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martes, 11 de mayo de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA MISA EN LUJAN

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Por Marcelo Eduardo Grecco *

Es lamentable que tengamos que escribir estas líneas, pero el amor a la verdad y a Cristo no nos permite no hacerlo.

Sepan nuestros Pastores, desde el Primado hasta todos los que ayer (sábado 8 de mayo) participaron de la Santa Misa en Lujan, que la Misa no es un festival de rock y que son ustedes los principales responsables de cuidar que la liturgia sea Sagrada, la cual debe imitar a la Liturgia del Cielo.

Decía Juan Pablo II que el sacerdote no es dueño de la liturgia; tampoco lo es el Obispo y él está para cuidar que en ella se rece con la Iglesia toda.

Ayer se montó al lado del Altar un escenario con guitarras eléctricas, baterías y cuatro payasos que cantaban como si estuvieran en un festival y no en una Misa; al final de cada canción la gente aplaudía, la mujer que cantaba incitaba al aplauso. Sres. Obispos ¿Qué fue lo de ayer?

Repudiamos el cambio de melodía que se hizo a la tradicional canción “Cantemos al Amor de los amores”. ¿No se busca la participación del pueblo en los cantos? ¿Cómo se logra cambiando la melodía? Pero no sólo la melodía, sino también la letra; es que en la época progresista y destructora del lenguaje es pecado mortal decir “venid adoradores, adoremos”, hay que decir “vengan”.

Se suponía que ayer era una Misa por la Patria, en razón de la falaz interpretación de que el próximo 25 de mayo se cumplirían los doscientos años de la Patria; me pregunto y les pregunto a los Obispos: ¿Qué tiene que ver las guitarras eléctricas, baterías y teclados a ritmo rockero con la tradición de la Patria, amén de lo ya dicho sobre la liturgia? Pues yo mismo respondo NADA. Por el contrario tiene mucho de colonialismo anti cristiano que destruyó la esencia cristiana de la Patria que nos legó, bellamente, la España Católica.

La Misa no es para mover el cuerpo, sino el alma. Como dice la Madre Angélica, “estamos a los pies del Calvario” y de seguro ni la Virgen, ni las mujeres, ni el discípulo amado habrán bailado y aplaudido en el Gólgota. ¿Por qué nosotros lo hacemos descaradamente? ¿Por qué lo promueven quienes dirigen o, como dicen ahora, “animan” la Misa?

Sepan también los miembros de la DELAI y en especial Osvaldo González Prandi, que la Constitución no se venera; a lo sumo se la respeta en tanto ella respete la Ley del Supremo Legislador, que es Ley primera y a la que deben subordinarse todas las otras leyes.

La Constitución se muda a criterio de quien legisle, y muchas veces contra Dios -que no se muda, su ley es perpetua; por tanto decir en un acto público y al final de una Misa que a ella hay que "venerarla" es una grave ofensa a Dios y a su Madre a quienes se la ofrecimos como ofrenda, aunque cuente con el aval de Obispos y Sacerdotes.

Amigos, recemos y pidamos al Cielo que ilumine al Santo Padre para que nos mande Pastores que amen a la Iglesia y conserven el tesoro de la fe que se expresa como “centro y culmen” –en el decir del Vaticano II – en la liturgia.

* Director

Revista

El Caballero de Nuestra Señora

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