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miércoles, 7 de julio de 2010

A LOS HOMOSEXUALES NO SE LOS DERROTA AGUANDO LA DOCTRINA

Por Cosme Beccar Varela
correo@labotellaalmar.com

Quisiera empezar este artículo recordando una verdad absoluta, innegable, imponente, que el "catolicismo oficial" parece haber olvidado: "Dios existe y es el Creador de todas las cosas. A cada una de ellas les otorgó por Su libre y soberana voluntad una naturaleza que es la suya y de la cual no puede apartarse sin dejar de ser lo que es.”

Si no fuera así, un sapo podría engendrar alternativamente una rata o una cabra y un elefante podría ser hermano entero de un hipopótamo. Cada uno es cada cual y no hay vuelta que darle.

Sostener lo contrario sería incurrir en la mala fe de los que se dicen "ateos". Y digo "mala fe" porque los ateos no existen sino que hay individuos que niegan a Dios porque creen que negándolo lo hacen desaparecer y con eso dejan de estar obligados a cumplir las leyes morales.

Ahora bien, el Senado de la Nación, compuesto por usurpadores enchufados en la Cámara Alta por voluntad y negocio de sus delicuenciales partidos, se apresta en estos días a intentar la insolente tarea de asaltar el Cielo para abofetear a Dios negando la Creación y la ley natural e inventando una tercera categoría de seres humanos que no dicen ser hombres ni mujeres sino homosexuales. Este atrevimiento producido por sus minúsculos y enfermizos cerebros, sería ridículo y descartable como la pretensión de un loco que cree ser Napoleón, si no fuera porque la prensa, la tiranía y los políticos de la "dirigencia" corrupta e inepta se empeñan en darle el aspecto de una opinión obligatoria..

Frente a ese conato insano, aparecen los supuestos "defensores del altar", los Obispos de la única verdadera religión católica, apostólica y romana, acolitados por las Universidades mal llamadas "católicas" y diversas organizaciones engañosamente designadas con nombres laicos, para oponerse. Entre ellos, los protestantes, quienes, créase o no, son los más religiosos en su argumentación lo cual no quita ni un ápice a la falsedad de su herejía.

Decisión meritoria, sin duda, pero frustrada por la renuncia a los únicos argumentos que valen contra la repugnante monstruosidad de admitir que dos hombres, que copulan por donde no deben y con quien no deben, puedan hacerlo con toda tranquilidad bajo el amparo de una ley. En cambio de esos argumentos, usan circunloquios legales que eluden el meollo del asunto, con la consecuencia inevitable de que sólo causan risa a los descarados promotores del engendro.

No es que no conozcan los verdaderos argumentos, porque cualquier católico medianamente informado los conoce. Por ejemplo yo, que soy un católico del común, los he recordado en el artículo nro. 972 de este periódico, publicado el 2 de Junio del año 2010 bajo el título "Un asunto repugnante". A él me remito para no repetirme.

Usan otros, que no convencen al hombre de la calle, que es católico por tradición pero que no entiende alegatos legales y que está imbuido de las mentiras sentimentaloides de la prensa.

* * *

Han conseguido (¡esfuerzo meritorio!) 600.000 firmas y han escrito una sesudo texto avalado por 30 sellos, algunos prestigiosos, otros desconocidos, pero lo que no deja ninguna duda es que su difusión con el membrete de la Pontificia Universidad Católica de la Argentina implica la responsabilidad de los Obispos en masa. Y si algún bien pensante quisiera excluir a Mons. Aguer de esa responsabilidad, sería en vano porque entre los sellos está el de la Universidad Católica de La Plata, que depende absolutamente de él.

¿Qué argumentan estos paladines de la fe y la moral para oponerse a la contra-natura en vías de legalización? Resumo:

1) "La dignidad de la vida debe ser protegida".

Eso quiere decir que están contra el aborto. Como apoyo de su audaz declaración citan Tratados internacionales, pero no el Decálogo del mismo Dios cuyo 5to. mandamiento dice; "NO MATAR".

