LA VIDA SIEMPRE ES UN DON
Como padre y pastor de la grey católica de este lugar quisiera ofrecer mis reflexiones a los fieles, a las personas de buena voluntad y a toda la sociedad, en torno a la delicada y grave situación planteada ante la solicitud de práctica de aborto para una joven violada en la ciudad de Comodoro Rivadavia
En primer lugar quiero expresar mi acompañamiento cálido y comprensivo para la joven y su familia que viven un momento de dolor profundo y desesperante.
Tan delicada situación requiere una adecuada respuesta de la sociedad para evitar que las decisiones en contexto de desesperación, provoquen daños aún mayores.
La vida humana es un don precioso que comienza en el momento de la fecundación, tal como lo reconoce la ciencia médica y la legislación vigente. Allí comienza un nuevo ser con características e identidad genética propias, que es por tanto, sujeto de derechos.
Sus derechos y su dignidad no dependen de ninguna variable de evolución, de condición o de circunstancias en que llegó a la vida.
De esta forma queda claro que el aborto constituye un grave atentado a la vida humana, por el que se condena a muerte a quien no es culpable de nada. La condición de inocencia de la persona por nacer, muestra a las claras el desenfoque en el que se incurre: la muerte del niño por nacer nunca resuelve el problema inicial, en este caso la violación. Lo único que se logra es sumar otro hecho doloroso.
Esta percepción del valor de la vida humana pertenece a la identidad cultural de nuestro pueblo. En efecto, nuestro pueblo valora la vida y la defiende, y sólo llega a plantearse el aborto acosado por la desesperación. Desde nuestra experiencia pastoral podemos constatar las traumáticas consecuencias que se desencadenan en la conciencia de las personas que han recurrido al aborto.
Por eso nos preocupa que organismos y entidades que se constituyen para luchar en contra de la discriminación y a favor de la igualdad de derechos, pretendan que se alcancen dichos objetivos negando un derecho tan fundamental.
Nos preocupa que se pretenda instalar en la sociedad la grave contradicción conceptual que considera el aborto como un derecho, cuando en realidad es exactamente lo contrario: la negación a alguien del derecho fundamental a la vida.
El país ha sufrido mucho por el imperio de la muerte, como fácil solución de problemas emergentes. Hoy padecemos sus consecuencias. Darle cabida al aborto sería ahondar la herida de nuestra Nación, y agravar su enfermedad. El Estado, desde todas sus instituciones debe ser el garante de la vida, los derechos y la felicidad de todos.
Por esta razón nos preocupa además que trate de negarse la consideración religiosa y espiritual que merece el caso, como lo hizo la representante de INADI en Chubut, argumentando que somos un estado laico. Las convicciones religiosas de la familia implicada en esta dolorosa situación no pueden ser ignoradas ya que también constituyen un derecho de las personas.
Esta familia es creyente, hija de la Iglesia, cree en Jesucristo que es Dios de la vida y del amor. El, desde el misterio de la cruz y de la resurrección, toma parte en su sufrimiento y en esta terrible noche oscura por la que esta familia atraviesa. El le ofrece la fuerza para acoger con valentía el don de la vida inocente a pesar de las circunstancias en las que se gestó.
La Iglesia se compromete a acompañar a la familia a lo largo del embarazo, nacimiento y ulterior acogida en su hogar natural o también, como alternativa posible, le ofrece el amor de muchas otras familias dispuestas a adoptar la criatura.
Sentimos el deber de felicitar y sostener al Comité de Bioética del Hospital Regional y a la Jueza de Familia Nº 3 de Comodoro Rivadavia, Dra. Verónica Daniela Robert que, asumiendo su recomendación, se posicionó en defensa de la vida rechazando el pedido de aborto.
Valoramos asimismo a los Medios (Diario “Crónica”, entre ellos) por su servicio no sólo de informar, sino de ampliar oportunamente los horizontes del debate de un tema tan delicado.
La vida es un don. Su acogida es fuente de bendición para las personas y las sociedades. En este caso particular puede serlo para la comunidad de Comodoro Rivadavia, que proyecta su futuro con esperanza.
Comodoro Rivadavia, 23 de febrero de 2010.
Día del nacimiento de nuestra ciudad.
+ p. Virginio D. Bressanelli scj
Administrador Apostólico
y Comunidad Diocesana de Comodoro Rivadavia