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jueves, 22 de abril de 2010

TODO ES VANIDAD

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Por Silvio H. Coppola

La Biblia dice en el Ecclesiastés que “. . . todo es vanidad” (Capítulo 3 versículo 19) y que por eso “. . .ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad” (Cap. 6 vers.11). En esta nota hay algo de eso, pero por lo menos como persigo otras finalidades, espero que no sea demasiado criticada.

Es evidente que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, por negligencia, ignorancia o complicidad, falló lamentablemente en su accionar en el problema de la Pastera edificada en Fray Bentos. Recién actuó en el caso, cuando el pueblo de Entre Ríos salió a la calle a defender sus derechos, contra un emprendimiento que indudablemente es pan para hoy y hambre para mañana para los uruguayos y para ellos perjuicio directo, pues conlleva más tarde o más temprano, la contaminación del Río Uruguay. Todo eso quedó demostrado en el día de ayer, cuando se conoció el fallo del Tribunal de Internacional de Justicia de La Haya. Todos sabemos o deberíamos saber, que las fuentes más importantes de derecho en el ámbito del derecho internacional público, son primeramente, el uso de la fuerza y en segundo lugar, el hecho consumado. En lo que respecta al primero, lo vemos todos los días y como muestras de eso, están las invasiones a Irak y Afganistán y los ataques de Israel a los desvalidos palestinos. La UN en todos los casos mira para el costado y si algo resuelve y los poderosos en fuerza están en contra, les basta sencillamente con ignorar sus resoluciones, que pasan a ser letra muerta. Ejemplo que igualmente, se extienden al tema de Malvinas, a la ocupación inglesa y al comienzo de la explotación de hidrocarburos. Y en lo que hace al segundo, con el antecedente inmediato del tema del Beagle, sometido a la resolución de la corona británica, fue determinante el fallo a favor de los chilenos, la ocupación de una de las islas por un chileno con treinta ovejas o sea el hecho consumado. De ahí la ingenuidad de nuestro país de someter el diferendo a la Corte Internacional de Justicia, cuando ya en su momento, era evidente para cualquiera que no fuera funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores, lo que iba a fallar esa Corte o sea, legalizar el hecho consumado.

Y ahora viene el tema vanidad y para demostrarla, agrego a continuación los escritos estimativos de la cuestión, que hiciera el 13 de junio y el 13 de julio de 2006.

..PAPELERAS. LA CÁNDIDA SATISFACCIÓN.

Volvió la delegación argentina de La Haya, después de haber “defendido” nuestros derechos ante el Tribunal Internacional de Justicia, por la ilegalidad de la construcción de las papeleras uruguayas en Fray Bentos, sobre las márgenes del río Uruguay. Según aquellos, volvieron “con la constancia del deber cumplido” al presentar nuestro caso. Y al pedir una medida cautelar de”no innovar”, hasta que el Tribunal se pronuncie sobre la cuestión de fondo. Es decir, la paralización de las obras. Verdaderamente, es una cándida expectativa la nuestra y estas indudablemente seguirán y para cuando el Tribunal resuelva la situación legal, estarán las obras terminadas o a punto de terminarse.

En cuyo caso, el fallo no va a ser dudoso. Como pasó con el Beagle, donde se priorizó legalizar la situación de hecho producida.

Es decir, primero nos rechazarán el pedido de suspensión de los trabajos hasta que se resuelva la situación de fondo y luego al resolver esta, con una parte de las bibliotecas a su favor –y aunque tengan la gran mayoría en contra, amén del sentido común y del repudio al hecho consumado-, buscarán los argumentos necesarios para rechazar la justicia pedida por nuestro país.

Al ir al Tribunal de La Haya, como al recurrir en otros casos a la Corona inglesa, hemos puesto la cabeza en el cadalso, esperando el golpe del verdugo. Otros medios debieron de haberse adoptado. Y desde luego, mantener sin término los cortes de ruta, única manera de ejercer presión ante los hechos presentados por nuestros vecinos. Lamentablemente así, les hemos dejado la pelota picando en el área, porque luego no tendremos ningún reclamo legal que hacer.

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LA PLATA, junio 13 de 2006.

¿PARA QUÉ SIRVE LA CANCILLERÍA?

