Intrigante resulta la definición de “terrorismo” para el gobierno argentino, ya que por un lado no inicia procesos judiciales a los terroristas que actuaron en el país en la década de 1970 generando el caos por doquier (y muchos de ellos forman parte del actual Gobierno), y protege al ex guerrillero chileno Sergio Galvarino Apablaza Guerra evitando su extradición.
Apablaza Guerra es un ex guerrillero chileno, perteneciente al Partido Comunista y uno de los fundadores de la organización terrorista "Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Llegó a ser el líder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) desde 1988 hasta el 2001 y es uno de los responsables del asesinato del Senador Jaime Guzmán. Si esto no es terrorismo… ¿Cómo se puede definir entonces? ¿O acaso el único acto posible de terrorismo es exclusivamente todo aquél que reivindica el Gobierno argentino?
Por su parte, y tal como viene denunciando desde hace tiempo Diario Pregón de La Plata, desde Argentina buscan instalar al canciller sionista Héctor Timerman en la mesa de negociaciones de Estados Unidos con Irán por los recursos naturales del país persa. En ese sentido la comunidad judía de Argentina anunció que apoyará en Naciones Unidas el reclamo argentino contra el terrorismo.
El presidente de la DAIA, Aldo Donzis, manifestó que acompaña "a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para fortalecer el reclamo de nuestro país frente a los organismos internacionales, para que la República Islámica de Irán ponga disposición de la justicia argentina a los imputados en la causa por el atentado contra la sede de la AMIA-DAIA, perpetrado en 1994".
Al arribar a los Estados Unidos, a la Asamblea General de la ONU, Asimismo, el titular de la entidad representativa de la comunidad judía argentina, expresó que” en el marco de la ONU apoyaremos siempre al Estado argentino para denunciar al terrorismo internacional que con sus actividades e ideológica se infiltra en cada unos de los países de América Latina”.
Para el dirigente comunitario “el terrorismo es un de los ejes de preocupación central de labor de la DAIA”.
Donzis agregó que “Irán, no solo no colabora con la justicia de nuestro país, sino que, además, sigue amenazando con la desaparición del Estado de Israel, miembro de la ONU”, señala un comunicado de prensa de la entidad.
Sin embargo, la política exterior tradicional de Argentina es la neutralidad. La actual posición, que es una continuidad de la adoptada por Carlos Saúl Menem, de intervención en conflictos internos o externos de terceros países, no favorece a la paz en nuestra Nación, y atrae conflictos al interior del nuestro.
Un sinnúmero de intereses personales y de ambiciones son los que impulsan a sentar al canciller Timerman en la mesa de negociaciones con Irán a toda costa, simplemente para participar del apoderamiento de los recursos naturales de ese país, evitando las vías jurídicas que corresponden para dilucidar los hechos. Cabe destacar que hay versiones de implosión de los edificios en Argentina, que de ser ciertas descartarían cualquier “complot” internacional, y hasta serían actos que confrontarían al Estado de Israel con Argentina.
Un ejemplo de que no existió atentado terrorista internacional, es la versión de que al intentar desarmar un Misil Cóndor de fabricación argentina en la Embajada de Israel, el cual contenía un dispositivo de seguridad que explota en caso de activación, el cual era desconocido por quienes realizaban la maniobra, haciendo estallar un arsenal que demolió el edificio de la Embajada.
El gobierno argentino hace gala de estrechar relaciones con Israel y con países de habla árabe, y a la vez muestra su subordinación a intereses sionistas, para ubicar al Canciller en posición de negociar recursos naturales iraníes. Se trata de una política que puede traer graves consecuencias al país, y que debe ser revertida para volver a la neutralidad que siempre caracterizó a la Argentina.
Mientras tanto, los terroristas en Argentina, cuya ideología intrínsecamente perversa ocasionó la represión (que también tuvo excesos), no solamente no son juzgados sino que acceden a puestos de gobierno en el país, en tanto que los militares son condenados y sujetos a violaciones de Derechos Humanos porque el lema terrorista es: “para ellos (los militares) ni olvido, ni perdón, ni justicia”.
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