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martes, 29 de junio de 2010

“LOS MANDOS MILITARES ESTÁN ANESTESIADOS”

a presupuesto militar

Ex candidato a gobernador de La Rioja por la UCR, Julio Martínez considera que el gobierno nacional no quiere colocar la política de defensa en un rango de interés importante, una conducta –acota– que genera desaliento en el poder militar dada la escasez de recursos y de modernización que padece.

Dice un historiador que lo investigó a fondo –el americano Robert Postash– que uno de los logros más sólidos de nuestro deficitario sistema democrático consiste en que el poder militar ya no es un actor político. Es más, a fuerza de realidades, la militar es la corporación que más se ha reformulado para bien si uno mira la religiosa católica, la empresarial, la sindical y la política. Sin embargo...

–Sin embargo tenemos problemas de política de defensa. Aun admitiendo la distensión imperante en el Cono Sur y la integración que se da con nuestros vecinos a partir de solucionar diferendos limítrofes y la defensa de la democracia que nos identifica, igualmente hay que tener política de defensa. Y no la tenemos, no está nítidamente expresada en la acción del gobierno nacional...

–Pero yo he leído declaraciones suyas en las que también computa que éste es un déficit de la oposición.

–Efectivamente, tampoco la oposición ha trabajado en favor de esa política.

–¿Por qué?

–Yo creo que a lo largo de toda la transición y a posteriori este tema vivió sacudido por muchas cosas, confundido incluso por razones ideológicas fundadas en el pasado rol de los militares en política...

–¿Alentados por franjas de la sociedad civil o no?

–¡Por supuesto que sí! Pero es el poder militar el que paga el grueso de los platos. También es cierto que más del 80% de los militares hoy en actividad no eran militares al momento del golpe del 76 y cientos de miles de ellos ni siquiera habían nacido. Con esto no quiero decir que haya que cerrar todo lo sucedido en materia de violaciones a los derechos humanos; quiero decir que no podemos seguir haciendo blanco en estas fuerzas armadas de hoy con aquel tema. Pero lo que subsiste es la carencia de debate sobre política de defensa... la política, toda la política, es responsable de esta carencia.

–La política tampoco habla de la universidad; a ningún político se le cae un diagnóstico ni una idea sobre la universidad…

–La política está ganada por otras cuestiones, urgentes, sí; graves, muy graves, también es cierto, pero esto no implica que no se pueda ocupar de la defensa... con un poder militar que usa aviones de combate con un promedio de vida de 30 años, aunque algunos de esos sistemas tienen más de 40 años; buques con el mismo promedio y fuerzas terrestres con sistemas de armas en igual situación. A través de los mandos de las fuerzas la comisión que presido se ha enterado de cuestiones alarmantes; por ejemplo, que para que funcione un avión hay que sacarle piezas a otro, canibalismo le dicen los militares. Hoy nuestros pilotos vuelan en máquinas que en cualquier momento se caen.

–Más de medio centenar de aviones y helicópteros militares se accidentaron en lo que va de la democracia. Pero los temas de presupuesto suelen reflejar más decisiones políticas que carencia de recursos. ¿Qué los define más aquí para el caso militar?

–Yo estoy convencido de que no se prioriza el interés en tener una política de Estado en favor de la defensa. No me parece que no estemos en condiciones de un mejor presupuesto para Defensa.

–Por ley, las FF. AA. de Chile tienen para su funcionamiento un monto fijo, anual, de las exportaciones de cobre. Son varios cientos de millones de dólares. ¿Cree que ésta es una política que, en relación con nuestras exportaciones, podría eventualmente reflexionar Argentina para inyectar dinero a las Fuerzas Armadas?

–No me parece. No considero conducente hacer eso dado que los precios de nuestras exportaciones, primarias en su mayoría, son muy fluctuantes, inestables, con lo cual se manejaría esa política con mucha incertidumbre. Hay que trabajar con lo que es natural al presupuesto nacional.

–Un especialista en seguridad y defensa, Alejandro Corbacho, sostiene en un interesante artículo que las FF. AA. argentinas están "bajo desarme psicológico" como resultado de la falta de una política de defensa y la carencia de medios. "Desarme psicológico" en tanto categoría que describe una condición, un estado mental. ¿Concuerda con este diagnóstico?

–Si "desarme psicológico" implica desaliento...

–Implica, implica.

