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jueves, 19 de noviembre de 2009

MONSEÑOR AGUER Y EL RESPETO A LA EUCARISTIA


El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, instó a los fieles reflexionar sobre la importancia de la Eucaristía y la actitud interior de quien comulga. Ya sea que se comulgue en la boca o en la mano, dijo el Prelado, "las dos maneras debieran trasuntar la profunda fe, el amor, la devoción" de quien recibe el Cuerpo de Cristo.

En su reciente reflexión televisiva, el Prelado recordó que es recomendable hacer una "profunda reverencia" antes de comulgar para expresar también exteriormente "que efectivamente creemos y que adoramos al Señor".

Mons. Aguer dijo que "quien recibe la comunión en la mano puede hacerlo muy bien" pero advirtió que "a veces, uno ve personas que se acercan a comulgar llevando el paraguas, el abrigo, la cartera colgada del brazo y se van con la hostia y no sabemos donde la llevan cuando está indicado que deben comulgar delante del ministro que le da la comunión". Por eso expresó la necesidad de "revisar estas cosas".

Seguidamente, el Arzobispo de La Plata explicó que "no está prohibido comulgar de rodillas" y que el ministro de la Eucaristía "tiene que respetar el deseo del comulgante". Así, dijo, "esta diversidad tiene que estar indicándonos que de cualquier modo debemos nosotros manifestar nuestra profunda fe, nuestra adoración, y nuestro amor a Jesucristo en el momento de comulgar".

El Prelado subrayó luego que "la comunión no es un momento cualquiera donde vamos pensando en cualquier otra cosa" y consideró en este aspecto que "hasta el porte personal, la manera de vestir" también importan.

"Me llama la atención cómo personas que si tienen una entrevista de trabajo o asisten a un acto civil importante van bien trajeados y con corbata y que aparecen a comulgar en ojotas y bermudas. O señoras que se acercan a la comunión con el vestido con el que toman sol en la terraza".

"Se trata –concluyó– de tomar en serio lo que hacemos allí, lo que está ocurriendo allí. Debemos tener en cuenta ese acontecimiento extraordinario de nuestra comunión con el Señor vivo y resucitado que se nos da para ser el alimento de nuestra vida cristiana debe manifestarse también en los hechos y en la formas exteriores"

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