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domingo, 18 de septiembre de 2011

DECONSTRUCCIÓN: LA ESENCIA Y LA DESNATURALIZACIÓN DEL ENTE, EN LA FAMILIA Y EN LA LITURGIA CATÓLICA



Por Emilio Nazar Kasbo

Hay quienes ven correcto que se hable de esencia de hombre o de mujer… cuando de perfumes se trata. Pero el aspecto filosófico de la esencia abarca mucho más que ese dato técnico y cultural, porque la esencia es metafísica.  
    
    
MODERNISMO Y DECONSTRUCCIÓN
Abordaremos la cuestión que plantea el pensamiento deconstructivo actual, que se constituye en una antimetafísica para ser aplicada por el Catolicismo a los efectos de su propia deformación. Pero el debate ha de elevarse a la metafísica, a adentrarnos en la esencia y sus implicancias, especialmente en lo que hace al hombre, a la mujer y a la familia. Proyectaremos además las consecuencias de la deconstrucción de la familia en el futuro. Finalmente, analizaremos cómo se puede deconstruir la Liturgia y cómo se desnaturaliza un ente.
La deconstrucción y el postdeconstruccionismo es el nombre que actualmente recibe la corriente modernista que fue condenada por San Pío X en la Encíclica Pascendi. Se trata de "la suma de todas las herejías".
La deconstrucción y el postdeconstruccionismo pretenden constituirse en la base metafísica (o mejor dicho, antimetafísica) para ser utilizada por el Catolicismo como una "vía alternativa de conocimiento" para la Evangelización. ¿Es esto posible, sin renunciar a la Tradición? Precisamente, el deconstruccionismo busca el reconocimiento íntegro de la Tradición para su completo rechazo. Toda una contradicción al sentido común, que sin embargo muchos no advierten. En realidad, se trata de la misma "libre interpretación" del sacerdote católico apóstata Martín Lutero, que ha sido condenada por el Magisterio de la Iglesia como herejía, pero que esta vez pretende implantarse desde el interior del Catolicismo para su "autodeconstrucción" o "autodeclosión".

DECONSTRUIR
El movimiento de pensadores llamados “deconstruccionistas”, tiene en claro, por otras vías, que la esencia no puede ser destruida. Pero ha descubierto el poder de la desnaturalización.
Deconstruir es un vocablo que podríamos describir como el acto de desfigurar el ser de algo, desnaturalizar. Aplicado a la Fe Católica, implicaría que el mismo Catolicismo atente contra la Tradición recibida de Jesucristo, apostatando conscientemente de la Fe y de la Redención. Deconstruir el Catolicismo, es pretender elaborar una “iglesia de Judas Iscariote”, una Iglesia que traiciona a Jesucristo con un beso.
Una frase de Jean-Luc Nancy en su libro “La declosión (Deconstrucción del cristianismo, 1)”, sintetiza toda esa línea de pensamiento (que no podemos calificar como filosófica porque parte de principios que atentan contra el sentido común, desarrolla sus ideas de modo contrario a la lógica, y acaba en conclusiones que contradicen y dañan a la Teología, motivo por el cual jamás puede alcanzar la Sabiduría filosófica): “Querría más bien que la Iglesia aboliera lo que ha conservado” (Ed. La Cebra, Lanús, Buenos Aires, 2008, p. 20).
Efectivamente, no buscan estos pensadores la elaboración de una “teología atea”, de la elaboración de una “ateología”, sino de que la Teología apostate, de quitar toda base humana a la Iglesia para mundanizarla, de desviar todo el mensaje espiritual de Jesucristo para cometer con Él lo mismo que cuando estuvo presente en este mundo: burlarse, castigarlo, escupirlo, golpearlo, arrancarle los pelos de la barba, rifar su manto y crucificarlo buscando de ese modo su completa desaparición.

