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lunes, 23 de noviembre de 2009

¿YO PARA QUE NACÍ?


Por Lope de Vega





¿Yo para qué nací? Para salvarme.

Que tengo que morir es infalible;

Dejar de ver a Dios y condenarme

Triste cosa será, pero posible.

¡Posible...! ¿y río y duermo

y quiero holgarme?

¡Posible...! ¿y tengo amor a lo visible?

¿Qué hago? ¿En qué me ocupo?

¿En qué me encanto?

¡Loco debo yo ser, pues no soy santo!



Yo... ¿cómo vine al mundo? Condenado.

Dios ¿cómo me libró? Dando su vida.

Yo ¿cómo le perdí? Por un bocado

Que fue del mundo todo el homicida.

Dios ¿qué me pide? Lo que me ha dado.

Yo ¿qué le pido a El? La eterna vida.

Dios ¿para qué murió? Para librarme

Yo ¿para qué nací? Para salvarme.



De tierra soy, en tierra he de volverme

Y a siete pies de tierra reducido

Y una pobre mortaja en que envolverme

Tendré del mundo el pago merecido.

No puedo de este paso defenderme,

Ni el César puede, ni el sultán temido;

¡Miseria general!, ¡Caso terrible!

Que tengo que morir, es infalible.



Allí, de los amigos más amados,

Del alma tiernamente más queridos,

Los últimos abrazos regalados

Recibiré con llantos y gemidos.

Allí será el mayor de mis cuidados

Los deleites y vicios cometidos

Pues que puedo por ellos no salvarme,

Dejar de ver a Dios y condenarme.



Pues ¿cómo de la enmienda y penitencia

Tan descuidado vivo en esta vida?

¿Cómo no limpio y curo mi conciencia

antes que llegue el fin de esta partida?

Porque si llega y falta diligencia,

El dar en el infierno una caída

Hasta el centro profundo más horrible

Triste cosa será, pero posible.



Dispuesto con cuidado y prevenido

Conviene estar al tránsito forzoso

Que si me toma desapercibido

Tendré el castigo como perezoso.

¡OH, loco! Torpe, necio, endurecido,

falso, liviano, desleal, vicioso;

que puede ser venir a condenarme

¡posible! ¿y río y duermo y quiero holgarme?...



Llegado el caso mil exclamaciones

con lágrimas, sollozos y alaridos,

harán, sin dar alivio a mis dolores,

padres, hermanos, deudos, conocidos.

¡Qué ansias, qué congojas, qué aflicciones,

turbarán mis potencias y sentidos!

¿Esto tengo de ver?, ¿esto es posible?

¡Posible! ¿y tengo amor a lo visible?



Agonizando para dar la vida

El cuerpo flaco con la amarga muerte

El alma triste teme la partida

El divorcio preciso y dura suerte;

Amargo cáliz de mortal bebida

Que en pena eterna o gloria se convierte.

¿Cómo de la virtud me olvido tanto?

¿Qué hago?, ¿en qué me ocupo?,

¿en qué me encanto?



Allí me asombrará la cuenta larga;

Las visiones horrendas infernales;

La memoria terrible, tan amarga

Del fallo que condena, y otros males.

Pues, cómo, ¡OH, ciego! Con tan grande carga

De angustias y tormentos desiguales

¿no tiemblo? ¿no me enmiendo, no me espanto?

¡Loco debo ser pues no soy santo!

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