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viernes, 29 de enero de 2010

EL IZQUIERDISMO DE LA CONTRAINTELIGENCIA YANKI DE LAROUCHE



En la foto: Lyndon LaRouche, agente de contrainteligencia yanki, a quien extrañamente algunos argentinos consideran un defensor de nuestros intereses argentinos

El día 21 de junio de 2008 se difundió un análisis del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche (LPAC) titulando que develaban una operación británica para derrocar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La información, que no se hizo realidad al presente, señalaba con lenguaje marxista a la “oligarquía financiera británica” como responsable del intento de derrocar a la Presidente.

El análisis muestra el tremendo desconocimiento de la realidad política argentina en caso de que fuese hecho de buena fe, o la subordinación y nexo de los intereses marxistas coincidiendo con los liberales angloyankis mediante su aval a un régimen tiránico que explota y mantiene en la marginalidad a las grandes mayorías del pueblo, obligados a vivir de míseros planes sociales.

No se trata de “una interferencia británica en las Américas”, ni que “los británicos pretenden tumbar al Gobierno de Argentina”. El kirchnerismo no necesita a nadie que lo tumbe…

Su desconocimiento del panorama argentino llega al punto de atribuir que semejante “operación británica” se debe analizar “en el marco de la guerra de las Malvinas de 1982 que montaron los británicos para provocar la reacción de Argentina, la cual entonces estalló con ayuda de algunas redes corruptas de EU al seno del Gobierno de [Ronald] Reagan, quien en otras condiciones probablemente se hubiera negado a participar en ese desastre, de no ser por esa manipulación”.

Lo falso es considerar la magnificación de los intereses británicos y su influencia. Los argentinos recuperamos las islas Malvinas en 1982, mal que les pese a británicos y yankis. Y fueron recuperadas a pesar de las maniobras internacionales, en una guerra que se prolongó mucho más de lo que algunos pensaban. El 2 de abril de 1982, los grandes imperialistas fueron reducidos a su realidad, a manos de los argentinos que se hicieron valer.

Es cierto “que LaRouche fue el único político estadounidense importante que atacó a los británicos durante la guerra de las Malvinas, y que defendió la Soberanía argentina sobre esas islas al citar la Doctrina Monroe como principio rector”, pero no es menos cierto que se trata de una contrainteligencia yanki, y que en ello ha cumplido su función.

No deja de ser cierta la influencia de grandes capitales internacionales afectados por las retenciones, pero la decisión del Gobierno del 11 de marzo de 2008 (la Resolución 125) indujo a la protesta que sobrepasó a tales intereses. Es más, algunas entidades de la Mesa de Enlace quisieron dar por finalizadas las protestas, pero surgieron los “autoconvocados” de la mano de Alfredo De Angeli que forzaron con protestas a continuar con los reclamos.

Los productores agropecuarios están quebrando, los pequeños productores acaban como nuevos piqueteros dependiendo de subsidios míseros del Gobierno que son concedidos graciosamente en una nueva distribución del dinero que le quitan al mismo productor beneficiado.

Uno de los afectados por la 125 fue George Soros, “dueño de Adecoagro, una multinacional que organizó uno de los "pooles de siembra" más grandes de esos especuladores financieros que se han apoderado del muy lucrativo negocio de la exportación de soja en Argentina, "pool" que están usando para destruir la capacidad de Argentina para producir alimentos, al mismo tiempo que desestabilizan al gobierno”.Y si bien fue cierto que según dijo LaRouche que en aquél momento Soros fue “parte de la operación británica en contra de Argentina”, los productores hicieron valer su reclamo por sobre tales maniobras.

Acerca de Malvinas, el gobierno detiene, procesa y difama a los militares ex combatientes, como trofeo de guerra para el Imperio Angloamericano.

Acerca del agro, los pequeños y medianos productores no tienen a quiénes vender la producción a precios razonables, los márgenes no son suficientes y eso impide reinvertir o crecer, o incluso mantenerse. Los campos acaban siendo rematados y adquirido por capitales mayores, fomentando de ese modo grandes latifundios.

Hay que saber distinguir: el reclamo nacional de los intereses foráneos; y los intereses nacionales de la inteligencia y contrainteligencia externa. LaRouche en sus argumentos parece sostener que el Gobierno Argentino defiende los intereses nacionales y que es un buen gobierno, aparentemente en contra de los intereses de Estados Unidos y del Poder Internacional del Dinero... No es así.

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