LA ESENCIA
Definía Jordán Bruno Genta a la esencia como la “cifra de eternidad que Dios ha puesto en las cosas”. Precisamente, es lo que hace que una cosa sea eso y no otra cosa, a la vez que participa en todo lo bueno que posee de la misma Bondad Absoluta de Dios que la ha creado.
Veamos entonces el caso práctico, cómo es la esencia en el caso del hombre y de la mujer.
La esencia de la persona humana es ser un animal racional (en el sentido de poseer una biología corpórea a la vez que un alma espiritual). Tanto el varón como la mujer, son esa unión sustancial de cuerpo y alma espiritual. Tanto el varón como la mujer participan de esa misma esencia; sin embargo, el varón tiene una esencia propia que lo distingue de la mujer, y viceversa.
 
ESENCIA DE HOMBRE O DE MUJER
Ahora bien ¿qué significa esto? Que esencialmente un varón siempre será un varón, dado que siempre será una biología espiritual (para que quede más clara la esencia lo expreso de este modo). El varón tendrá una biología y una psicología viril, así como una espiritualidad acorde.
¿Y la mujer? Aun compartiendo la misma esencia, de donde proviene la igual dignidad entre ambos, tendrá una biología y una psicología femenina, así como una espiritualidad acorde.
Ambos, varones y mujeres, compartimos la misma esencia, pero somos distintos. A esa distinción, llamamos naturaleza, que es la esencia operando concretamente. La igual dignidad de ambos proviene de la igualdad en la esencia, pero en la naturaleza hay diferencias: no es lo mismo la naturaleza del varón que la de mujer (que esencialmente son "hombre" en el sentido de la inicial definición).
  
 
LA DESNATURALIZACIÓN
Ahora bien, podemos definir al varón y la mujer, en concordancia con sus dos esencias diversas, con dos naturalezas también diversas que corresponden a la respectiva esencia.
El varón es ser humano de sexo masculino, siendo esta su esencia. Mujer es la persona de sexo femenino. No existen alternativas en ello, ya que la diferencia en este aspecto es esencial. Por otra parte, antropológicamente existe una armonía entre el dato biológico con el psicológico, con el sociológico y con el espiritual.
Y ahora viene el supuesto de una hipótesis sobre temas de actualidad que a Aristóteles jamás pudieron habérsele cruzado por la mente como realidades, ya que lo máximo a lo que podía aspirar él en su momento era a una literatura de "ciencia ficción" de su época (como la fantasía de los ovnis modernos, por ejemplo), a lo cual llamaban "mitos". Veamos el ejemplo: un varón lo es ya desde su concepción y nace varón, con biología, psicología y espiritualidad de varón, pero alguien puede realizarle una operación para que aparezca como una mujer, colocarle hormonas femeninas para que aparente el desarrollo de una mujer, educarlo como una mujer, darle modales de una mujer, e incluso que se arregle, pinte y vista como mujer ¿Acaso habrá cambiado su esencia de varón, tras haberse realizado todo eso? La respuesta es negativa.
El alma viril, así como el alma femenina en su caso, siempre estará determinada por su psicología, y el cuerpo siempre responderá a movimientos viriles (o femeninos en el caso de las mujeres) debido a su biología. Pero no acaba todo allí: la espiritualidad de la persona será dañada porque un varón jamás podrá asumir una espiritualidad femenina por carecer de semejante espíritu, lo mismo que una mujer jamás podrá asumir una espiritualidad masculina. Por ello, a la homosexualidad se la llama "contra natura", porque atenta contra la naturaleza. Si atentara contra la esencia, directamente habría desaparecido, se habría extinguido. Es decir, un ser que tiene una esencia, puede ser desnaturalizado, y tal desnaturalización obra exclusivamente en la órbita de la naturaleza del ser concreto, pero no de su esencia.
 
