¡CORRUPCION! CAMINO AL INFIERNO.

Por Marcos Attias

casasytranqueras@yahoo.com.ar

Vivimos con la corrupción, nos levantamos y nos acostamos con la corrupción, es como si nos acostumbráramos a vivir naturalmente con la corrupción, lo único que falta es que salga una ley declarando la corrupción de interés nacional.

Los fondos reservados, los sobresueldos, la Banelco, son cosas del pasado o están vigentes y con valores aterradores, en la alquimia de la corrupción puede un empleado que gana un sueldo de dos o tres mil pesos terminar construyéndose un edificio de un millón de dólares, o sobresueldos de muchos millones permitirían gratificar la labor desempeñada, la alquimia de la corrupción permite justificar a quien con un sueldo puede de un día para el otro termine comprándose un campo millonario, los números dan para una buena repartija.

La corporación instalada dispone de un aceitado sistema de lipoaspiracion de los fondos del estado, que les permite de un día para el otro disponer de un capital que normalmente no podrían lograrlo.

Los diques de contención están rebasados, carecen de total eficiencia, los que deberían reaccionar y actuar no lo hacen, solo al pueblo le queda ponerse de pie.

La corrupción es el cáncer de la sociedad, entonces son los gobiernos que deberían estar preocupados y atacar ese flagelo, sin embargo no tocan, ni mencionan el tema. Habría que convocar a un simposio nacional contra la corrupción.

La Unasur debería poner como condición principalísima la laucha contra la corrupción.

Sin la corrupción el país marcharía hacia su destino de gloria, no habría miseria, ni pobreza, ni tampoco indigencia, ni faltarían viviendas, ni hospitales ni escuelas, ni deudas estatales, ni inflación, habría seguridades, se viviría en una sociedad llena de prosperidad y esperanzas, esperanzas que son malogradas, por los que deberían defender la nación del narcotráfico, del lavado de dinero, de las mafias extranjeras, del narcoterrorismo, todo esto y muchísimo mas , debemos soportar nosotros pueblo a quien se le niega el derecho de vivir una sociedad plena de orden, progreso y justicia.

Será el pueblo una vez más quien deberá salir a defender a la nación de quienes usurpando cargos ponen en graves riesgos la seguridad del país.