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domingo, 15 de agosto de 2010

RENGLONES AL MARGEN: YA MATARON MÁS POLICÍAS QUE EN 2009

Por Carlos Nelson Recanatini B.

Estamos entre los primeros países del mundo en que todo lo que es aberrante, es casi tomado como una virtud. No es para sentir orgullo precisamente.

Ahora vamos a la cabeza del lugar donde más policías mueren por año en manos de delincuentes comunes, cuando en cualquier país del primer mundo, del segundo o del tercero, la muerte de un solo policía en esas circunstancias, es motivo de una enorme conmoción.

Pero la Argentina en muchos aspectos, ya no tiene un "lugar" en ninguna parte.

Algunos "jefes policiales", muchos de los cuales jamás han disparado un tiro y que el único ruido fuerte que escucharon, fueron los cohetes de las fiestas de fin de año, marcan las pautas de cómo debe proceder la policía ante un delincuente... y por esas pautas, cada vez hay más policías muertos cuando lógicamente, debería ser al revés.

Son los "jefes" que, mediante "directivas" concomitantes con el poder político, le enseñan al policía, no como tiene que vivir, sino cómo debe morir.

Mi deseo es que un día se vuelva a la vieja policía, no solo al "amigo" uniformado de la esquina, o al el que controlaba si las puertas de las casas estaban cerradas, a altas horas de la noche.

Me refiero a la antigua policía integrada por "soldados de azul", los cuales estaban en combate, los trescientos sesenta y cinco días del año.

A la policía cuyos jefes, enseñaron que cuando un delincuente mata a un policía cuyo uniforme representa a la sociedad, ese delincuente estaba atacando a la sociedad.

En consecuencia, la sociedad se tenía que defender... y para eso tenía a la policía que actuaba sin reparos, de acuerdo a las circunstancias.

Cuando un delincuente extraía un arma de fuego y atacaba a un policía uniformado, no se le ordenaba que se rinda, se lo mataba.

Vaya aquí mi emocionado y eterno recuerdo a don Evaristo Meneses, un jefe único e inigualable, el cual me honró no solo con su libro "Meneses contra el hampa", dedicado a mi persona, sino con su amistad.

Los jefes de "pacotilla" de hoy, sumisos actualmente al poder político corrupto y cobarde, viven diciendo "condenamos" a los asesinos de un policía, en lugar de gritar: “lo vengaremos”.

Pero es posible que ignoren, que matar un policía en el mundo es un hecho gravísimo, mientras que en la Argentina es una noticia periodística.

En nuestro ya desgastado país, un partido de fútbol, tiene más titulares que el asesinato de un policía en servicio.

Pero:

Todos los políticos argentinos, están en "otra".

Se encuentran abocados al "armado" de las listas de los futuros candidatos a las elecciones del 2011, las cuales es muy posible, que sean tan corruptas como las anteriores.

Piensan que parte de la torta pueden lograr... Pero de las grandes.

Los responsables de la muerte de los policías y de las víctimas civiles asesinadas por estos criminales ruines, absolutamente descartables en una sociedad moderna, son los tres poderes:

El ejecutivo

Por no ordenar las medidas en su área de competencia,.

El legislativo:

Por no instrumentar leyes que se encuentren por debajo de la justicia y no al revés.

Y el judicial:

Que interpreta, ejecuta y supedita a la justicia, por debajo de leyes, tan vapuleadas e inservibles en el contexto general, que los jueces ya son cómplices de los criminales que están en libertad, justamente por que las señorías así lo dispusieron, con total conocimiento e idoneidad de lo que soezmente y maliciosamente, "sentenciaron".

"Los jueces se pronuncian solamente a través de sus fallos", claro, si estos fueran justos. Por eso mismo ...así estamos.

El: "sepa el pueblo votar" no ha servido de mucho hasta ahora porque cada día estamos peor... cada vez hay más rejas y alarmas en las propiedades privadas.

Buenos Aires y el conurbano, han inaugurado las cárceles privadas, muchas de ellas muy confortables... nuestras casas.

Y es así que cuando se entra en la desesperación, cosa que sucede a menudo en las gentes, se va corriendo a buscar a la policía, o llamar al 911.

Pero cuando un policía en su función, repeliendo un ataque en un enfrentamiento, mata a un delincuente... tenga la edad que tenga, pasa a ser un "gatillo fácil, resabio de la dictadura.

Reitero, el tema de la edad, porque el proyectil disparado por un chico de quince años (por tomar una edad al azar), hijo y nieto de delincuentes... o no, y que viven en asentamientos que son escuela de criminales, mata exactamente igual que un comando especializado en combate.

Ergo, sería muy conveniente utilizar la lógica, llevada a la práctica en otros países:

A delito de mayor, pena de mayor.

Que este espacio vacío, ( ) sea mi homenaje de silencio, dedicado a los servidores públicos, que ya no están.

A los que cayeron en defensa de una sociedad dividida, una de cuyas facciones vive atacándolos.

Me refiero a esa parte de la sociedad cobarde y hedionda que nos rodea y que elige al engendro de Hebe de Bonafini, como blasón de lo abyecto y excremental.

Pero tengo la sensación, que los hombres de azul, se pueden cansar de enterrar camaradas, amigos, compañeros.

Se pueden cansar de consolar viudas, madres, hijos y hermanos.

Y si eso sucede, prepárense... porque los delincuentes y todos los que los apoyaron, sabrán como truena el escarmiento.

Habrá llegado la hora de la cirugía mayor... para terminar con el cáncer que se está comiendo de a poco, el enorme tesoro que nos dejaron nuestros antecesores, una sociedad orgullosa de su policía.

Y deseo dejar como un presente lleno de afecto hacia ellos, las palabras de un viejo actor de radio que ya no está y que se llamó Tomás Simari.

El tenía un personaje, llamado "el agente Medina".

Cuatro años tenía yo cuando lo escuchaban en mi casa.

El mismo se presentaba así;

Yo soy Lisandro Medina

El agente de la esquina

Cuya alegría mayor

Es decirle al superior:

“¡Señor!, en esta parada...

nunca ha ocurrido nada

Desde que la atiendo yo"

En estas horas negras, quise hacer un sencillo aporte que sirva como un tenue rayo de luz, en medio de tanta oscuridad.

Que Dios me de la esperanza, de llegar a escuchar... ¡y la luz se hizo!

Pero mi felicidad total, sería tener la alegría de haber sido uno de los que accionó la perilla.

¿No les parece?

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