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lunes, 9 de mayo de 2011

LOS FRENOS DEL NACIONALISMO CATÓLICO

Jordan Bruno Genta

Por Emilio Nazar Kasbo

Hay un problema grave con el nacionalismo católico.

Si eventualmente surgiera una empresa común, no sería apoyada jamás por la extremosa diversidad de criterios en lo que muchas veces son sutilezas. De allí al quite de colaboración, que produce al que desee restaurar la Patria el tener que acudir a personas menos ortodoxas (o heterodoxas) para alcanzar el objetivo planteado.

Y al alcanzar el objetivo de la mano de los mismos, éstos reclamarán "su parte" que el nacionalismo católico niega. Visto así, el nacionalismo católico se convierte en una cierta parálisis de crítica sin propuesta.

¡Ni el espanto nos une! ¿Nos hemos ya acostumbrado al espanto?

Algo no funciona... ¿o me equivoco en el planteo?

El nacionalismo católico no acepta aliados, y por tanto queda relegado a un grupo de "caciques"...

Como decía un primo nacido en Bagdad: "si todos son emires, quién conducirá los caballos".

Existe una élite muy valiosa de nacionalistas católicos, todos peleados y con acusaciones recíprocas fundadas e infundadas, e incluso difamados entre sí.

Más valiera recordar la famosa fábula del padre con las ramas que los hijos por separado no podían partir pero que dividiendolas entre ellos lograban hacerlo ¿la recuerda? Así estamos, todos frente al conjunto de ramas que separadamente ninguno puede partir, aguardando a ver quién podrá partirlas, lo cual no está al alcance de ninguno.

Todos quieren ser seguidos, ninguno quiere servir. Pero a la vez se critica a quien quiere servirse del poder.

Cada nacionalista católico es un Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, y eso es bueno. Sólo que no está en la posición que tuvo el Caudillo argentino. Y es ahí donde falla.

¿Qué estamos haciendo los nacionalistas católicos? ¿Qué estamos esperando?

Vivimos rodeados, perdidos en una montaña de nieve, y ya han anunciado que nadie vendrá en nuestro rescate. Así estuvieron los rugbiers uruguayos cuando su avión cayó en los Andes. Cuando se dieron cuenta de su real situación, cuando escucharon por radio que nadie los socorrería, se organizaron, se dividieron en grupos para salir ellos en busca de la solución, ¡y la hallaron! Cristo los guió, aunque algunos después renegaron de las vivencias de aquellos momentos. ¿Por qué no podremos nosotros hallar la salida?

Indudablemente, la Patria sólo podrá ser restarurada por el Nacionalismo Católico. Pero ¿cómo llegar a un acuerdo entre todos los que están en desacuerdo y se critican entre sí, interesados todos en que se reestablezca el orden y la racionalidad, hasta el mero sentido común?

Todo un misterio. Sólo pido a la Providencia que nos saque de este atolladero. Sirvan sólo estas palabras para expresar mi punto de vista sobre la cuestión, ya que cada Nacionalista Católico sabe cómo y por qué se restaura la Patria, pero parece que no tienen "ni el Enque ni el Conque", como decía Genta. ¿Qué significaba con esas palabras enigmáticas con que el Sócrates argentino respondía a los fragoteros golpistas que le preguntaban por movimientos militares? Lo que en vida de él ninguno entendió: que la Patria se restaura POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL.

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