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martes, 28 de septiembre de 2010

HELADOS SALUDABLES DE LA UNLP

helado cucurucho

El ingeniero químico Luis Perego, uno de los directores del “Programa de la Prevención del Infarto en Argentina” se refirió a la nueva iniciativa que están llevando a cabo, junto a su socio Julio Tavella, desde la Universidad Nacional de La Plata (UNLP): helados saludables en diálogo con Agencia Nova.

El producto que comenzará a comercializarse entre noviembre y diciembre próximos, tendrá variados gustos tales como crema americana, frutilla a la crema, chocolate, dulce de leche y limón.

Perego, contó que “en el Programa de la Prevención del Infarto en Argentina (que nació en el año 1991) desarrollamos algunas estrategias adaptadas a Argentina de lo que se llama el modelo ‘Finlandia’ que bajó el 70 por ciento de la muerte por enfermedades cardiovasculares en ese país. Ellos atacaron tres temas: alimentación sana, no tabaco y actividad física”.

“Nosotros, en el área específica de alimentos fuimos desarrollando diferentes tipos de productos. Hace aproximadamente dos años, contactamos a un productor de helados y le propusimos que nos preste las instalaciones para hacer ensayos y desarrollos sobre helados, consideramos que se podía incorporar algún elemento distintivo que lo transforme en funcional”, agregó.

Al respecto, explicó que “un alimento funcional no es otra cosa que un alimento común al cual, incorporando eficiencia técnica, quitándole cosas, agregándole algunas otras, se lo transforma en funcional. Un alimento que sin ser remedio mejora las condiciones de salud de la gente”.

“El helado funcional tiene unas características muy interesantes. Nosotros esperamos que esta golosina (con omega tres y bajas calorías) que no es tan golosina, transforme la salud de quienes lo consumen. Consumido de forma adecuada estaríamos bajando entre un diez por ciento del colesterol total y el ocho por ciento del colesterol malo. Los omega tres participan en un montón de funciones porque son ácidos grasos que el cuerpo no fabrica”, añadió.

En ese sentido, aseguró que con el consumo de estos helados “estaríamos incorporando un elemento que el cuerpo no fabrica pero que a su vez participa en prevenir muchas enfermedades cardiovasculares y cáncer. Y las bajas calorías participarían en la reducción de ingesta calórica, lo que hace ser un notable colaborador en el descenso de peso”.

Al ser consultado sobre dónde podrán adquirir este producto quienes lo deseen, informó que la comercialización sería en la heladería Franchini (calle 12 y 56), ya que fue la fábrica que prestó las instalaciones y se firmó un convenio con ella. Sin embargo, aclaró que “la pretensión nuestra, dado que la cantidad de helado que se consume en Argentina es de aproximadamente 200 millones de kilo de helado por año, es que esto se expanda. Para todas aquellas empresas y fábricas de helado que quieran suscribir convenios con nosotros, las puertas están abiertas”.

Por otro lado, el ingeniero químico intentó dejar otro mensaje: “lo más importante de esto no es aquel que pueda comprar el helado, esto es un proyecto social, entonces lo importante sería acceder, desde el punto de vista social, a aquellos que no pueden comprar helado: por ejemplo comedores de niños, escuelas carenciadas, a los cuales, a través de los aportes del Estado, les llegue un palito de 60 gramos que tenga un aporte nutricional de estas características, incluso mejorada con alguna vitamina para el crecimiento. Hay que motivar al poder político”.

“Nuestra idea como producto social sería un promedio de cinco kilos por niño, estaríamos hablando de aproximadamente 90 helados al año, que podrían intercalarlo con alimentación saludable: frutas, una vez por semana el helado”, finalizó Perego.

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