Páginas

viernes, 9 de abril de 2010

POR SUMAR EMPRESARIOS OFICIALISTAS, EL EPISCOPADO DILUIRIA CRITICAS EN UN DOCUMENTO SOCIAL

Jorge Casaretto

En la foto: Mons Jorge Casaretto, obispo de San Isidro

 

Mons. Jorge Casaretto no está logrando el apoyo de la dirigencia empresarial para un duro documento que se daría a conocer la próxima semana, titulado “La Pobreza: un problema para todos”.

Algunos especulan con que la Iglesia aceptaría condicionamientos para la redacción de un documento que no sea muy crítico. Jorge Brito es uno de los que suscribirían la declaración, pero esto implicaría la modificación del instrumento a difundir.

La intención de sumar a empresarios y dirigentes oficialistas, implica que si se mantiene el texto original los mismos no aceptarán suscribirlo.

El documento sería presentado el próximo 14 de abril, y es elaborado por la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina.

El documento no es una mera declaración, sino que contiene líneas de acción a implementar, como ya expresó este medio en una nota anterior.

Numerosos son los empresarios que trabajan con el Gobierno, o que tienen buena relación pública y oficial con el matrimonio presidencial, aunque en sus fueros internos, en lo privado y no oficial manifiestan su disconformidad y disidencia. Tales empresarios podrían ver comprometido su trabajo en el caso de que fuera suscripta una declaración de grave tono crítico.

Todos coinciden en que las mismas instituciones políticas están colapsadas, y que la gente se halla sitiada por la inseguridad, en medio de un gran porcentaje de la nación que son verdaderos indigentes que deben venderse a las exigencias de los punteros para mantener sus magros recursos económicos, como esclavos en un sistema clientelista.
Pero más numerosos son los que reconocen públicamente lo que está sucediendo en la Argentina, y que están de acuerdo con la redacción original del documento. Y el obispo Casaretto se hallará en el dilema de reescribirlo o no.

Si se pretende unificar la voz de oficialistas y opositores, agregar párrafos que contradigan lo que otros acertadamente señalan, se obtendrá un documento contradictorio que a nadie satisfará. Lo lógico es buscar un documento realista y claro, aunque resulte cruda la descripción que haga. La crítica velada, que no es explícita, no sirve.
La Unión Industrial Argentina (UIA) no acepta ninguna manifestación antioficialista, ni siquiera de insinuaciones, posición a la cual se suman otras entidades.

Si uno dice que la desocupación es del orden del 8 % con una inflación anual menor al 8% y otro dice que hay una desocupación oculta de un porcentaje muchísimo mayor, con una inflación superior al 22% anual… ¿con qué versión nos quedamos? ¿Estamos bien o estamos mal? Porque si estamos bien… ¿para qué difundirán el documento?

El Gobierno no necesita quien lo critique: solo se autodesprestigia. El problema es que la Iglesia Católica asuma una actitud componedora que se asocie al autodesprestigio gubernamental. ¿Quién solucionará los graves flagelos que existen? ¿O acaso no hay ningún flagelo, drogas, adicciones (al alcohol, sexo, drogas, nocturnidad, etc.), inseguridad, insalubridad, contaminación, y todo lo que la población sabe pero que el Gobierno niega?

El clima permanente de intriga que se genera desde la burbuja en que viven quienes dirigen el país, sumado a la verborragia patotera y falsa, hace que la población viva crispada y con una tensión elevada, a la que se suman las peripecias económicas para el sustento en la vida cotidiana.

No se trata solamente de señalar culpables, o de describir con crudeza la realidad, sino de hacerlo constructivamente, mostrando alternativas y modos correctos de gobernar y distribuir la riqueza, a la vez que condenando la corrupción, la mentira y la impunidad. Y el otro elemento es la propuesta.

Finalmente, pero resaltando algo que es principal en todo el tema, es la visión teológica y la referencia a Jesucristo, que no debe faltar. La Doctrina Social de la Iglesia pertenece a la Teología Moral, y desde allí debe inspirar soluciones prácticas (lo cual no es misión de la Iglesia).

Si hubiese un lenguaje claro, el Documento no solamente sería un instrumento de Evangelización, sino además de conciencia para aquellos piqueteros y beneficiarios de planes sociales que hoy son explotados como los Faraones lo hacían con el pueblo hebreo en su tiempo para construir los monumentos mortuorios que son las Pirámides. Si hubiese un lenguaje claro, los explotados tomarían conciencia del grado de indignidad en que viven y de quiénes son los responsables, así como de soluciones que le permitirán crecer en la Fe y progresar económicamente. Pero… ¿quién quiere hoy tener un lenguaje claro?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los mensajes son moderados antes de su publicación. No se publican improperios. Escriba con respeto, aunque disienta, y será publicado y respondido su comentario. Modérese Usted mismo, y su aporte será publicado.