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jueves, 29 de julio de 2010

EL DIABLO ME TOMÓ DE LA MANO, Y ME DIJO: EL MATERIALISMO ES UNA ENFERMEDAD QUE MATA, Y SIGUIÓ DICIENDO…

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Por Emilio Nazar Kasbo

Te voy a seguir diciendo las verdades como nadie hoy las dice, porque he tenido un gran triunfo en la sociedad actual. ¡Muchos son los que han dejado de creer en Jesucristo y la Iglesia Católica, que es la única verdadera y por la cual las almas se salvan, y ahora no les importa nada! ¿Acaso no ves mi triunfo?

Sígueme en mi triunfo, y condenarás tu alma.

Soy yo quien inspira esas ideas de que desde su origen del ser humano tuvo la necesidad de inventar a Dios en su pura imaginación para explicar todo lo que no comprendía. ¡Para los incrédulos, también soy inexistente! ¿Qué mejor modo de esconderme que estando a la vista de todos no crean que existo, que viendo mis obras no crean ni en mi ni en Dios?

Y así alimento la soberbia humana. Soberbia para que Eva y Adán cometieran el Pecado Original, soberbia para condenar a muerte a Dios hecho hombre, soberbia para cada pecado que no se quiere reconocer como tal, soberbia para que quien comete pecados no los confiese. Hoy no necesito tanto de posesiones espectaculares, sino simplemente de inspirar una mala idea de un pequeño vicio para que se desencadene la pésima idea del gran vicio, y la persona sola condena su alma si muere en semejantes pecados mortales, engrosando mis filas. ¿No ves mi triunfo?

¿Quién puede explicar acaso, con toda la ciencia que hoy existe, la existencia del planeta Tierra, del Universo entero, cómo surgió la energía, la materia, la vida vegetal y la animal…? ¿Quién puede explicar el alma espiritual e inmortal del ser humano? Mi triunfo es que todas esas preguntas sean mal respondidas por el evolucionismo, hasta incluir al hombre mismo considerado como un mero animal mortal cuyo destino es ser alimento de gusanos. ¿Existe acaso un peor y más trágico final para el ser humano que ese, asumiéndolo como si ninguna cosa importase? Sí, ese es mi triunfo: que el ser humano, culmen de la creación en el Universo, se considere no como un ser que va hacia Dios que lo creó, sino un ser intrascendente cuya vida carece del más mínimo sentido.

Claro, es muy fácil que quien quiera abrir los ojos lo haga. Porque ni el evolucionismo logra explicar con detalle cada salto que mencioné de la inexistencia de materia y energía a su existencia, de la inexistencia de vida a la existencia de vida vegetativa y animal… y de la inexistencia de un ser animado con alma espiritual a su existencia. Y si el evolucionismo no lo explica ¿Quién lo hace? Sí, la Biblia. Ese es un grave peligro que corro de modo permanente. Pero cuando alguien hoy sostiene que el relato bíblico es cierto, toda la sociedad se le vuelve en contra, lo acusará de irracional, y la misma sociedad, a quien he ido preparando lentamente para su autodestrucción se encarga de anularlo.

Sí, estoy preparando la autodestrucción de la humanidad, porque quiero que cada ser humano se condene a la angustia y soledad del infierno. Y esa autodestrucción se verá cuando estos triunfos que te voy mostrando se expandan a una escala mundial y el mundo entero sea gobernado por el Anticristo, mi hijo preferido.

Efectivamente, ni Dios es un invento, ni yo lo soy, ni las legiones que me siguen. Somos reales, existimos, y por eso los odio a todos y espero para cada uno los más horripilantes tormentos. Soy el Diablo, Lucifer, Satanás, Belcebú, y toda la legión que me ha seguido. ¿Tienes alguna duda?

Diablo

¡Si el ser humano está llegando a una situación en que todo le resulta indiferente! Pero no es la indiferencia a las “añadiduras” que es sana para Dios, sino la indiferencia de que nada importa porque nada tiene real valor, ni siquiera Dios mismo, ni la vida de Jesucristo. ¿Convirtió Jesús en el desierto las piedras en pan? No lo hizo, aunque con eso podría haber “comprado” la adhesión de muchas personas. No siguió mi sugerencia, aunque sus adeptos se podrían haber multiplicado aunque sin una adhesión vital a Su Palabra, sino al pan que comerían. Soy yo en realidad quien se nutre de esos falsos seguidores, soy yo quien busco comprar las almas para su perdición.

¡Y ni hablar de creer en Jesucristo! El ser humano ya no cree ni en su propia existencia, ¿cómo creerá en la de Dios que se hizo hombre? Si el hombre no existe, si el hombre ha muerto, Jesucristo como es hombre también. Si el hombre no tiene sentido, Jesucristo tampoco. ¿No te das cuenta cuál es mi triunfo?

Yo he sido el inspirador de todos aquellos que afirman que los poderosos inventaron a Dios para dominar a los demás. Soy yo quien quito toda dimensión espiritual a las enseñanzas en los colegios, en las universidades y en toda institución educativa. Soy yo quien inspira que se erradique a Dios de todas partes. ¿Quién más lo haría?

Soy yo el que dice que la Religión y el culto a Dios es un mero instrumento para condicionar y controlar la vida y el trabajo de los pueblos. Soy yo quien enseña a mis seguidores que los rituales son absurdos, que los rezos y oraciones son inútiles, que son una mera sugestión psicológica de las personas para sentirse bien, y que en vez de ser actos agradables a Dios para su alabanza, son actos de “primitivismo”. ¿No te das cuenta?

