON SU AUSENCIA


En la foto: la urna de cartón descartable y reciclable utilizada actualmente en Argentina

Por Alberto Buela (*)

En el título de este artículo quisimos expresar la gran contradicción que encierra la actual propuesta de reforma electoral y no política como se nos quiere hacer creer.

Que imitemos una vez más a los norteamericanos y su sistema de internas abiertas no tiene que llamarnos la atención pues ya decía Perón en el Modelo Argentino: “somos un espejo opaco que imita y además imita mal”.

Pero para no ser menos que los yanquis “las elecciones abiertas son obligatorias”, si el pueblo no va a votar cuando más o menos es definitoria la elección, menos va a ir a votar de mentira, para meter la nariz y la cuchara en un partido que no es el de sus convicciones.

Esto es una estupidez, es una maniobra, es un simulacro más, en donde se toma al pueblo por infeliz, se lo usa, se lo manipula.

Ya todos están atados, el oficialismo que propone la reforma y la oposición, al carro triunfal de este mamarracho político. Unos porque piensan que debilitan a la oposición y otros porque creen que con internas abiertas el pueblo va a rechazar a los candidatos del gobierno.

En el mientras tanto a la Argentina no la gobierna nadie. La fuente más genuina de riqueza nacional, la producción tecno-agro-industrial, está parada. Nuestra plataforma marítima invadida por cientos de piratas pesqueros que actúan con total impunidad, nuestras minas a cielo abierto en manos extranjeras contaminando todo lo que tocan, en las grandes ciudades la vida se ha hecho invivible, sea por la inseguridad no combatida ni contenida sea por el desorden tolerado en el espacio público de calles y plazas, la desocupación llegó a 14 millones de personas y la pobreza alcanzó al 40% de la población. No hablemos de la educación, la salud, la justicia ni de relaciones internacionales y defensa.

Tenemos un gobierno que no gobierna sino que se maneja por una suerte de fuerza de las cosas según el cual los conflictos se tienen que administrar hasta que se resuelvan solos. La ley de mando es administrar la conflictividad pero no resolverla. Por eso los temas de inseguridad son más una política de Estado que utiliza el gobierno para contener a la sociedad que una cuestión social a resolver. El tema de los piqueteros cortando la avenida 9 de Julio y durmiendo en ella es una política de Estado para tener a la sociedad ocupada en esos temas. Hay que percatarse que es un modo de gobernar que le ha dado un resultado extraordinario al gobierno de los KK, a través de una sucesión infinita de conflictos irresueltos.

Claro está, la desgracia de aquellos que padecen los crímenes y asesinatos (el promedio en Argentina está alrededor de los 10.000 al año -en Brasil 50.000-) no afecta al poder político, porque su número es mínimo. Como lo son los 8.000 muertos por accidentes de tránsito, en una sociedad de 40 millones de habitantes. España con 45 millones tiene menos de dos mil muertos por accidentes al año. Todo indica que las muertes se van a seguir multiplicando, hasta que la “pedagogía de la catástrofe”, la única que respetan los necios, se imponga con sus contradicciones flagrantes.

Estamos viviendo una especie de “totalitarismo invertido” donde los cambios son impulsados por quienes poseen el poder, pero para hacer como sí algo cambiara para que nada cambie. Y en esto coinciden oposición y oficialismo, porque el asunto está en no cambiar pues el estado actual de cosas le permite la vida a ambos.

Absolutamente todos los cambios son impulsados por el gobierno que está parado, como todo progresista, siempre en la vanguardia. La iniciativa histórica cree tenerla en gobierno como campeón de la democracia occidental y de los derechos humanos. Como rey de los planes de inclusión social, como apóstol laico de defensa de los pobres, carecientes y marginados. Pero esos cambios son meramente nominales, esto es, se limitan a los “enunciados de los cambios”, cuando en la realidad nada cambia. (Por ej.: planes sociales para auxilio de los pobres manejados por los punteros de los municipios, que le cobran cuotas a los pobres para otorgárselos, canjes de heladeras, cocinas y bicicletas que ningún pobre pudo cambiar, becas por estudio para alumnos sin clases y sin exigencias de capacitación, etc. etc.)

El peronismo hace casi 60 años ha propuesto una reforma política al régimen liberal burgués con la constitución del Chaco del 51 donde los diputados eran electos a partes iguales por un listado de las organizaciones libres del pueblo y otro, por los partidos políticos. Esto tan fácil y tan democrático y popular de hacer, ni la oposición ni el oficialismo lo proponen porque de hacerlo pierden el monopolio que ejercen sobre la representación política. Así de simple, pues nadie resigna buenamente y sin luchar nunca nada de su poder adquirido.

(*) arkegueta, mejor que filósofo

alberto.buela@gmail.com

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