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viernes, 22 de octubre de 2010

¡CONCIENCIA POLÍTICA!"

partidocracia

Por Roberto F. Bertossi [1]

La legitimidad de origen de las autoridades nacionales, provinciales y municipales que resulten electas en las próximas compulsas electorales previstas para 2011´ tendrá todo que ver con un ejercicio responsable de nuestros deberes cívicos y políticos ciudadanos traducidos en más participación y menos `absentismos´.

Nuestro país atraviesa una coyuntura histórico-política particular, en la cual desde distintos partidos políticos, desde múltiples sectores productivos y diversas instancias sociales se anhela e intenta reconstruir y recuperar la institucionalidad, el orden y la seguridad jurídica con el propósito de restablecer y afianzar las formas democráticas y republicanas de convivencia que a través de los representantes del pueblo de la Nación Argentina fueron establecidos en la Constitución Nacional (CN.) para todos los argentinos.

Para ello, nuestro sufragio universal es la expresión cabal de la soberanía popular en categoría de prominente derecho político articuladamente con otros instrumentos político-ciudadanos concomitantemente previstos también como son `la iniciativa y la consulta popular´ (Vg.: cuando debemos asegurar la garantía de supremacía para jubilaciones y pensiones móviles, organizaciones sindicales libres y democráticas, el acceso para todos a una vivienda digna: Arts. 14bis, 29, 36, 40, 75 incs. 17, 18, 19, 22 y cc. CN.).

De tal manera, los esquemas electorales con sus oportunidades y posibilidades, serán fundamentales para este momento anárquico, anómico, no republicano, antifederal y autocrático que vive nuestro país. Por todo eso y por eso mismo como miembros de nuestra Sociedad Civil es clave despertarnos o descongelarnos para prestar mayor atención y participación en la `cosa publica´ poniendo de relieve y como nunca antes, toda la importancia y trascendencia de cada `voto consciente´.

Ejercer la soberanía popular de este modo es antes que nada, escoger autoridades y representantes con sentido de pertenencia e identidad popular –no solo corporativa- que desempeñen sus labores institucionales digna, idónea y eficientemente enriqueciendo así su investidura para lograr tantos anhelos y valores compartidos, larga e injustamente postergados.

Esto nos compromete para buscar personas serias y comprometidas con nuestra propia idiosincrasia inscripta en un marco axiológico argentino atemporal, personas que entiendan la política como servicio, como una mancomunidad de personas preparadas para corresponderse con esta noble función, personas que busquen contribuir en la reconstrucción de la justicia social y el refortalecimiento de las instituciones teniendo siempre como fin y como límite exclusiva y excluyentemente al `bien común´.

Insistir en votos conscientes –todos y cada uno- es un paso de la mayor importancia para modificar estas contraculturas y disvalores argentinos, un terreno en el cual llevamos ventajas en todo: corrupción, inseguridad, autocracia, violación de instituciones fundamentales (Art. 38CN.), flagrantes desigualdades de oportunidades y de trato, (Vg. Art. 16 y cc. CN.), ausencia de inversiones internas, externas y tal.

Ojalá entonces que cada argentino desde ya vaya adquiriendo para el tiempo de elegir, conciencia acabada de: ¿Quién es el candidato (varón o mujer)?, ¿Cuál su trayectoria social?, ¿Qué (y con quienes) gestiones políticas integró desde 1983 a la fecha?; ¿Ocupó un cargo o función y volvió `al llano´ o se perpetuó de cualquier manera, personal o nepóticamente?¿La política como servicio pleno de tiempo completo lo empobreció o le enriqueció? ¿Con quién anda y con quien anduvo políticamente? ¿Fue leal al mandato popular o a su propia corporación y/u otras?; ¿Incursionó en candidaturas testimoniales? y tales.

Pero, preponderante y proactivamente cada argentino deberá ir desde ya informándose sobre `quién y quiénes´ son la mejor, la más seria y la más responsable propuesta político-programática posible para todos, asimilando y adhiriendo a esta última entusiastamente dejando paulatina y definitivamente atrás conductas electorales apenas reactivas o `inducidas´.

Con esto último apenas habrá iniciado su indelegable e intransferible tarea ciudadana ya que al elegir un candidato debe saber que se está comprometiendo para acompañarlo en todas sus decisiones políticas como en la responsabilidad por la realización –o no- del programa político divulgado.

Ante quienes afirman –sin dejar de llevar razones- que nuestra democracia anda renga, extraviada, sin novedad, nuestra mejor refutación y reversión de `averías ciudadanas e institucionales´, nuestra mejor consumación republicana en cuanto tal, dependerá totalmente de cada uno de nosotros los argentinos y de nadie más en la medida que abandonemos rápida y definitivamente este estado de `congelamiento´ ante un estado de cosas y de situación que ya no admite `neutralidad, omisiones ni apatías´.

Finalmente y porque desde 1983 tantas distorsiones y defraudaciones políticas vienen sustrayendo recursos a la economía, a la cultura, al medio ambiente y, como en todo `el interés es la medida de la acción, la participación ciudadana en las elecciones de 2011´ será estrictamente proporcional y reveladora de nuestro compromiso democrático y constitucional, “motivo y razón” mucho más que suficientes para apelar a la máxima conciencia política individual y social.

[1] Docente e Investigador Universitario.

Experto de la CONEAU

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