–Y, desaliento hay mucho entre los miembros de las FF. AA. Hay mucho "bajón"... sí, sí. Sienten que no cuentan y lo sienten porque al no haber política de defensa ni medios con los cuales trabajar es natural que se interroguen sobre para qué están, un interrogante que siempre tiene un marco exigente: se eligió la profesión militar y el Estado gastó para formarlos. Además, el desaliento también se referencia con los sueldos, que no son estimulantes pero aun así muchas veces procuran no irse de la fuerza porque el que se va se va ganando un 60% menos de lo que gana en actividad porque pierden adicionales y etcétera, etcétera. Pero, claro, en las FF. AA. la movilidad ascendente se da en una estructura piramidal, o sea que año a año hay muchos efectivos de distinto rango que se retiran; es inevitable. Hay sí, quienes se van para mejorar sensiblemente su situación económica y es generalmente gente con alto grado de preparación.

a Fuerza Aerea Argentina

–¿Los pilotos?

–Exactamente.

–Según pudo establecer este diario a partir de diversas fuentes, en el lapso 1985/2008 se fueron, por razones económicas, 270 pilotos de la Fuerza Aérea, de la Aviación Naval y del Ejército, a lo que se suma que formar un piloto de combate cuesta no menos de 3 millones de dólares como mínimo. ¿Tiene datos actualizados sobre este tema?

–No, pero la razón de esta sangría está clara: el grueso de los pilotos que dejan la fuerza lo hace rumbo a las líneas aéreas, donde ganan como mínimo tres veces más de lo que ganan en las Fuerzas Armadas.

–Usted suele hablar de "anestesiados" a la hora de describir la conducta de los altos mandos de las FF. AA. ante los problemas que enfrentan...

–También he hablado de temor...

–Aceptemos que son caracterizaciones fuertes, máxime tratándose de definiciones sobre planos de lo castrense. Anestesiados, temor... ¿a qué?

–Es un estado de ánimo que se infiere cuando uno se interesa en conocer el estado de ánimo que impera en los altos mandos en función de la relación con el gobierno... no es algo explícito, pero sí se detecta que –por caso– si están relacionados con la política a través de algún político y ese político... bueno, no es afín del gobierno, el gobierno puede pasarlos a retiro. Ser militar de alto rango y ser amigo de Duhalde, de Cobos o de quien fuere pero siempre en el marco de la dirigencia política con gravitación, bueno, tiene su costo: el retiro, por ejemplo.

–¿El reciente caso del general Bruera?

–Se han dado varios casos. Pero esto hace a los mandos superiores, en escalones inferiores de la estructura de mandos hay desaliento por la precariedad de medios en que se mueven y esto afecta la autoestima, a lo que se suma un problema salarial. A sueldos bajos que no se relacionan con lo que costó formarlos ni con las responsabilidades que tienen se suma que el salario tiene un fuerte componente que podemos definir como "en negro", en tanto son adicionales por esto o por aquello que conforman, en muchos casos, más de la mitad del salario, monto que pierden si pasan a retiro.

–¿Usted me está diciendo que el salario de los militares se define como muy enfermo en cuanto a su composición?

–Sí, y es por esta razón que en tribunales hay muchas causas presentadas por militares, muchas de las cuales el Estado perdió. Y este tema, esta trama tan compleja, será un problema para el próximo gobierno nacional.

–Para eso habrá que ganarle a Kirchner...

–Y eso es lo que va a suceder en el 2011. El próximo gobierno nacional no será K, será radical.

–En un reciente libro, "Enemigos íntimos: los militares y Kirchner", su autor, Guido Braslavsky, sostiene que Kirchner tiene obsesión con mantener disciplinados a los militares. Su método es la sanción rápida, terminante. El libro –muy sabroso en datos y conclusiones– habla de irritaciones de Kirchner, por caso, con algunos de su ministros, Rafael Bielsa, porque éste habló con marinos debido a la extradición de un oficial acusado de asesinatos. Kirchner terminó la conversación gritando "a los asesinos pan y agua, pan y agua". ¿Está de acuerdo con que éste ha sido en mucho el método aplicado por el kirchnerismo para relacionarse con el poder militar?

–El estilo K es el grito, el retar, el dividir, el excluir. O sea, ya para con los militares ya para con el conjunto nacional, su estilo es siempre redoblar la apuesta ante situaciones que visualiza como... no sé, poco favorables para sus intereses políticos. En ese redoblar la apuesta, bueno, viene todo: el grito, el agravio... incluso hay cierta "crueldad" en los términos en que asume las legítimas diferencias con lo que él piensa. "Crueldad" en el sentido de que no se maneja racionalmente, no debate, ensucia el tratamiento de un tema vía la intolerancia, el prejuicio. Su lógica política es la pelea permanente con todo el mundo, en consecuencia, ¿por qué no va a vivir sospechando y enojándose con los militares?

Fuente: Diario Rio Negro 28.6.2010

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