Además, el aborto ya está autorizado en ciertos casos de amplia interpretación definidos en el Código Penal desde 1922 sin que los Pastores de la Iglesia hayan dicho "esta boca es mía". Tenemos la deshonra de ser el segundo país del mundo, después de la Unión Sovética, que aprobó el aborto.

2) "El Estado y la sociedad tienen el deber de proteger el matrimonio comunidad de vida y de amor entre un varón y una mujer".

No entiendo cómo no se dan cuenta los paladines de la lucha contra la coyunda homosexual, que esa cosa no excluye el matrimonio entre un hombre y una mujer sino que pretende imitarlo, como el mono imita al hombre, y que para excluir semejante burla a la moral, no se pueden limitar a exaltar el matrimonio que, de todas maneras, continuará existiendo.

Lo que debieron decir es que la convivencia copulativa de dos hombres, es una aberración que viola descaradamente la ley de Dios y que ha sido condenada con palabras de fuego por el mismo Creador.

He citado varias de esas condenas en el artículo nro. 972 de este periódico pero como la repetición es la mejor figura de la retórica recuerdo sólo la siguiente frase de la epístola a los Romanos, de San Pablo: "Por eso los entregó Dios a pasiones infames..Pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural en el que es contrario a la naturaleza. Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrasaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación" (San Pablo, Epístola a los Romanos, cap. 1, vers.25,26 y 27)".

3) "Los niños tienen derecho a crecer en una familia fundada en la unión estable entre varón y mujer".

Este argumento, después de que en tiempos de Alfonsin los Obispos, por su falta de pugnacidad en la defensa de la Moral del matrimonio, permitieron que se aprobara el divorcio vincular, es verdadero pero tardío.

Es verdad que la "adopción" de un niño por una pareja de homosexuales es una aberración horrenda, pero debieron decirlo así y no rechazarlo apenas con una frase tibiona que dice que eso "desdibuja la finalidad" de la adopción. No la desdibuja: dibuja claramente un demonio devorador de la inocencia de los niños.

En vez de publicar estas ambigüedades hubiera sido mejor que amenacen con excomulgar a quienes voten la inicua ley y que publiquen una proclama de fuego citando todos los anatemas de la Sagrada Escritura contra la sodomía para que se sepa claramente, sin excusas, quién está con Dios y quién está con el diablo. Y hubieran reclutado 6000 jóvenes que acampen frente al Congreso dispuestos a todo dentro de la ley, aún a enfrentar las patotas sodomitas (los sodomitas hacen gimnasia todo el tiempo para cultivar su físico, de modo que no sería una pelea sencilla) con tal de no permitir esta nueva afrenta a la ley de Dios. Si consiguieron 600.000 firmas para no sé qué texto, es evidente que tienen poder de movilización como para juntar a 6000 valientes, si quisieran.

Para terminar, quisiera decir que ya no estamos en 1987 cuando todavía la decadencia moral argentina no era tan grande y podía rechazarse el divorcio con un plebiscito si los Obispos se empeñaban a fondo en una campaña en defensa de la familia. En el año 2010, la moral pública ha decaído enormemente, la Argentina está entregada a la tiranía neo-marxista que cuenta con recursos inagotables para pagar sobornos en apoyo del "homonomio", la prensa hace unánimente propaganda homosexual, el fraude se ha perfeccionado, los argumentos doctrinarios están ausentes y casi todos los partidos, aún los de la supuesta oposición lo apoyan, como pudo verse por la votación en la Cámara de Diputados.

Hoy ya no se puede ni pensar en un plebiscito sobre el repugante tema. Su sólo planteo equivale a decir implícitamente que si "el pueblo" vota que puede haber "homonomio" los católicos lo aceptariamos. Y eso es falso. Por más que el engendro lograra el 99,9% de los votos seguiría siendo inaceptable y jamás tendrá rango legal. Proponer ahora un plebiscito sobre este asunto es un gravísimo error.

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