DECONSTRUCCIÓN DE LA FAMILIA
El ejemplo que daremos ahora, proviene de la biología. La ciencia indica que existen modificaciones dentro de las especies, pero no una "evolución" de las mismas, lo cual tiene una explicación filosófica.
Supongamos hipotéticamente que alguien dijera que se produjo un salto del ratón al murciélago: entonces el hijo de un ratón dejó de ser ratón (no le cabe la definición de ratón) porque ese hijo “alado” del ratón en realidad es un murciélago (que no comparte la esencia del ratón), y por tanto tiene una esencia distinta del ratón. Dado que ese ser murciélago es un murciélago y no un ratón, se trata no de una "evolución", sino de dos esencias diversas que señalan dos seres diversos. La naturaleza del ratón no es la naturaleza del murciélago, ya que ambas difieren en el ser y en su esencia.
¿Cómo es la esencia de la autoridad en una familia? En el caso del matrimonio, el cual tiene su esencia: "unión de un hombre y una mujer, consorcio de toda la vida, comunicación del Derecho Divino y humano". En esta definición entran el matrimonio de Adán y Eva, el matrimonio de Job, la Sagrada Familia, el matrimonio Quattrocchi (Luigi y María Corsini Beltrame Quattrocchi), así como también "la familia Ingalls", "los locos Adams" o "la familia Simpson"... Ahora bien: en este caso, cuando lo esencial difiere, ya no se está hablando de Matrimonio, sino de otra cosa (es decir, hablar de "matrimonio homosexual" implica referirse a una esencia inexistente). Pero aun así (descartada la unión antinatural), los Adams o los Simpson son imaginarias desfiguraciones de la naturaleza que pretenden una ulterior encarnación en la realidad, son desvíos de la naturaleza que responden a un desorden que indica la autodemolición del ser.
  
CAMBIOS EN LA FAMILIA
Hay costumbres que no favorecen la santidad del matrimonio, porque responden a una desnaturalización del mismo. A mayor grado de desnaturalización, mayores dificultades se hallarán para lograr la santidad. Y precisamente de eso se trata. La Felicidad sólo puede hallarse en la santidad, pero la santidad no puede contradecir a la naturaleza, que expresa la inmutable e indestructible esencia dada directamente por Dios.
La mujer que procura el sustento cotidiano fuera del hogar mientras el varón pretende suplir a la mujer en la casa y el cuidado de los hijos, o un matrimonio donde ambos viven fuera del hogar, enviando a los hijos a colegios durante toda la jornada para verse exclusivamente por la noche cuando están agotados, por la mañana cuando están dormidos, y durante el fin de semana cuando los hijos además son considerados una molesta carga, es desnaturalizar la familia porque la educación y formación de los hijos queda en manos de personas ajenas.
La familia ha sido objeto de una “deconstrucción”. Existen muchos testimonios de la importancia de la familia en el medioevo, sobre todo de los santos, del hombre que trabajaba y de la mujer ama de casa como primera educadora en el hogar, que además en numerosos casos llegaba a desarrollar una importante cultura, negada por la “leyenda negra” sobre la “oscura” Edad Media. El cristianismo era el centro vital cotidiano de la familia y de cada persona, y la vida era iluminada por la alabanza a Dios y el ofrecimiento de los humanos padeceres que jamás han faltado.
  
 
CAMBIOS EN LA MUJER
La eliminación de los gremios medievales implicó el abandono de la familia a su propia suerte. El trabajo fue sujetado a la “ley de la oferta y la demanda”, como si fuese una mercancía más, y así surgió la Revolución Industrial. Las familias, sujetas al hambre y la miseria, debieron emplearse en alguna labor, y así surgió la explotación del trabajador, de la mujer y de los niños. Para conseguir el sustento cotidiano, hubo un principio de destrucción de la familia.
Luego siguió la “revolución marxista”, que analizó a la Edad Media con criterios materialistas que jamás fueron tenidos en cuenta en aquellos gloriosos tiempos, pretendiendo que la Historia entre los cristianos donde impera la Caridad es en realidad una lucha de intrigas por alcanzar el poder. La misma familia fue objeto de crítica, y las revoluciones políticas de tinte marxista incluso pretendieron su disolución.
Por otro lado, los países no comunistas sujetaron a la mujer no trabajadora a la moda, llevándola a extremos exhibicionistas, así como le fue inserto el germen de la actitud como mujer “contestataria” que pretende imponerse en la sociedad con sus propias contradicciones. Por su “libre albedrío”, la mujer dejó de querer serlo, esperando hallar la Felicidad en la misma conducta que al hombre hace Feliz. Así surgió la “moda unisex”.
 