Yo soy quien enseña que Jesús no quiere ningún Rito, ningún culto, ninguna edificación llamada iglesia, y ninguna Iglesia, ni siquiera la verdadera. ¿La Iglesia Católica es la verdadera? Sí, pero cuando la verdad ya no existe, la Iglesia Católica deja de serlo… ¡y ese es otro de mis logros! ¿Quién puede enseñar que la Iglesia Católica miente? Claro, aquí corro nuevamente el riesgo de que alguien racionalmente se pregunte que si no hay verdad en la Iglesia Católica… ¿dónde está entonces la Verdad? Y ante esa pregunta irresuelta vuelva a ella. Pero nuevamente aquí influirá la sociedad, influirán los diarios, los mensajes tontos de Internet, la TV, la radio y todos los medios de comunicación haciendo ver que quien eso piensa está en el error. Ni la Iglesia Católica tiene la verdad, ni nadie… ¿Quién queda entonces? Yo, para cosechar toda la cizaña que he sembrado. Y un día me verán inspirando al Anticristo, y ni aun así se volverán a la Iglesia Católica verdadera.

¿Virginidad? ¿Castidad? ¿Amor casto? Me río y me burlo de todo eso. Impedir la vida moral de los seres humanos es lo más fácil que hay. Soy yo quien inspira a la sociedad de hoy, ya no es Jesucristo. ¿Quién inspira que en cada película haya escenas sexuales? ¿Quién inspira el odio que existe a quienes sostienen esa moral, que incluso paganos como los estoicos supieron predicar? Quien se decida por la virginidad en su vida, será objeto de las más grandes burlas en la sociedad, le dirán aburrido, que no sabe vivir la vida, y será objeto de numerosas “indirectas” que jamás entenderá. Es más, muchos le advertirán que en realidad no son conductas ni inspiradas por Dios ni acordes con el ser humano, el cual está hecho para la lujuria y los placeres… ¡y con eso están comprando el pasaje al infierno! ¿Qué más puedo ansiar que así como somos una legión de ángeles perversos, exista una legión de almas humanas condenadas? Sí, y espero que tu alma sea una de ellas también, para tu depresión y llanto sin fin.

Te preguntarás qué es lo que gano con mi accionar. Pues lo que gano es dañar a Dios y su obra. Sólo eso. Así como quien envidia lo ajeno y vive resentido por la condición de otra persona no logra cambiar en nada ni su propia situación ni la ajena, en un vicio y pecado que es inútil y que causa daño al alma, eso mismo es lo que logro: el pecado por el pecado en sí mismo, un breve placer que condena el alma humana arrastrándola a la condenación. ¿Te parece poco mi logro? ¿Puede existir algo más pervertido? Pues eso es lo que fomento: la perversión en su máximo nivel.

Sí, soy yo quien disfraza las posesiones de ciertas personas bajo la apariencia de “desajustes mentales graves”, a la vez que hago sentir mi presencia ante incrédulos para difundir que existo y que alguien en alguna parte me adore. Algunos llegan a decir que la posesión diabólica en realidad es el subconsciente de la persona que rechaza las enseñanzas de la Iglesia Católica ¿No te das cuenta de mi triunfo?

“Todos los dioses de los paganos son demonios”, dice la Biblia. Y efectivamente, todos esos dioses que no son el Dios Trinitario único que enseña la Iglesia Católica, en realidad son formas bajo las que me presento, deformando la parte de verdad que hay en ellas, deformando la revelación natural. Efectivamente, mi reino es de este mundo, y cuando se lo ofrecí a Jesús en el desierto lo despreció. ¿Quién va a seguir a Jesucristo, cuando hace que tengas Esperanza para ganar el Cielo pero te hace perder esta vida para ganarlo? ¿Vas a esperar todo el tiempo de tu vida portándote bien para ganar el Cielo, o esperas alguna recompensa aquí? Soy yo quien puede darte esa recompensa. Piénsalo.

Sí, hace poco un sacerdote se burlaba de Carlos Marx, para quien “la religión es el opio de los pueblos”, diciendo que hoy “el opio es la religión de los pueblos”. Efectivamente, se eliminó a Jesucristo de la vida social, y sólo hay adicciones para sustituirlo: adicción la lujuria, al trabajo, al dinero, a las drogas… ¡Y todo eso es bien visto! ¿No ves mi triunfo?

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Mires donde mires, la sociedad se ha extraviado. Ya nadie reacciona. Pueden destruir toda tu familia y hasta la sociedad entera como si fuese un panal aniquilado, y nadie se inmutará. Ya sucedió en la historia: genocidio tras genocidio. Sí, por ejemplo en el Siglo XX se aniquiló a los armenios hasta casi hacerlos desaparecer como pueblo cristiano produciendo una diáspora que hizo olvidar su origen, raíz y esencia cristiana. O con el Holodomor del pueblo ucraniano, ¡y tantos otros! ¿No ves mi triunfo?

No tienes muchas opciones. O aceptas lo que te ofrezco en este mundo, o lo que Jesús te ofrece. Sí, a lo sumo una vida humana no dura más de 100 años… ¿quieres 100 años de sacrificios y esfuerzos comportándote como Dios te pide, o 100 años de mi prosperidad, placeres, lujos y todo lo que se te ocurra? Sí, y a cambio de eso…

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