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lunes, 24 de enero de 2011

DECLARACIÓN LAICOS INDEPENDIENTES DE CUYO AUTOCONVOCADOS. A PROPÓSITO DE LOS HECHOS ACONTECIDOS EN MALARGÜE.

Padre Pato Gomez de Malargüe defiende de peloutherieces

Como sucede habitualmente cuando –de tanto en tanto y cada vez con menor frecuencia- un miembro de la Iglesia Católica realiza un acto en defensa de su fe vilipendiada, los medios masivos de comunicación se han ocupado de demonizar a quien protagonizara dicho acto, en este caso el Pbro. Jorge Gómez, y lo han hecho deformando lo sucedido, manipulando declaraciones, en ocasiones mintiendo, e invocando –venga o no a cuenta- los lugares comunes que la ideología progresista emplea frente a este tipo de sucesos.

Este progresismo cultural del que participa una gran parte del periodismo y que signa el triste escenario político de la actualidad, ejerce hoy un auténtico totalitarismo, subrepticio, silencioso, incruento, pero no por ello menos eficaz. Cuando el enemigo a combatir asoma la cabeza, se levanta con vehemencia la coalición progresista del canal público y del grupo Clarín, del intendente de Rivadavia y del presidente del Inadi, del kirchnerismo, y de todas las fuerzas políticas opositoras que se dicen progresistas. Y el enemigo que se debe eliminar –se admita o no- para este totalitarismo hodierno es el catolicismo: sus fórmulas son “antidemocráticas”, las palabras de su fundador Jesucristo son “apología del delito”, los pocos actos de defensa de la fe que algunos de sus fieles realizan frente a la ofensa desembozada y desenfadada a todo lo sagrado son “censura dictatorial” o “provocación”. La figura, otrora egregia, de San Francisco de Asís, resulta ser ahora –de acuerdo a los artistas de la mentada coalición devenidos en catedráticos de psicología y de moral- un reprimido sexual. Poco falta para que la Madre Teresa de Calcuta pase a ser una opresora de los pobres y hambrientos a quienes cuidaba y daba de comer solo para poder dominarlos y manipularlos con mayor eficacia.

Ahora bien, lo que hace o dice un católico que todavía ama a nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia y que, por lo mismo, reacciona como reaccionaría cualquier bien nacido cuando mienten y ofenden aquello que ama, eso sí es digno de censura para los enemigos mortales de la censura. El catolicismo genuinamente expresado: esa es la única “opinión” prohibida para quienes siguen repitiendo todavía “prohibido prohibir”, “amor libre”.

Los mismos mentores del “amor libre” y del “prohibido prohibir” (consignas –sea dicho de paso- bajo las cuales, siguiendo una lógica implacable, hoy se ha llegado en algunos países como Holanda, a proponer la legalización de la pedofilia) son los mismos que hoy se rasgan las vestiduras cuando este noble y sencillo sacerdote recuerda a nuestras inteligencias aletargadas y olvidadas de nuestra condición de seres espirituales, la importancia primaria que tienen las realidades sobrenaturales para nuestras vidas.

Sin dejar de condenar con infinita repulsión y vehemencia la violación, nos recuerda que el alejamiento de Dios por parte de los hombres, es la condición de posibilidad del aumento creciente de aberraciones como la de violar a una hija. Este mismo sacerdote, a quien la hipocresía mediática y oficial quiere sindicar como apologista del delito, era seguramente uno de los pocos que, en los tan llevados y traídos casos de aborto por violación, recordaba que el culpable era el violador y no el niño por nacer, a diferencia de los “progres” a quienes solo se escuchó, en aquellas ocasiones, parlotear en pro de la eliminación de este último.

Los mismos “progres” que hoy han llegado a decir, en el colmo de la estupidez y de la malicia, que el Padre “Pato” considera que no es grave la violación a un niño. Para estos “progres”, el violador, en aquellos casos, era un actor secundario, tan sin importancia que ni siquiera lo mencionaban; el culpable real de los males de la mujer era, de hecho, el niño por nacer, puesto que a él buscaban eliminar.

Ahora resulta que ellos, los mismos a quienes no se escuchó condenar al violador con la misma vehemencia con que condenan hoy al Padre Pato, sino alegar en pro de la condena de un niño inocente, ellos son los que se rasgan las vestiduras por el testimonio de fe de un sacerdote que, a la par que resalta la importancia primaria de Dios en la vida de los seres humanos, condena sin atenuantes el pecado gravísimo de la violación y del abuso. Los mismos pecados que el Santo Padre Benedicto XVI no ha tenido y no tiene empacho en castigar ejemplarmente, como es de público conocimiento, si son miembros de la Iglesia los que los cometen. Vaya esta última aclaración en respuesta al remanido lugar común que se utiliza siempre en estas ocasiones, señalando los pecados sexuales de miembros de la Iglesia. Ha sido el Santo Padre el primero en señalarlos y el primero en castigarlos.

Por todo lo dicho, laicos independientes de la zona de Cuyo nucleados en las agrupaciones abajo firmantes, manifiestan un profundo repudio a la manipulación mediática de los hechos acontecidos en el departamento mendocino de Malargüe, y brindan todo su apoyo al sacerdote católico que defendió la fe de nuestro pueblo y nos recordó la importancia primaria que las realidades sobrenaturales tienen para nuestras vidas. Solo los hombres que tienen a Dios y a los valores espirituales como la norma suprema de sus vidas, son los que podrán reconstruir la Patria y defenderla de violadores y malvivientes

Laicos de Malargüe.

Grupo Universitario Santo Tomás Moro (San Luis)

Grupo Universitario Santo Tomás Moro (San Rafael)

CIDEPROF (San Rafael)

Grupo Scout San José Nº 279  (Gral Alvear)

Grupo San Ignacio de Loyola - Bowen - Mendoza

Agrupación Óbolo (Gral. Alvear)

Grupo Ser Más (Gral. Alvear).

Grupo de Formación Ciudadana (Gral. Alvear)

NOTA: El texto es transcripto íntegramente. Los textos resaltados pertenecen a Diario Pregón de La Plata

 

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