ACTUALIDAD Y FUTURO DE LA FAMILIA
Pero como no es posible a la mujer hallar su Felicidad fuera de su propia naturaleza, la mujer se convierte en una infeliz. Así fue imponiéndose socialmente, en una actitud que contradice las enseñanzas de San Pablo para el Matrimonio. La mujer se sometió de ese modo a las bajas pasiones de la lujuria del varón, y al pretender su “independencia” sin Dios ni varón, ni familia ni obligaciones, acabó cayendo en la “generación hippie”, donde la mujer no se “libera”, sino que acaba como objeto del varón que la usa.
Harta la mujer de ello, y siempre acompañada por el bombardeo de medios de comunicación cada vez más difundidos, surgió la reivindicación del feminismo en su orientación lésbico-abortista, elevando como modelo de mujer a lo más antinatural. Efectivamente, ha sido más fácil “deconstruir” a la mujer que al varón, que en general en tanto respete el Orden Natural puede no caer más que en el amaneramiento de haber sido criado en un ambiente femenino y sin padre, pero que guarda en su interior todas las características del varón en lo biológico, lo psicológico, lo social y lo espiritual.
En medio de esta revolución, se perfila el futuro de engendrar hijos de modo artificial, asimilando la sociedad humana a una colmena o a un hormiguero, en que la mujer reniega de la maternidad, o pretende la maternidad a toda costa, aun de lo artificial. De allí por lógica surge la familia artificial, en que los hijos no son fruto del amor entre los cónyuges, sino de un capricho humano unido al uso de recursos tecnológicos. La familia artificial, compuesta por integrantes artificiales, cuya felicidad artificial está dada en el cumplimiento de sus propios caprichos en la búsqueda del confort sin complicaciones, sin más sentido en la vida que el propio hedonismo individualista. Interiormente, la angustia es la esencia del criterio inmanentista de vida.
Mientras esto que es artificial es descripto como una realidad comprobable, no deja tampoco de ser una realidad la familia católica, fundada sobre la Roca que es Jesucristo, en la cual se siguen las enseñanzas de San Pablo, con la Autoridad del varón que rige a la familia como Jesucristo, apacentando sus ovejas con vara de hierro, y con la mujer que se somete a la Caridad del varón en el matrimonio, fundando una comunidad de Amor con el natural nacimiento de los hijos. Personas que tienen una Historia familiar y tradiciones propias, que son transmitidas de padres a hijos, de una generación a otra, transmitiendo principalmente el espíritu católico. Allí se encuentra la Felicidad de la mujer siendo mujer, y la Felicidad del varón siendo lo que es.
Resulta imposible ir contra la esencia de un ser. Lo que efectivamente es posible, es atentar contra su naturaleza, desnaturalizarlo.
   

