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viernes, 28 de octubre de 2011

EL NACIONALISMO ANTE LAS ELECCIONES DEL 23 DE OCTUBRE: POR UNA NUEVA RECONQUISTA



      El circo electoral ha vomitado su veredicto. Todos los que participan del “reparto” callan las miserias de un sistema inmoral porque se benefician del mismo. Los que hoy no han sido beneficiados por el sufragio hacen silencio, a la espera de su turno, en la próxima oportunidad electoral. Oficialismo y oposición cuentan sus votos obtenidos mediante la manipulación y la mentira, la hipocresía y el engaño, las promesas electorales y el soborno mediático. Unos y otros aspiran a su parte del botín.
     El sistema demoliberal está basado en una triple mentira: la mentira de la soberanía popular, por la cual se le hace creer al electorado que puede otorgar o transmitir un poder del que carece; la mentira de la representatividad de los partidos políticos, transformados por la fuerza en únicos y obligatorios vehículos de representación política, y la mentira de que la mayoría de electores es infalible.
     Nunca hemos creído en el régimen liberal partidocrático. Nunca hemos aceptado sus reglas de juego. Ni por convicción ni por conveniencia. No convalidamos la pantomima partidocrática.
     No nos resignamos a ver nuestra nación postrada a merced de una banda de facinerosos que se enriquecen a costa del esfuerzo general, mientras declaman la existencia de un “modelo nacional y popular”, máscara bajo la cual ocultan sus inconfesables intenciones. No permaneceremos inmóviles a la espera de otro turno presidencial que será más de lo mismo, pues un sistema corrupto y corruptor sólo engendra gobiernos corruptos. Nosotros eliminaremos el botín. No nos quedaremos maniatados a la espera de que un nuevo corrupto sustituya a la corrupta actual. Nosotros reivindicaremos los puestos de gobierno como sitios de servicio a la comunidad, y no de turno para el latrocinio.  
     No nos resignamos a una seguidilla de turnos electorales en la que se alternen los que más prometan, más subsidien, y más roben.
     No nos resignamos a pensar desde el egoísmo personal del que quiere seguir disfrutando de su puesto público; de su “plan”; de comprarse en cuotas el más moderno artefacto electrónico; del asistencialismo o del clientelismo más desvergonzado. Queremos argentinos dignos en una Patria digna. No meros “clientes” del gobierno de turno.
     No nos importa la suma de votos que refleja el cambiante sentimiento de la multitud, exteriorizada cobardemente en el sufragio anónimo. Nos importan aquellos capaces de dar testimonio, hasta con su propia vida, de lo que piensan, creen y defienden.
     Lucharemos contra la “amnesia” oportunista de los jueces dóciles a los mandatos de la neoguerrilla enquistada en el poder, que han decidido olvidar el ataque sufrido por la Nación Argentina de parte de la subversión marxista y hoy condenan a los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad que libraron el combate en defensa de toda la sociedad contra el terrorismo que quería dominarla. Para los jueces prevaricadores pronto llegará el día de la verdadera justicia. Y para los miembros de la Corte que han avalado procesos contra toda razón y principio, el escarnio que les cabe a los magistrados que venden sus almas.
     Reivindicaremos el orden natural frente a tanta degeneración y escarnio de la familia argentina: El matrimonio entre un hombre y una mujer; el respeto de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos.
     Nos opondremos a la tergiversación de la historia reciente; al encumbramiento político de los dirigentes terroristas de ayer; a la inmoralidad de los funcionarios enriquecidos por medio de la coima y el soborno, y al desfile obsceno de todas las perversiones.  
     A la fuerza del voto pusilánime le opondremos el ímpetu de la militancia valerosa, para disputarle la calle al kirchnerismo, al progresismo en cualquiera de sus múltiples disfraces, a la izquierda en todos sus matices, al liberalismo ciego y cobarde, a las huestes de los diversos caudillejos provinciales que dominan a sus votantes con el dinero público.
     Hasta que la Revolución Nacionalista le devuelva a nuestra querida Argentina el honor, la decencia y la justicia; el imperio del orden natural; el respeto a Dios y a sus leyes; la seguridad y el orden públicos; la soberanía sobre sus recursos y la autonomía sobre sus decisiones; el reconocimiento del trabajo digno y del salario bien ganado; la equidad entre los diversos sectores sociales y económicos; la representación de los órganos naturales de la sociedad; fuerzas armadas que estén espiritual y materialmente en condiciones de defender nuestro territorio y nuestro destino; jueces probos e independientes que castiguen a los delincuentes e impidan el avasallamiento de los derechos de los ciudadanos por parte de los poderes o de los particulares.

ARGENTINO: NO TE RINDAS
LA PATRIA TE LLAMA A UNA NUEVA RECONQUISTA

VANGUARDIA
DE LA JUVENTUD NACIONALISTA
vanguardia1@argentina.com

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