O ¿para qué sirve el Ministerio de Relaciones Exteriores? Para muy poco. Y para nada que en realidad tenga importancia. Por lo menos en lo que respecta a nuestro país. Para hablar solamente de los últimos treinta y cinco años de actuación de dicho ministerio, podemos señalar el tremendo error de someter la cuestión del Beagle a resolución de la corona británica, durante la época del gobierno de facto de Lanusse. Situación que no fue modificada en la vuelta al poder del peronismo y que motivó un fallo adverso que nos privó entre otras cosas, de la jurisdicción sobre dicho Canal y de la proyección en el mar adyacente e inclusive hacia la Antártida. De la estimación totalmente equivocada acerca de la reacción de Gran Bretaña y de los Estados Unidos, como asimismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuando la recuperación de las Malvinas en 1982. El haber sometido a arbitraje una fracción indiscutible de nuestro territorio como la Laguna del Desierto, en época del Innombrable, lo que puso en riesgo innecesariamente nuestra soberanía sobre dicho territorio. De propugnar dividir los Hielos Continentales de Santa Cruz por la línea media, por lo cual se daba ingerencia a Chile en las nacientes del Río Santa Cruz. De someternos a los intereses de Gran Bretaña en el tema actual de las Malvinas, con la concesión no declarada de derechos sobre nuestro mar territorial y declamando y aceptando el tema del “paraguas” sobre los derechos de soberanía, amén de congelar de hecho nuestras reclamaciones.

A este breve resumen, hecho de corrido, seguramente se le podrían agregar otros aspectos que hacen a la inutilidad de nuestra Cancillería. Y ahora tenemos el último: el tema de las papeleras. Para “sacarse” de encima el problema de los entrerrianos en la calle para defender sus derechos, el gobierno, seguramente aconsejado por ese ministerio, resuelve llevar la controversia al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Increíble, estúpida y punible resolución. Cualquier persona con sentido práctico y con un mínimo de conocimiento del derecho internacional público, se daría cuenta de ello. Y ya cosechamos los frutos: hoy se conoció que dicho Tribunal, rechazó la “medida de no innovar” pedida por nuestra parte. Y claro, cuando se pronuncie sobre el fondo del asunto, también nos pondrá la lápida. Cualquiera se daría cuenta, menos la Cancillería. Y los engañados entrerrianos. Y da lástima escuchar las declaraciones de funcionarios del ministerio, explicando lo ya sabido y dando esperanzas a los incautos de que al final, puede haber un fallo a nuestro favor. Estamos perdiendo el tiempo y aceptando ceder nuestros derechos. Y como en el Beagle, no nos va a quedar nada por reclamar.

Me permito repetir parte de una nota que escribí el 13 de junio pasado. Omito el pronóstico que hiciera de la medida de no innovar, ya que desgraciadamente fue cierto todo lo que estimara. Espero que el pronóstico que escribo ahora sea equivocado, pero no puedo menos de hacerlo, para que no nos engañemos y busquemos si todavía estamos a tiempo, algo que nos permita impedir el funcionamiento de las papeleras y evitar en cualquier situación la intervención de nuestra Cancillería.

Sobre la resolución final, el Tribunal de Justicia dirá más o menos:

“Primero) No se ha probado (prueba negativa) fehacientemente, que las papeleras contaminen el agua del río o el medio ambiente, en medida que sea perjudicial para este o para los habitantes de la zona o para sus actividades económicas. Si después ello sucede, podrá ser materia de otro juicio.

Segundo) En lo que hace a la supuesta “violación” por parte de la República Oriental del Uruguay del Estatuto del Río Uruguay, si bien no se hicieron las consultas correspondientes, ello no puede ser tenido en cuenta para la detención de las obras o para su puesta en funcionamiento, ya que estas –hasta nueva y eventual comprobación- no causan un perjuicio insoportable al medio ambiente y por consiguiente, dada la importancia del emprendimiento encarado, sería permitir un abuso de su derecho por parte de la República Argentina, impedir la construcción de las papeleras o su puesta en funcionamiento.

Tercero) Por consiguiente, debe rechazarse lo pedido por la República Argentina. En caso de que cambien las circunstancias de los trabajos, como asimismo el nivel de contaminación del río y de su medio ambiente, podrá este país hacer una nueva presentación ante esta Corte.

LA PLATA, julio 13 de 2006.

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Para terminar con estas vanidosas palabras, cabe una exhortación al pueblo de Entre Ríos, que salió a la calle a defender sus derechos, contra la ignorancia, la complacencia, la desidia e incluso la entrega por parte de nuestros gobernantes. El que no lucha por sus derechos, no merece tenerlos y los entrerrianos han dado prueba cabal y seguramente la seguirán dando, de su valentía y capacidad de lucha, manteniendo erguido su histórico azul y blanco pabellón.

LA PLATA, abril 21 de 2010.

SILVIO H. COPPOLA

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