¿DESNATURALIZAR LA LITURGIA?
Veamos los principios comentados, aplicados a la Liturgia. La Misa tiene una esencia, que opera en diversos Ritos que la Iglesia Católica ha aprobado en la Tradición.
Que haya un Ofertorio, que se realice la Liturgia de la Palabra, y que se pronuncien las palabras para que haya Transubstanciación del pan ácimo y el vino, y la posterior Comunión (no soy liturgista, aclaro, pero trato de describir las partes más básicas de la Misa), el hecho de que todo ello se realice, responderá a la esencia de la Misa. Pero eso no significa que no pueda ser desnaturalizada. ¿Cómo es posible desnaturalizar una Misa?
La respuesta es muy simple: igual que el ejemplo anterior en que el Ente (esencia y Ser) en su operación, en su acto de ser, obra de modo opuesto en orden a la aniquilación de su mismo ser. Tomar los elementos esenciales de la Misa, y transmutarlos introduciéndolos en marcos “deconstruccionistas” como puede ser un carnaval, un recital de rock o una parodia teatral, es desnaturalizar la Misa. Inventar un marco para la Misa que guardando lo esencial la descontextualice, la deforme, la pervierta, es “deconstruirla”. Esto implicará cuando menos un abuso litúrgico, pero en su grado máximo se convierte en un evidente sacrilegio, una blasfemia, una gravísima ofensa a Cristo de la cual sus autores y cómplices algún día deberán responder ante Dios.
Afirmar que por ejemplo la Santa Misa es una "fiesta", o que la "Misa" es el Jueves Santo (antes de la Pasión de Jesucristo y de su Resurrección Pascual), es desnaturalizar la Misa como Sacrificio. Convertir la Misa en una "fiesta", para "alegría" del asistente, es como estar bailando y festejando mientras Jesús vive el Vía Crucis. Todo un contrasentido. Por otra parte, considerar que la Misa es la celebración de la Última Cena es judaizar la Liturgia despojándola del Sacrificio de Cristo que la eleva a Sacramento. A estos ejemplos, se les puede sumar numerosos casos de abusos litúrgicos, tan apreciados por algunos movimientos católicos altamente difundidos, que deben indudablemente revisar su pensamiento y juicio propio en esta materia.
Si conservando lo esencial de la Liturgia se daña lo recibido por Tradición, si se lo despoja de todo lo considerado como accesorio, o si a lo esencial se le agregan elementos que descontextualizan la Liturgia, nos hallaremos ante la deconstrucción del culto a Dios.

CÓMO SE DESNATURALIZA
Existe una vinculación entre la desnaturalización y la causa final del ente. Un sillón Luis XVI es propio y adecuado para un monarca, para su autoridad, para su jerarquía, para su función. Pero si a un sillón Luis XVI se lo despoja de sus características, hasta dejar el esqueleto de una silla, diremos que no ha cambiado ni su esencia ni su naturaleza como silla. Pero ya no es un sillón Luis XVI: ESA ES LA DESNATURALIZACIÓN EN EL SER concreto.
Si a ese sillón Luis XVI se le quita todo lo que tiene de característico, se alisa lo trabajado de la madera, se cambia todo lo artesanal de su confección, se cambian sus tejidos por una cuerina barata... en tanto que antes era un sillón que sería propio de un monarca, acaba teniendo el mismo destino de un cajón de manzanas utilizado como asiento.
Hacer sentar a un monarca sobre un cajón de manzanas no desmerece al monarca... desmerece a quien se lo ofrece pudiendo dar algo mejor
Decir que la esencia de la silla se conserva tanto en el cajón de manzanas como en el sillón Luis XVI, es olvidar que Luis XVI y su esposa María Antonieta fueron Reyes.
Lo mismo en la Misa, por ejemplo: Se puede despojar a la Misa de todo "lo accesorio". Seguirá habiendo Misa, Ofertorio, Liturgia de la Palabra y Transubstanciación, pero... como dice el tango: "una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa". Indudablemente, se estará ofendiendo a Dios con semejantes actitudes, ya que se constituirían en una burla a la Majestuosidad que merece su culto, su Liturgia.
Efectivamente, la desnaturalización implica una afectación de la causa final: lo que es para Dios, se tergiversa y se convierte en algo humano; lo que es para un monarca, se tergiversa y se convierte en un elemento indigno a la condición del mismo.
Sucede lo mismo con la Teología Católica, cuando la misma es “deconstruida” para convertir al hombre en su centro, para inmanentizarla, para buscar elementos que le hagan renegar de la Tradición recibida de Jesucristo mismo, cuando desde una conclusión buscada de antemano que contradice la Tradición se pretende hallar antecedentes en la Biblia o el Magisterio que avalen su propia contradicción, denigrando lo Sublime, dando a Dios la ofrenda de Caín.
Con solo imaginar el caso del sillón Luis XVI, es suficiente…
   



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