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sábado, 5 de noviembre de 2011

ADELANTAN QUE ARANCEDO SUCEDERÁ A BERGOGLIO, PARA DAR LA MANO A SCHOKLENDER, BONAFINI Y DE VIDO




Por Emilio Nazar Kasbo
Según publicó el promasónico diario La Nación, con nota firmada por el distinguido Mariano de Vedia, el próximo sucesor de Jorge Mario Bergoglio como titular del Episcopado será José María Arancedo.
 
“LA FIJA”
Así como fue adelantada la victoria electoral de Cristina Fernández Wilhelm viuda de Kirchner, incluyendo porcentajes, difundiéndose en el mismo momento en que cerraba la votación el porcentaje de tal victoria y diez minutos más tarde la composición de la Cámara de Diputados y de Senadores de la Nación, del mismo modo ahora se predice quién será el próximo Presidente del Episcopado.
Los motivos de que el sucesor sea Arancedo, son dados en una especie de elogio del currículum del mismo, presentado como “el más firme candidato” (¿del Espíritu Santo?). El mismo es actualmente arzobispo de Santa Fe, y vicepresidente segundo del Episcopado, y “marcaría una continuidad en el rumbo pastoral y político de la Iglesia”, pero surge la pregunta:
¿Qué cambio “en el rumbo pastoral y político” tendría la Iglesia si asumiera por ejemplo Mons. Héctor Aguer, el arzobispo de La Plata quien además es más joven que Mons. Arancedo (de 71 años).?

ARANCEDO PRESIDENTE
Arancedo ha sido calificado por Mitre como “un hombre mesurado, con fuerte vocación al diálogo”, que además es “primo hermano del ex presidente Raúl Alfonsín, tiene buena relación con el Gobierno y con sectores políticos y sociales”.
Además, su “línea” es marcada por Estanislao Karlic, Eduardo Mirás y Bergoglio, según el referido autor de la nota, a la vez que expone como mérito el hecho de que “en noviembre de 2009, coincidió con Cristina Kirchner en Roma, al participar junto con el Papa”.
Al respecto, es importante destacar que en su último viaje, y a pesar de las gestiones realizadas, la Presidente no fue recibida por Benedicto XVI, a mientras se producen cambios en la Nunciatura Argentina.

A PURO ELOGIO
Además, continúa Mitre sosteniendo que “el Gobierno ha dado una buena señal a la Iglesia, al quitar su respaldo al frustrado dictamen sobre la despenalización del aborto que intentaron aprobar en el Congreso sectores de izquierda”, como si a cambio de ese detalle todos los Obispos de Argentina debieran entregarle en compensación a un adláter con quien negociar. Y todo el mundo sabe la cantidad de proyectos antivida que están en el Congreso, que tarde o temprano irán siendo aprobados por motivos que ut infra expongo.
A lo que llama La Nación “prudencia”, en realidad debe ser descrito como silencio e indiferencia ante las acciones que desde instancias gubernamentales se desarrollen, atentando contra la salud espiritual de los católicos del país.
Sostiene Mitre que “Arancedo es una de las voces que con mayor insistencia predica por la salud de las instituciones de la república y promueve la vía del diálogo para que el país "supere el estado de confrontación permanente". La prudencia es una de las virtudes que se le reconocen”.

LA TRIFECTA
Con el subtítulo “La nueva conducción”, el articulista pretende encasillar a todos los Obispos como si fuesen un sindicato o un partido político más. De hecho, consigna que la elección del Episcopado “se considera la instancia más democrática de la Iglesia”, cuando no existe nada más alejado de la realidad: Benedicto XVI tiene un libro publicado que precisamente se titula “La Iglesia” en que aclara que los Episcopados simplemente son una instancia de reunión para tratar problemáticas comunes, y no una escala intermedia entre el Papa y cada Obispo, ya que cada uno de ellos es sucesor de los Apóstoles con idéntica jerarquía que los demás.
Según Mitre, “de confirmarse la elección de Arancedo, quedarían por cubrir en el Episcopado las dos vicepresidencias. Surgen como posibles candidatos los arzobispos de Salta, Mario Cargnello, y de Corrientes, Andrés Stanovnik. En la secretaría general continuaría Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires y de extrema confianza de Bergoglio.” Asimismo dice que es “probable el regreso de Radrizzani a la comisión ejecutiva… También circula el nombre de Bressanelli”. Asimismo, desde La Nación se consigna que “para la Comisión de Pastoral Social tendría bastante adhesión Jorge Lozano (obispo de Gualeguaychú) y se cree que el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, continuaría en Educación”. Finalmente, adelanta que el martes próximo será el día de la elección, con voto electrónico.

