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martes, 14 de septiembre de 2010

SILENCIO COMPLICE O PASIVIDAD TEMEROSA

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Por Tcnl. Jose Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 -CMN 73)


   Cuando se produce un cataclismo, el sentido de conservación, hace que se trate de escapar de sus efectos y, en ocasiones, se olvide responsabilidades o deberes, ante el peligro  que sorprende, inmoviliza y que no se domina. El que actúa, generalmente, lo hace impulsado por las circunstancias o bien, lo que es lo deseable, por haber sido entrenado para tales emergencias. Las organizaciones que actúan con lógica, racionalidad e inteligencia, saben de la posibilidad de los riesgos y peligros a los que pueden ser eventualmente conducidos y, por ello, crean métodos, formas o actividades para paliar efectos o disminuir consecuencias.

El problema se presenta en las "grandes organizaciones", como son los países, cuando se percibe que están evolucionando hacia un desastre y el silencio o la pasividad no alerta o, a lo menos, intenta alguna forma de acción para detener lo que se supone sucederá. La primer cuestion, es saber cuales son los signos determinantes de la cuestión, poder valorarlos y, consecuentemente,indagar sobre sus orígenes, ya que es vano hacerlo sobre sus consecuencias. Normalmente, en las sociedades actuales, el signo mas relevante, es el incremento de la delincuencia en sus mas diversas manifestaciones. El delincuente es el ser que encuentra como forma de su realización el apartarse de la convivencia y actuar sin respeto a sus obligaciones ante sus semejantes. Cuando en una comunidad proliferan los delitos es, sin dudas,la señal mas clara de su deterioro y no atenderlo por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, es demostración de falta de sensibilidad, calidad de gestión o, lo que puede ser lo peor, una suerte de complicidad pasiva o activa.

Los delitos motivan miedo, que no se debe confundir con cobardía, pues el es lo normal para toda persona que esta sometida a la posibilidad de la agresion. La técnica de ocultar los delitos, usada en ocasiones, es una forma de alentar a los delincuentes, que no se dan cuenta que su accionar es tan nocivo que alcanza efectos más allá del hecho en si.

Cuando aparecen "delincuentes de guante blanco", casi siempre  en niveles de poder elevados, el tema adquiere características de "corrupción", ya que, para alcanzar sus fines, necesitan la alianza o la colaboración, cuando no la participación, de alguien en aquella posición. Dada la situación de estos delincuentes, además, gozan de una cierta impunidad o una posible protección, que oculta el delito e impide, consecuentemente, su represión. Es allí donde el silencio obra a favor del accionar delictivo ya que no se expone, se ignora o, quizás, se olvida, con lo que los hechos quedan impunes.

La historia recoge con claridad momentos en los que las sociedades se han encontrado con el incremento de la delincuencia, no tan solo la de la clásica criminalidad, sino la proveniente de vicios, oportunidades o tendencias, mas o menos embozadas, que llevan a la disociación, la ignorancia y, finalmente, la aceptación. Estas sociedades, en algún momento, han colapsado, infiltradas por el mal, débiles ante sus efectos y afectadas en sus valores de unidad como comunidades.

Las naciones, pese a su calidad soberana, también pueden ser afectadas por un tipo de delincuencia política, que obra sobre su economía o cultura para deformarla, conforme sus fines inconfesables. Este tipo de accionar se manifiesta por la tendencia al cambio que busca destruir lo pasado y modificarlo por un incierto futuro. En lugar de innovar para seguir la evolución o apoyar los desarrollos, se modifica sustancialmente lo acordado democráticamente, suplantándolo, por una idea "luminosa", que enceguece a algunos que se benefician de ella y no tiene en cuenta a aquellos que serán los perjudicados. Esta delincuencia se materializa por la repentina aparición de "potentados", que tienen fortunas logradas del "favor oficial" originados en algún tipo de complicidad con el poder.

Cuando se estudia el proceso político y gubernamental de nuestro país, surge que, en su actividad aplicada, se han producido momentos que, bajo el manto del "cambio", generalmente originado por "ideologías" o "intereses corporativos", se anularon esfuerzos en unos o se activaron posibilidades en otros, que la sociedad acepto mansamente, como si ella estuviera temerosa o fuera cómplice, quizás pensando que no la afectaba directamente. Este tema apareció en otros países, como puede ser lo que sucedio en la Alemania nazi o el comunismo Soviético, que, pese a lo maligno de los escenarios, la población  mantuvo un "silencio cómplice" o no reacciono por una "pasividad temerosa", lo que lleva a pensar que este es un fenómeno social que puede aparecer en cualquier comunidad, aun la nuestra.

Los argentinos sabemos que nuestros sucesivos gobiernos se han ido apartando de las bases fundacionales, modificando el claro mandato de la CNA Art. 1, con lo que se ha "cambiado" el sentido de "representación federal" que, a su vez, lo hace sobre la idea de "republica", lo que, considerado conforme la lógica y el raciocinio elemental, constituye un evidente acto delictivo, que aparece como alentado en los dirigentes y olvidado por los ciudadanos, pese a que sus efectos, al no concordar con los fines pactados, crea una disolución de objetivos que llevan a la dilacion, la duda y el desmembramiento en el accionar conjunto.

El gran interrogante final, ante esta exposición del problema, es tratar de saber si este camino al desastre institucional esta claro en los dirigentes y la sociedad, o todos lo aceptamos como inválidos o infradotados por un "silencio cómplice" o una "pasividad temerosa". La Argentina de los últimos tiempos muestra una cada vez menor participacion ciudadana, al tiempo que el crecimiento de lo marginal y la elución de responsabilidades, lo que significa una suerte de rebeldia pasiva ante la autoridad a la que se desconoce o que se la considera inútil o inoperable, a lo que ella hace "oídos sordos", lo que hace valido interrogarse si el "silencio cómplice" o la "`pasividad temerosa", no tan solo esta en la sociedad sino que esta en los dirigentes, con los nefastos resultados que ello podrá acarrear.

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