NUMEROS DUDOSOS: OTRA VERGÜENZA DE STORNELLI

En la foto: El ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, ingresa a la cárcel.

Por el Senador Javier Mor Roig*

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El ministro no puede declarar que es el año con menos delitos en base a estadísticas que se elaboran en el propio Ministerio, las cuales no se sabe sobre que información se realizan, y la veracidad de las fuentes. Si tanto le gustan las estadísticas, que ponga una consultora.

El ministro de Seguridad Carlos Stornelli nos toma el pelo cuando nos quiere hacer creer que el delito en la costa es el menor de los últimos nueve años. Primero me permito dudar de la veracidad de las cifras, cuando no conozco el método y la información utilizada para llegar a ese número.

Además, y para esto estoy elaborando un pedido de informes que presentaré en la Cámara de Senadores, la seguridad es un derecho de todos los ciudadanos, y no sólo de los que veranean en la costa.

Quiero que el Ministro y el Gobernador informen acerca de la cantidad de efectivos que movilizó el Operativo Sol, y de dónde salieron.

No conozco estadísticas, pero basta con leer los diarios o los portales de Internet, para darse cuenta que los hechos delictivos en grandes zonas de la Provincia, golpean día a día a los vecinos.

No se pueden descuidar otros lugares, sacando agentes para mandarlos a las playas, donde pueden ser tomados por las cámaras de TV. Como ha ocurrido en muchas ciudades de la Provincia, sobre todo en el conurbano bonaerense y La Plata.

Lo que dijo Paggi es una barbaridad

Además, es otra barbaridad lo que dijo el titular de la Policía, Juan Carlos Paggi, quien señaló que la policía se traslada a la costa junto con el vecino, para cuidarlo.

Por lo menos es una respuesta poco profesional, de alguien que está a cargo de la fuerza de seguridad más importante de la Provincia más importante del país. Sus palabras no resisten ningún tipo de análisis serio, y son el producto de la impotencia que en estos momentos tienen las autoridades frente al delito.

Por otro lado, está visto que los períodos de vacaciones de la gente se han acortado, a una semana o a lo sumo quince días. Es decir que en pleno receso estival, la gente sigue con su vida normalmente, y trabajando en la mayoría de los casos.