PANORAMA NACIONAL
Efectivamente, reitera para concluir su nota que el día lunes “no faltará el análisis del nuevo escenario político, tras el triunfo electoral de Cristina Kirchner”. La Nación ya adelantó cómo estará configurado próximamente el Episcopado de ese modo.
Los próximos cuatro años de Gobierno oficialista, manejando el quórum prácticamente de ambas Cámaras, señala una fuerza muy grande en el aspecto político. Es cierto que durante la campaña electoral Cristina Fernández habló de diálogo, pero nuevas realidades se avecinan.
Todo en medio de las denuncias de corrupción que el mismo Sergio Schoklender realizó contra Hebe Pastor de Bonafini, contra Julio De Vido, contra Ricardo Jaime, contra toda una serie de funcionarios públicos, salpicando incluso a la misma familia presidencial, donde se mezclan los Derechos Humanos con actos de corrupción, a lo cual no escapa siquiera Estela de Carlotto de la época en que tuvo un incidente similar en ámbitos bonaerenses.
Pero no acaba todo allí. El Gobierno no tiene recursos económicos, y desde los organismos internacionales se condiciona el acceso a créditos a cambio de la aprobación de leyes antivida.

PASTORAL SOCIAL
Mientras tanto, ciertas realidades comienzan a golpear fuerte a las puertas de Argentina: una inflación oculta, una crisis internacional muy grave que se extiende de modo globalizado a todo el planeta, y condiciones económicas que son desfavorables a la economía y la política nacional.
A todo ello se suma el problema de la Deuda Externa y la Deuda Pública, ambas incuestionadas desde los responsables estratos políticos, que insumen un gran porcentaje del PBI.
Todo esto ha motivado que comiencen a cortarse los subsidios a empresas, pero tal decisión acabará imponiéndose como una realidad sobre los planes sociales que dejarán de tener capacidad adquisitiva, devorados por la inflación. Así, la cuestión social será cada vez más grave, mientras un 60% del país vive en la marginalidad y un 20% más apenas alcanza a vivir con lo justo, quedando el 20% restante para la clase económica media y alta. Tales realidades no son reconocidas por el Gobierno, pero la Iglesia con su contacto permanente con la feligresía la conoce muy bien.

EL ESPÍRITU SANTO
Efectivamente, es predecible una tormenta (más bien un tsunami) económico-social de ribetes políticos, tal como está produciéndose en Europa y comienza a darse en Estados Unidos, aunque en dichos casos se produce de modo anárquico. Los Gobiernos no tienen respuestas a semejante crisis integral, y sus consecuencias son imprevisibles.
El Gobierno necesita un Episcopado débil que lo secunde, necesita un Presidente del Episcopado capaz de dar la mano a Sergio Schocklender, a Hebe de Bonafini, a Julio De Vido y a su jefe: la Presidnete. Sí, el Gobierno necesita un “prudente” diplomático negociador, que arrastre en la Iglesia a una crisis que la Iglesia no ha producido, y a vincularla a personajes cuestionados de la farándula politiquera nacional. Tiempos muy difíciles se anuncian... o la corriente arrastra, o se rema contra la corriente, "mar adentro".
Los Obispos saben cómo se puede componer en Episcopado y el modo en que el mismo puede tener una uniformidad de criterios, y tal verdadera prudencia -no la de callar y vivir en retirada, que más bien puede ser pusilanimidad y cobardía-, prudencia en base al Don del Espíritu Santo de la Sabiduría basada en el Temor de Dios, ha de ser pedida como una Gracia.
Cualquier feligrés pedirá que esto no suceda, y que el Espíritu Santo ilumine al Episcopado para que se renueve la Evangelización de un modo independiente al de la politiquería y de lo que propugnan los medios de comunicación de masas, y en contra del “pensamiento único”. Que la Iglesia no sea manchada, ni señalada como cómplice, por problemas de los cuales no es responsable. Dios quiera que haya un Comité Ejecutivo de carácter en el Episcopado, e imploremos por ello al Espíritu Santo.
   

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