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jueves, 5 de agosto de 2010

SOBRE EL “SISTEMA DEMOCRÁTICO VERNÁCULO

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Por Hugo Reinaldo Abete

Ex Mayor E.A.

 

La Argentina actual, para el resto del mundo, se encuentra encuadrada dentro de un régimen democrático. Para quienes vivimos en el país y sufrimos los permanentes excesos del gobierno de los Kirchner, bien sabemos que estamos bajo un régimen que de democrático sólo conserva algunas formas, mientras que en su fondo tiene absolutamente todas las características de una dictadura. Algo similar a lo que acontece en la Venezuela de Chávez que fue elegido por el pueblo pero ejerce el poder dictatorialmente.

A lo dicho habría que agregarle que desde 1983 a la fecha, gran parte de los argentinos estamos convencidos que no hemos conocido un solo político que, estando en el poder haya procurado el Bien Común, de ahí que no creamos en esa clase dirigente que sólo lucha por el poder olvidándose del prójimo. Personalmente, siempre rechacé a aquellos que colocaban a una forma de gobierno, como es la democracia, a la altura de Dios. Y, felizmente, son muchos los compatriotas que ponen por encima de todo a Dios, a la Patria y su estilo tradicional de vida. Argentina fue, es y será por siempre una Patria Católica, porque así nació, creció y se desarrolló, y por más que hoy reine en ella la confusión y el error, es tan fuerte y sólida la base histórico-religiosa que la sustenta, que no habrá mal que logre imponerse definitivamente sobre ella.

Hace unos años me invitaron a participar de una marcha que organizaba el papá del asesinado Axel Blumberg, manifestación multitudinaria como no se recordaba en mucho tiempo. En esa oportunidad dije que no participaba en ninguna de las formas de lucha del sistema democrático porque no creía en ellas, ni tampoco en el sistema, fundamentando además mi negativa en que todo se hacía para concretar un petitorio dirigido, paradójicamente, a los principales responsables de los hechos que daban origen a la protesta. Era igual que marchar frente al sindicato de ladrones para pedirle a los ladrones que tengan a bien dictar leyes a favor de los honestos y en contra de los ladrones… Un verdadero despropósito. Y para avalarlo, recordemos que, desde el caso Axel a la fecha la inseguridad no sólo no se detuvo sino que se agravó a límites incontrolables. Y el sistema se encargó de defenestrar a su padre porque, “en realidad no era ingeniero”. ¡Bah¡, igual que la presidente que tampoco es abogada…

Quiero aclarar que igual postura sostuve cuando estuve preso y un grupo de compatriotas organizaron una marcha pidiendo por la libertad de los “carapintadas” y yo era uno de los presos. Por entonces decía: “cómo le vamos a pedir la libertad a quién nos metió presos y hace un flor de negocio político teniéndonos en esa situación”…

Acercándonos más en el tiempo podríamos citar lo que fue la movilización del campo en Rosario el 25 de mayo de 2008 por el tema de las retenciones. Quienes aún creen en el sistema estaban convencidos que después de semejante demostración de fuerza opositora, el gobierno renunciaba o daba marcha atrás con la resolución 125. Ni una cosa ni la otra, al otro día el gobierno obró como si dicha protesta no hubiese existido y el país siguió su marcha “normal”.

Y el pasado 14 de julio de 2010, día “satánico” si los hay, otra vez ocurrió lo mismo, la clase política de espaldas a la historia y esencia Católica de nuestro pueblo, votó otra vez por “Barrabás” apoyando la ley que, indefectiblemente, conduce a la destrucción de la familia tradicional. De nada sirvieron las marchas, la opinión de los credos que se oponían a tan grave disparate, ni todas las movilizaciones realizadas en todo el país… se compraron los votos necesarios y se aprobó la ley.

En síntesis, queda demostrado que las armas que dispone el sistema para oponerse no sirven para nada. Y se confirma lo que mucho he repetido: “sin los militares, la oposición no sabe qué hacer”… Pues al no ser democráticos quienes ejercen el poder, no les interesa lo que piense o sienta el pueblo ni tampoco la oposición… “se hace lo que el gobierno quiere y como quiere”. Para ello no existen, marchas, protestas, carteles, huelgas de hambre, ni votos en contra en el congreso que no puedan ser comprados con la Banelco, o con un viaje a China, como ocurrió precisamente hace unos días.

En efecto, en otros tiempos, la oposición se valía de los militares toda vez que el gobierno de turno se apartaba del derrotero permitido por la “democracia vernácula”. Ocurrió con los peronistas y los radicales. Y en tal sentido, ya son muchos los que piensan que la única forma eficaz para que este gobierno ilegítimo acate los sentimientos verdaderos del pueblo, es la ya conocida de los golpes de estado que hoy reivindican ante tanta porquería y confusión. Pero hoy ocurre que los militares no están en capacidad ni de golpear sus propias puertas y que el gobierno autoritario ha armado “tropas especiales” para cubrir cualquier eventualidad.

Ante tal panorama y con un gobierno que avanza desembozadamente sobre cuestiones que hacen a la esencia de la Argentinidad, habría que preguntarse ¿Hasta cuándo aguantará el pueblo argentino y qué pasará cuando diga basta sabiendo que no están los militares y del otro lado hay milicias populares armadas?…

¡Por Dios y por la Patria!

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