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lunes, 9 de noviembre de 2009

MONS. HECTOR AGUER PIDE "RECREAR OTRA CULTURA DE LA FIESTA"




En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (AMÉRICA TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, consideró “razonable” la denominada Ley de Nocturnidad que “intenta poner un cierto límite” señalando que “ha costado mucho sacar esta ley” aunque “esto no resuelve el problema. El problema es muy difícil porque tiene que ver con una situación cultural y espiritual que no es fácil de revertir”.

Destacó que lo considera “un problema cultural y espiritual porque hay que inducir otros modos de diversión” y se preguntó “¿qué queda del espíritu auténtico de la fiesta, del espíritu humano de la fiesta en ese tipo de diversión nocturna?”.

Lamentó que cuando sale los domingos “uno ve gente que deambula como zombies, chicas tiradas en una esquina borrachas y en condiciones realmente infrahumanas. Eso es el despojo de una noche de diversión por no hablar, como dije antes, de los casos de violencia que surgen espontáneamente cuando la gente ya no está en sus cabales”.

A continuación el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“En la Provincia de Buenos Aires se acaba de aprobar y promulgar una ley que ha dado en llamarse “Ley de Nocturnidad” que establece un límite a los horarios de apertura y cierre de los boliches nocturnos. En otras oportunidades hemos hablado ya sobre este tema”

“La medida es razonable y se quiere, de algún modo, controlar los desbordes que se producen continuamente, que ocurren no sólo porque se vende alcohol, porque pasan incluso cosas peores que el alcohol en exceso y porque el contexto que rodea a ese modo de diversión nocturna es un umbral de la violencia, del desorden”.

“En realidad esto intenta poner un cierto límite. Ha costado mucho sacar esta ley sobre todo por la pertinaz resistencia de los empresarios de la noche. No quiero volver a calificar a esa gente como ya lo he hecho también en otras oportunidades”.

“Pero esto no resuelve el problema. El problema es muy difícil porque tiene que ver con una situación cultural y espiritual que no es fácil de revertir”.

“¿A qué me refiero? Por empezar se trata de una especie de moda que se ha convertido prácticamente en manía de pasar toda la noche en vela en un boliche o en varios y comenzar esa jornada invertida –por llamarla así- ya muy tarde o muy temprano porque se trata de la madrugada”.

“Nosotros somos mamíferos superiores que seguimos un régimen solar de tal manera que la noche es para dormir y ahí está la cuestión clave”.

“Decía que es un problema cultural y espiritual porque hay que inducir otros modos de diversión. Me pregunto ¿qué queda del espíritu auténtico de la fiesta, del espíritu humano de la fiesta en ese tipo de diversión nocturna? Uno habla de diversión con esos bailes, con esos ruidos, con esas luces, donde no se puede verificar un verdadero contacto interpersonal, un verdadero diálogo”.

“Creo que hay que pensar el tema en sus raíces. ¿Qué es lo que lleva a esto?”.

“Nosotros hablamos de la responsabilidad de los dirigentes sociales, de la responsabilidad de los empresarios pero me parece que habría que apuntar a la responsabilidad de los padres de familia y de los educadores. ¿Cómo se ha creado esta mentalidad o esto que yo llamo una verdadera manía? ¿No es posible ofrecer alternativas de otro tipo diversión? ¿No puede comenzarse más temprano por ejemplo a las ocho y media para terminar en la medianoche? ¿Qué tiene de raro? ¿No se podrían divertir también a esa hora?”.

“Hay aquí algo que creo que tiene que ver con una especie de decadencia cultural y de vacío espiritual, porque me pregunto además ¿qué queda de la auténtica alegría en esos modos de diversión?”.

“A veces tengo que salir muy temprano un domingo a la mañana, por razones pastorales, y veo lo que son las calles de la Ciudad de La Plata y pienso que esto ocurre también en Buenos Aires y tantas otras ciudades argentinas. Uno ve gente que deambula como zombies, chicas tiradas en una esquina borrachas y en condiciones realmente infrahumanas. Eso es el despojo de una noche de diversión por no hablar, como dije antes, de los casos de violencia que surgen espontáneamente cuando la gente ya no está en sus cabales”.

“¿No es posible que padres, educadores, organizaciones sociales ofrezcan a los jóvenes de hoy modos alternativos de diversión? ¿No es posible recrear otra cultura de la fiesta? Yo creo que sí y hay que pensarlo bien. Hay que darse cuenta que por este camino no llegamos a una buena meta”.

“Pensemos en el futuro de estos muchachos y chicas que hoy se divierten de esta manera. Pensemos también como queda ajada prematuramente una juventud cuando la diversión no resulta impostada de un contexto verdaderamente humano y que tienda a elevar el corazón a las cosas más nobles”.

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